Fiesta en el jardín

Fiesta en el jardín

de Mora Monteleone

C.C. San Martín, Sarmiento 1551, Sala 3, CABA

Sábados 21 hs. Domingos 20hs.

 

Por Rubén Sacchi

 

                Alrededor del año 1600, William Shakespeare dice, a través de Hamlet, que “Nada tiene más bella apariencia que la falsedad”. Más de trescientos años después, Katherine Mansfield publica Fiesta en el jardín, siguiendo esa línea en la que el principio de “el show debe continuar”, determina el desarrollo de un evento social, pese a la irrupción de la muerte.


               La pieza de Monteleone hurga, en esa y otras historias de la escritora neozelandesa, cierto paralelo con aquella juventud nacida en pleno auge del neoliberalismo, donde los valores y las certezas imperantes hasta entones trastabillaron y dieron lugar a una estética del vacío y la incertidumbre. Entonces, nuestro innombrable presidente riojano, en un buen intento de licuar la historia, intentó asemejar a “niños pobres con hambre y niños ricos con tristeza”.

                En ese contexto transcurre la obra en la que Isabel, hija de un acaudalado ingeniero agrónomo, propietario de campos, decide recibir el año nuevo dando una gran fiesta, a la que invita a referentes artísticos de su generación. Todo transcurre en medio de baile y un derroche de alcohol y de egos, hasta que la noticia de un vecino muerto, posiblemente envenenado por su esposa, produce un quiebre: aquella estética pasa a descubrir una ética morbosa e insensible. A partir de allí, se desarrollan diferentes planteos acerca de las relaciones de pareja y un sentimiento de incomodidad invadirá a la anfitriona en un clima de tensión creciente.

                Durante la función se leen textos y cada vez es invitado especialmente un poeta diferente, generosidad destacable de Mora Monteleone y María Sevlever (autora y directora), dupla que se origina en la carrera de letras de la U.B.A. y que, a modo de cajas chinas, instalan una expresión artística dentro de otra. Práctica que vienen realizando con frecuencia, ya que anteriormente desarrollaron proyectos teatrales que experimentan el cruce entre la literatura y las artes escénicas. Una habitación así (2017 en Club Cultural Matienzo, Espacio Sísmico; versión de A puerta cerrada de Sartre donde los actores interactuaban con dos poetas contemporáneos en escena), Último piso (2018, Centro Cultural Recoleta, en el marco del Radar Literatura; dramaturgia en base a textos de ocho poetas contemporáneos, quienes a su vez representaban personajes en escena), Que nadie herede (2018, confeccionado en base a textos de Mora Monteleone y María Sevlever y actuado por ellas mismas), Manual para mujeres de la limpieza (2019, sobre cuentos de Lucía Berlín).

                La escenografía destaca un maravilloso árbol que la preside y se resuelve con economía de objetos que se reciclan de manera sencilla. A la vez, se ve reforzada permanentemente por proyecciones audiovisuales que recrean diferentes momentos de la fiesta en los que se evidencia, por algunos instantes, una sensación de soledad interior, pese a la algarabía reinante. Quizás podamos acercar a esos jóvenes a otras palabras del príncipe danés: dentro tengo lo que es más que apariencia, lo restante no es otra cosa que atavíos y adornos del dolor”.

 


FICHA TÉCNICA

Dramaturgia: Mora Monteleone

Dirección de actores: Mora Monteleone

Dirección general: Mora Monteleone y María Sevlever

Elenco: Lucía Tomas (Isabel), Nahuel Monasterio (Nicolás), Orlando Alfonzo (Gabriel)

Juan Manuel Artaza (Tomás), Violeta Postolski (Clara), Manuela Roca (Violeta)

Martina Krasinsky (Ana) y Mora Monteleone (Candela)

Producción ejecutiva: Lulú Trotta

Diseño sonoro y música original: Jazmín Esquivel

Realización audiovisual para proyecciones: Lucía Osorio

Diseño escénico: Micaela Sleigh

Instalación de arte visual: Guillermo Anselmo Vezzosi

Diseño de iluminación: Leandro Crocco

Diseño y realización de vestuario: Emilia Bacigaluppi

Asistencia de producción: Antonella Portunato

Fotografía: Sol Schiller

Prensa: Cecilia Gamboa

Luna y Estrella para un Sahara Libre


Luna y Estrella para un Sahara Libre

Antología. Varios autores
Comisión de Solidaridad con los Pueblos en Lucha, 2022
Poesía, 166 pp.

por Rubén Sacchi

“Cuando la verdad no sirve, / la justicia se pierde / y la esperanza es un mala palabra”, rezan los versos del poema La poesía no alcanza, de Roberto Romeo Di Vita, iniciando una lista de 57 poetas de alrededor de veinte países de Latinoamérica, Africa y Europa. ¿Qué lleva al vate a expresar esa limitación? Nada más ni nada menos que 138 años de coloniaje.

