Hombres, imágenes y muñecos

Hombres, imágenes y muñecos
de Eduardo Pavlovsky
Centro Cultural de la Cooperación
Sala Raúl G. Tuñón
Av. Corrientes 1543, CABA
Del 25 de marzo al 13 de mayo
Sábados a las 22:15 hs.
Duración: 60'.

por Rubén Sacchi

No creo en las casualidades. Diversas causas, sí, pueden generar coincidencias producto de esa ley tan estudiada por los matemáticos, la Ley de Probabilidades, que el común de los mortales llamamos azar y al que nos entregamos resignados. Hablaba de coincidencias y no es menor el observar que, a horas de recordado el 41º aniversario de la última dictadura argentina, se estrene Hombres, imágenes y muñecos, obra del dramaturgo Tato Pavlovsky, en la que los poderes militar, eclesiástico y civil, pilares de aquel genocidio, son los protagonistas.




Un prestidigitador ¿ruso? que pide apagar los teléfonos celulares es el personaje ideal para que, "nada por aquí, nada por allá" mediante, todo pueda suceder. Y es así, porque la pieza en cuestión se inscribe en el género teatral del absurdo, pero dentro de la corriente vanguardista que sobrevoló la escena en los años 60.

Con sólo un mes en cartel, luego de su estreno en 1963, fue dejada en el olvido hasta que el investigador Jorge Dubatti la rescatara, junto a Camello sin anteojos, Circus-loquio, obras del mismo período, y la novela Dirección contraria de 1997, en el tomo VII de Teatro Completo (Atuel, 2010). Más de medio siglo no pudo envejecer el mensaje que atraviesa la obra, algo que no habla bien de nosotros como sociedad, en tanto las relaciones se basan en dominación y sometimiento.

Hombres como autómatas; muñecos como hombres y, por sobre todo ello, imágenes que crean el verdadero imaginario colectivo. La obra difumina las existencias y los protagonistas pasan a confundirse con títeres sin que pueda precisarse la identidad de quien manipula las marionetas. La práctica de la deconstrucción del lenguaje evidencia cómo dos procesos antagónicos pueden regirse con idéntico discurso, tal un cuadro que incluye en paralelo la toma de una fotografía y un fusilamiento. Pese a ser definida por el autor como "la más fragmentada" de sus obras, un hilo conductor evita que las diferentes situaciones aparezcan como inconexas o aisladas.

El trabajo técnico resulta impecable, con luces y sonido precisos y un vestuario por demás adecuado que refuerza la imagen que se intenta representar. La escenografía exhibe el minimalismo propio de un retablo en el que, más que el entorno, se hace hincapié en los muñecos y lo que estos generan en el espectador. Sin embargo, la frutilla del postre es el excelente trabajo actoral. No es fácil mostrar la torpeza y limitación de un fantoche con la destreza de movimientos necesaria para simularlas, mientras los rostros mantienen esa expresión de inocencia y perversión que dan una sensación ambigua a la platea y hablan de un gran trabajo de ensayo y marcación, delicia para quienes vemos la transpiración previa a cada función.

Hombres, imágenes y muñecos, como todo el teatro de este genial y comprometido dramaturgo, no es una obra fácil. Es teatro de vanguardia que aún hoy rezuma una fresca actualidad. Recomendable para tiempos en que toda la producción mediática ofrece productos ya masticados y digeridos, que pueden resultar ideales para bebés pero no para adultos que conocemos bien los estómagos de los que provienen.



Elenco

Juan Barreiro
María Fernández Vocos
Ramiro Gatti
Silvana Seewald
Cristian Thorsen

Equipo

Dirección: Daniel Dibiase - Sebastián Berenguer
Vestuario: Vera Rinaldi
Diseño de Luces: Matías Noval
Diseño Sonoro: Sebastián Berenguer
Utilería y arte cinético: Omar Mac Dougall
Prensa y comunicación: Ana Quiroga


Sobre el autor

Eduardo Tato Pavlovsky (Buenos Aires, 1933 - 2015)

Eduardo “Tato” Pavlovsky es uno de los máximos referentes del teatro político del siglo XX en Latinoamérica y uno de los grandes inspiradores teatrales. Su mirada de la realidad, la sensibilidad y el compromiso político-social de sus obras, y la imponente presencia escénica en sus actuaciones hacen de este director, actor y psicodramatista argentino un personaje emblemático de nuestra historia.
Tato Pavlovsky comienza su carrera como teatrista en los 50, y hacia el final de la década inicia su formación teatral en el instituto Nuevo Teatro, donde conoce a sus tres grandes profesores: Boero, Asquini y Conrado Ramonet.
En 1957 ve Esperando a Godot, de Samuel Beckett, en versión de Jorge Petraglia. Al descubrir la vanguardia, Pavlovsky, junto con otros compañeros, forman el Grupo Yenesí, en el que trabajarán autores como Arrabal, Ionesco, Beckett, Gámbaro.
Sus primeras obras son La espera trágica, escrita en 1961 y Somos, estrenada en 1962, a partir de las cuales se comienza a hablar de su teatro como “Teatro Total” o “Teatro del absurdo”: Por tal, Pavlovsky entendía un teatro de búsqueda, de intensidades, “que intente representarnos más auténticamente en nuestra realidad cotidiana, tan ajena de mensajes y discursos grandilocuentes”.


Sobre los directores

Daniel Dibiase (Buenos Aires, 1958)

Es actor y director de teatro. Comenzó sus estudios teatrales a principios de los 80 con Lito Cruz y Augusto Fernandes.
Como actor, participó en obras teatrales como “Marat Sade”, “Caligula”, “Galileo Galilei”, “Los indios estaban cabreros”, “La venganza de Don Mendo”, “El jardín de los cerezos”, “Escrito en el barro (Otelo)” —por la que fue nominado al premio Trinidad Guevara en 2007—, “Hamlet, el señor de los cielos”, “Alguien velará por mí”, “Te llevo en la sangre”, “Judith”, “El ángel del subsuelo”, “Amarillo”, “Tosco, la obra teatral”, “Todas las rayuelas”, bajo la dirección de Maestros como Rubén Szuchmacher, Villanueva Cosse, Rubén Pires, Andrés Bazzalo, Judith Enrique Dacal.
En cine actuó en “Moebius”, “Pizza, birra y faso”, “Garaje Olimpo”, “Crónica de una fuga”, “El manto de hiel”, entre otras, y en televisión participó en “De corazón”, “La nocturna”, “Vulnerables”, “El sodero de mi vida”, “Soy gitano”, “Chiquititas”, “Rebelde way”, “Dulce amor”, “Patito feo”, “Camino al amor”, “Entre caníbales”.
Ha dirigido obras como “Medea material”, “El jardín de los cerezos” y, en 2016, en el CCC, “Hombres, imágenes y muñecos”.
Del 2008 al 2014 fue coordinador Pedagógico de la Escuela de Formación Actoral del Municipio de Morón, y del 2014 al 2015 fue Director del Teatro Municipal de Morón “Gregorio de Laferrere”.


Sebastián Berenguer (Bahía Blanca, 1981)

Es director teatral, actor, músico y profesor de Artes en Teatro (Escuela de Teatro, Bahía Blanca). Se formó en dirección teatral con el maestro Augusto Fernandes, y en actuación con Eduardo Tato Pavlovsky, Beatriz Spelzini, Carolina González Antón, Cristian Drut, entre otros. Ha realizado cursos y seminarios de filosofía e historia teatral con Jorge Dubatti, y estudió Commedia dell Arte con Javier Tenías (Madrid, España).
Es fundador y coordinador del Espacio Cultural Independiente EPA (Bahía Blanca).
Ha dirigido numerosas obras teatrales: “Tosco, la obra teatral”, “El Títere”, “El Sr. Galíndez”, “El Abrazo”, “Historia del Zoo”, “El Acompañamiento”, “Claustro”, “Las personalidades de Samuel Yunque”, “Feliz navidad”, entre otras. En 2010 participó del homenaje a Tato Pavlovsky con la obra “Las personalidades de Samuel Yunque”, y en 2016, en el CCC, con “Hombres, imágenes y muñecos”.
Ha obtenido el premio al mejor espectáculo teatral con las obras “El Abrazo” (Guaminí, 2013) y “La historia del Zoo” (Bahía Blanca, 2015).