Para entender esto, aquí corresponde hacer un breve repaso de la cuestión del Sahara Occidental, cuyas tierras fueron colonizadas por España en 1884 y que no veremos en los partes cotidianos de noticias. Luego de soportar décadas de dominio y pretensiones de ocupación por Mauritania y Marruecos, siempre sojuzgando la voluntad del pueblo saharaui, Naciones Unidas, a través de la Resolución 1514 de 1960, dispone la independencia de los territorios colonizados, para lo que se propone un referéndum que jamás se realizaría.

Tras la denominada Marcha Verde, en 1975, Marruecos ocupa el Sahara y a partir de allí, contra todo proceso de paz, pretende imponer su dominio provocando el éxodo de miles de pobladores locales que huyen de la más cruenta represión y violación de sus derechos humanos.

Hoy, el gobierno saharaui está en manos del Frente Polisario, que procura por todos los medios la liberación e independencia de su territorio y el retorno del pueblo forzado al exilio, que desea vivir en paz y bajo sus propias leyes y organización.

En esta apretada síntesis, podrá entenderse la sentencia que inicia el texto. Es que es mucho el sufrimiento de ese pueblo para caber en un libro de poemas. No obstante, el intento es válido y de gran fuerza moral para que la otra parte, la que se manifiesta en la lucha decidida, tenga su contrapartida en la solidaridad entre los pueblos.

Los poetas le cantan a la paz y a la libertad, dos valores que hoy resultan banderas irrenunciables en medio de una humanidad que ha perdido su norte, imantada por los designios del capital. Así lo expresa el argentino Sebastián Jorgi: “escribamos poemas con balas de agua fresca / para que la palabra liberté tenga sentido” o la mexicana Oralia López Serrano: “Voces antiguas estremecen, exigen / paz, justicia entre el sol y la arena”; también la voz saharaui de Limam Boisha: “No te quedes, esperanza, en tu escondite. / Elévate azul, verde, acaso blanca. / Que el destino alumbra el destino” o la del cubano Reinier Valdéz Rodríguez: “Allá donde todo es nada / y nada es más que la vida”.

Hay libros oportunos, los hay necesarios y también urgentes. La antología Luna y estrella... reúne las tres condiciones. Los poemas están acompañados de una reseña del conflicto y algún texto que nos interioriza en la problemática. El prólogo, de la canaria Maribel Lacave, incluye un acápite que reza “Cada libro que podamos compartir borra un trozo de esa línea imaginaria, llamada frontera, que separa a los pueblos a pesar de sí mismos”. Si este volumen lo logra, su edición tiene sentido.

Espejos Rotos


Espejos Rotos

Norberto Barleand
Artelugio, 2022
Poesía, 56 pp.

por Rubén Sacchi

Con un reconocimiento al poeta y escritor Antonio Requeni, se inicia este poemario que reúne los últimos trabajos de Norberto Barleand y que fuera presentado recientemente, y a salón lleno, en el Esquina Homero Manzi, bar notable del barrio de Boedo. La elección no fue casual, ya que el poeta es una destacada figura en el mundo del 2x4, que ostenta larga trayectoria en el género, entre otras manifestaciones, a través de su incursión en el éter.

Como a muchos otros artistas, la contingencia de la pandemia del COVID19 y su secuela de encierro, le proporcionó materia para expresar que “El mundo agoniza ante un cielo de espejos rotos, / refracta su milenaria historia, / arde en la impiedad del tiempo”. Es así que angustia y desazón fueron trocándose en versos que, a la vez que canalizaban los sentimientos que oprimían su alma, interpelaban al íntimo yo y a toda la humanidad, como responsable del “hambre, el horror, el desarraigo y la muerte de millones de seres inocentes”.

En estos versos, Barleand refleja la magnitud de la pérdida, los momentos irrecuperables frente a nuestra finitud. Se traduce el dolor de demasiadas partidas: “una ráfaga encalla en puentes lejanos / (...) / y un hacha parte el dolor de las venas”, pero también la esperanza cuando “Los años fugan con campanas de miedo, / (...) / El amor aún existe. / No claudica / ofrenda paz en el acontecer y en la penumbra, / puede sublevar la aurora, / prender el sol, / iluminar el universo”.