Sucesos Literarios Argentinos

Sucesos Literarios Argentinos
de Ana María Bovo
Centro Cultural de la Cooperación
Floreal Gorini
Sala Solidaridad
Av. Corrientes 1543, CABA
Domingos 20 hs.

por Rubén Sacchi

Una "librería de viejo" de la "calle que no duerme" es el espacio donde transcurre una historia que alberga otros seis vástagos. Esos establecimientos que los brasileños denominan más acertadamente "librería de sebo", haciendo referencia a la grasitud que, dedo tras dedo, quedó en sus páginas testimoniando la comunión de ese objeto con el hombre, eso que dio sentido a su existencia.
Allí, en el sótano, una empleada remeda la resistencia que Ray Bradbury pensó para los personajes de Fahrenheit 451 memorizando textos en vías de extinción que, ya sea por aplicación del canon de moda o vaya a saber por qué capricho editorial, no volverán a reeditarse. El fuego y el agua son dos elementos letales para esos volúmenes pero, como cualquier suceso que acontezca, están a merced de una plaga superior: el olvido.
Es una interesante propuesta que escapa al esquema tradicional de la narración oral, incursionando en el teatro en una suerte de caja china. Un decorado frugal, pero acorde permite jugar con paneles móviles y un manojo de objetos que ambientan perfectamente la escena, dejando a la narradora reposar sus pies en dos tomos de la mítica enciclopedia Monitor, que Salvat entregara en fascículos allá lejos, en los años 60.
La iluminación y el sonido acompañan muy bien la historia, reforzando un clima de profundo y placentero trabajo intelectual, en el que fluyen textos de Angel Vargas, Esther Cross, Daniel Moyano, Juan José Saer, Javier Villafañe e Isidoro Blaisten, que dan lugar al drama y a la risa sin solución de continuidad. Bovo, además, deja espacio para algunas menciones "al paso" y una recomendación especial: un escondido local, antes de Zivals, con una escalera de mármol, donde se consigue el long play de José María Vilches, recitando a Antonio Machado.






Los amantes de la literatura y la narración, seguramente se sentirán a sus anchas asistiendo a las funciones, pero también las disfrutarán quienes deseen experimentar una nueva oferta narrativo-teatral que les acerque otras voces y les siembre, indefectiblemente, la curiosidad por ahondar en las obras de los escritores referidos, lo que se traduce como el verdadero triunfo del narrador oral. 


Ficha técnico artística:

Autoría: Ana María Bovo
Actúa: Ana María Bovo
Diseño y realización de escenografía: Lina Boselli
Diseño de luces: Pigu Gomez, Carolina Rolandi
Fotografía: Pigu Gomez
Comunicación visual - CCC: Claudio Medin
Asistencia técnica: Josefina Darriba
Asistencia de dirección: Paula Broner, Bernardo Sabbioni
Producción ejecutiva: Paula Broner, Bernardo Sabbioni
Dirección general: Ana María Bovo
Prensa: Marcos Mutuverría - DucheZarate

ANA MARIA BOVO
30 años de profesión


En 2017 Ana María Bovo celebra 30 años de su labor profesional como  narradora de historias.

Desde sus primeras funciones en el subsuelo de la mítica librería Gandhi, aprendió que la paciencia es atributo fundamental para esta tarea, sobre todo, siendo una de las pioneras del género en la Argentina. Se dedicó entonces a esperar el "boca a boca" que replicara en la calle lo que ella hacía en el subsuelo, y así , poco a poco, fueron llegando sus primeros espectadores y tres años después , las primeros críticos.
Allí en Gandhi impartió también sus primeros Talleres de Narración Oral , y trabajó en la adaptación y reescritura de textos literarios para trasponerlos a la oralidad.
Desde entonces y tras recorrer muchos otros escenarios como por ejemplo  el del CCC y el del Maipo,  ha profundizado sus búsquedas.
Debutó como directora teatral con Emma Bovary, protagonizada por Julieta Díaz,.
Como dramaturga : incursionó en una dramaturgia propia para sus espectáculos Hasta que me llames, Así da gusto, Maní con chocolate y Humor Bovo.
Como autora: editó su primera Novela Rosas colombianas con EMECE y sus dos audio- libros Cuentos de humor y amor.
Como docente: fue fundadora y directora de La Escuela del Relato y actualmente, investiga y enseña  su métodología de trabajo orientada a un Teatro del Relato.

En 2017, repondrá su obra Sucesos literarios argentinos.
Publicará su segunda novela : La mujer del tiempo, en Emecé.
Realizará una retrospectiva de su obra.
Estrenará un espectáculo acerca de lo que los cineastas llaman "El toque Lubitch".
Abrirá sus talleres de narración oral con innovaciones pedagógicas.

Entre sus premios figuran:
Premio Konex de Platino por trayectoria en unipersonal (2001- 2011)
Premio ACE por unipersonal en Maní con chocolate.
Premio Pregonero por su trayectoria como narradora oral.
Premio del Espectador al Artista del Año.
Todos sus espectáculos fueron nominados, sucesivamente, a los premios ACE, Clarín y Teatro del Mundo.