Tal vez con eso haya que quedarse; ya que la vida se empeña en doler hay que hacerle trampa, poniendo “una
orquídea en la solapa del poema”
y diciendo “No tengo tiempo de morir”.

Paradis Club

Paradis Club
De Guillermo Farisco
Teatro La Máscara. Piedras 736 CABA
Domingos 19:30 hs.

por Eva Candendo

Un revoltijo de arribismos, decepciones y esperanzas atragantadas. Así reza el afiche que aparece en la puerta de La Máscara apenas se está dispuesto a trasponerla para entrar. El desprevenido espectador, que todavía no sabe cuál es el tema de la obra, apenas ocupa su butaca, descubre un espacio descuidado, con trastos viejos, artefactos arruinados, cajones de bebidas, cajas vacías que otrora contuvieron medallas, pelotas de distintos deportes, trofeos y otros que ahora yacen diseminados y desprolijos.

A partir de allí, y cuando aparezcan los actores, la obra no dará resuello en la demostración de los intereses y miserias de algunos de los personajes, quienes no dudan en mentir aún a quienes dicen amar, personajes corruptos y sin el más mínimo escrúpulo, pisoteando a sus semejantes en busca de ascenso económico y social. La acción se desarrolla en los años 90, en pleno menemato, cuando la corrupción comenzó a hacerse ver de forma descarada. El gobierno daba el nefasto ejemplo de que no eran importantes la educación, el trabajo y la cultura, sí el dinero que lo compraba todo.La dolarización y las privatizaciones, que entregaron las empresas estatales a grupos concentrados internacionales, provocaron desempleo y hambre en vastos sectores de la población,mientras una parte dela misma se obnubilaba con el consumo de artículos importados y viajes a Miami, con el famoso deme dos. De ésto habla Paradis Club, de la lucha entre quienes hicieron (y todavía hacen, porque lamentablemente continúa) su agosto con la corrupción y aquellos que la sufrieron y la sufren.
Enlazada con lo anterior, surge también otra lectura, no menos importante y que es el papel de la mujer en la sociedad en general y en las crisis en particular. En este conflicto que presenta Paradis Club son ellas las estafadas, las que acarrean el mayor dolor pero también la lucidez, la fuerza y la solidaridad. Ésta y la brecha que en la actualidad se ahonda cada día entre pobres y ricos, son las razones que demuestran la enorme vigencia de la obra.

Las actuaciones son impecables y muy parejas, actores y actrices ponen el cuerpo para evidenciar sin dudas la psicología de cada personaje, muy bien delineados en la dramaturgia. La escenografía sencilla pero contundente y las luces adecuadas, contribuyen al lucimiento del elenco. Definitivamente, muy recomendable.

 Ficha Técnica:

Elenco: FioreFidani, Patricio Gonzalo, Alejandro Holm, Paula Burgos
Asistente de dirección: Cecilia Torres
Vestuario y escenografía: Etel Anaya, Eva De Bartolo
Luminotecnia: Alejandra Dziewguc
Arte Gráfico y Fotografías: Hernán Bono
Diseño Gráfico: Aktuar arte media
Dramaturgia y dirección: Guillermo Farisco

Los amigos de Chosica en el bicentenario del Perú


Los amigos de Chosica en el bicentenario del Perú

Antología Poética
Producir Arte, 2021
Poesía y textos históricos, 152 pp.

por Rubén Sacchi

Hace 200 años que nuestro continente americano lucha por la liberación. Se pueden contar por miles aquellos seres anónimos que, junto a grandes refrentes cuyo protagonismo ha trascendido, regaron con su sangre esta tierra en procura de una real y definitiva independencia. En tanto, se suceden las celebraciones por aquel primer intento, que quedó trunco tras la reacción de los poderes dominantes que veían esfumarse sus aspiraciones imperiales y encontraron diversas maneras de dominarnos, que muchas veces resultaron más eficaces que las armas.

El caso que nos ocupa, es el del hermano país Perú, con quien compartimos
una historia común y el recuerdo de patriotas que se jugaron la vida en el campo
de batalla por la felicidad de los pueblos. Este homenaje lo realiza un grupo de
escritores de los más diversos países del mundo, desde China e India hasta Tunez
e Israel, pasando por Estonia, Servia e Italia, y de Argentina, Uruguay y Chile hasta
Nicaragua y El Salvador; quizás Perú esté ocupando el centro geográfico de tantas
letras amigas. Colombia, Haití, Ecuador, México, Honduras, Paraguay, Venezuela,
Bolivia, Brasil, Puerto Rico y Cuba, son otros tantos lugares que hicieron llegar su
saludo a esta conmemoración.

Las Palabras preliminares, a cargo de Juan Manuel León de Anchorena, nos
recuerdan esos versos sentenciosos que nos legara José Hernández en su poema
El gaucho Martín Fierro: “Los hermanos sean unidos / porque esa es la ley primera.
/ Tengan unión verdadera / en cualquier tiempo que sea, / porque si entre ellos
pelean / los devoran los de afuera”
. Nada tan claro como esa estrofa para entender
que la unidad de los pueblos que luchan es imprescindible para lograr ese objetivo
emancipador que nos es retaceado por espúreos intereses.

El volumen se compone de 33 trabajos, entre poemas y breves textos que
recrean la historia. Entre todos entretejen un entramado diverso, que recorre tantas
visiones como autores participan, pero todos dedican hermosas palabras de
lucha y resistencia, ya sea desde versos repletos de magias hasta los relatos más
literales. Los escritos también reivindican la preexistencia de los pueblos originarios
y la represión que aún sufren en sus propios territorios. Será que la suerte de
quienes crecimos en este suelo no podrá separarse de aquellos que fueron sus
ancestrales custodios.

Utero de cemento


Utero de cemento

María Sola
Muerde Muertos Editorial, 2021
Cuento, 220 pp.

por Rubén Sacchi

Si su anterior trabajo, Mujer deshabitada, me resultó interesante y dejó en mi boca ese saborcito de la fruta fresca, este nuevo volumen confirma aquella buena sensación, pero esa fruta, además de fresca ha logrado un buen punto de maduración.

No hay que indagar nada diferente en el estilo, que ya parece su marca, pero justamente por ello sorprende con historias que por momentos rozan lo desopilante. Pueden calificarse de fantásticas, aunque en realidad son simbólicas, enormes metáforas. Alegorías que nos muestran la vida de manera más llevadera. No digo que haya que buscar hechos felices, sino que lo narrado refiere a situaciones que acontecen más frecuentemente de lo que se puede suponer, pero de manera más cruenta.

Los cuentos son breves, fáciles de leer, pero de diferentes lecturas. Digerirlos lleva su tiempo, lo que es de agradecer ante demasiada producción paisajista. El que nombra el volumen, que alude al hogar como una gran paridora, bien puede asimilarse a los conceptos que ensayara Virginia Woolf en Un cuarto propio, pero aquí la autora describe la destrucción del entorno oprimente y elige un símbolo que representa su libertad.

No son narraciones donde el lector se encuentre cómodo. Es que los personajes están sometidos a todo tipo de inclemencias: muertos que retornan; la vejez que entra en nosotros como en una casa; la niña abusada o el eterno golpeador, pero todo inmerso en visiones oníricas. En Resurrección afirma “los humanos aman poco el misterio, y cuando lo incierto puede transmutarse en poesía, siempre huyen”. Por eso mismo, el libro debe abordarse con cierta predisposición a la magia.

Agrupados en cuatro partes, salvo los brevísimos Pequeños cuentos infiltrados, los cuentos llevan acápites que vale la pena recorrer. Muchos son consignas que golpean la doble moral social o pequeños disparadores de otras tantas historias.

Como si hasta aquí resultara poco, baste decir que el trabajo está acompañado de bellas ilustraciones interiores y tapa de la misma autora, sumando otro de sus talentos en una cuidada edición, como nos gustan a quienes conocimos otras épocas editoriales: buen papel y encuadernación de pliegos cosidos. Un verdadero lujo.

Rotas voces

Rotas voces 
de Samuel Beckett
Versión libre para teatro de títeres y objetos
Espacio Templum, Ayacucho 318, CABA
Viernes 21:30 hs.

por Rubén Sacchi

El hombre, promediando la centuria y cubierto de una cómoda bata, escudriña en una caja como quien escarba la memoria. Examina los objetos: un frasco de pastillas que abre lentamente, pero vuelve a cerrar; una navaja cuyo filo hace recorrer sus muñecas, pero que al fin deja; un crucifijo que besa y empuña como un revólver contra su sien, cual si esa representación de Dios fuese a hacer algún tipo de justicia. Completan el contenido diversas fotos y un vinilo simple, que hace sonar en un tocadiscos.


“Hey Joe, where you goin' with that gun in your hand”, interpela Jimi Hendrix a ese homónimo, también acorralado, que huye arma en mano. “I'm goin' way down south / Way down where I can be free” responde, a 33 rpm, el prófugo en la voz del guitarrista afroamericano. Pero el Joe que nos ocupa no tiene sur, su único horizonte es su morada. Tampoco un lugar donde pueda ser libre, pues está cautivo de sus recuerdos.

Nuestro Joe necesita ocultarse y lo hace tras su representación marionetesca. Allí recibirá la más temida de las visitas, la de su conciencia en “ese infierno de cuatro cuartos que tu llamas tu cabeza”. La Voz irá repasando jirones de su vida, lo acusará sin atenuantes mientras lo ve “clavado sobre tu cama, en tu podredumbre... Salud mediana para semejante ruina... Llaga sombría de vez en cuando... Silencio de tumba, pero sin gusanos...”.

La obra está inspirada en el guión titulado Eh Joe, escrito originalmente para televisión. Si bien es una adaptación libre, respeta muy bien el trabajo original y resuelve los planos propuestos por el autor con inteligencia y economía de recursos. Combina la relación titiritero y muñeco de manera subsidiaria, siendo dos protagonistas y uno solo, interpretado y manipulado con pericia. La voz de Lourdes Serrats, se impone con una carga de monótona opresión y refleja lo que pretendía la propuesta de la pieza original de 1966.

 


Ficha técnico/ artística:

 

Actuación y manipulación: Mariano Singer

Voz en off: Lourdes Serrats

Diseño y realización de decorado y utilerías: Rafael Curci

Diseño y realización de títere y vestuario: Neila Gonzaga- Rafael Curci

Diseño sonoro y musicalización: Rafael Curci

Operadora de luz y sonido: Lourdes Serrats

Prensa: Valeria Franchi

Producción general: Mariano Singer

Asistente de dirección: Lourdes Serrats

Puesta en escena y dirección: Rafael Curci

Duración del espectáculo: 40 minutos



 

 

Rafael Curci

Es dramaturgo, director y teórico de teatro. Nació en Montevideo (Uruguay) en 1963, aunque desarrolló gran parte de su trabajo profesional en Argentina y en Brasil. Discípulo de Javier Villafañe y Ariel Bufano, se formó en la Escuela de Titiriteros del Teatro San Martín de Buenos Aires. Integró El Grupo de Titiriteros de esa misma institución desde 1988 hasta el año 2005. Es considerado y valorado a nivel internacional como uno de los pocos teóricos especializados en teatro de títeres y objetos de habla hispana. Muchos de sus ensayos y artículos teatrales fueron traducidos y publicados en inglés, francés, alemán, italiano, ruso y portugués, y sus libros integran los catálogos de distintas editoriales de Argentina, Brasil y México. Como titiritero, dramaturgo y director, sus obras siguen conquistando públicos de todas las edades y entre ellas podemos citar El Soldadito de Plomo, Ángel de Papel, El viento entre las hojas y Proceso Kafka, entre tantas otras. Sus espectáculos participan en los principales festivales nacionales e internacionales y ha recibido por los mismos distintos premios y distinciones. Como docente especializado en teatro de títeres y objetos dicta talleres y seminarios de formación profesional en distintas ciudades de América y Europa. En el año 2017 crea Títeres, Objetos y Otras Metáforas, un canal de YouTube dedicado íntegramente a divulgar contenidos y conocimientos relacionados con el teatro de títeres en todas sus formas, técnicas y variantes. Actualmente se desempeña como asistente técnico, dramaturgo y director en distintas compañías de Brasil, Argentina, España y México

 

Mariano Singer

Comienza su formación en el teatro Payro con Felisa Yeny, Diego Kogan y Javier Daulte. Luego se forma en clown con Cristina Moreira, Cristina Marti, Claudio Gallardou, Gabriel Chame. Continúa su formación en el método Lecoq durante seis años con Marcelo Savignone y Pablo Gershanik. Se forma en teatro de objetos con Pierrick Malebranche (compañía Philip Genty Francia) y Rafael Curci. Realiza la diplomatura de teatro e interpretación con Mascaras en la Unsam (Universidad de San Martin). Sus otros docentes fueron Mariela Asensio, Rubén Pagura, Alejandro Macci. Trabaja en infinidad de obras de teatro en las que se destacan Vincent y Paul (actor, dramaturgo, productor), Lisistrata (actor, productor), Acto Borgeano, un Trencito a Retiro, La mano en la caja en la lata en el tren (coproducción Teatro San Martin), Casa adentro (Teatro del Pueblo). Desde el año 2003 supervisa y se forma en dramaturgia con el dramaturgo y escritor Ricardo Monti. Fue nominado a los premios ACE por su obra Vincent y Paul temporada 2005 y 2006. Actualmente cursa el posgrado de especialización en teatro de objetos, interactividad y nuevos medios en la UNA con dirección de Ana Alvarado.

El petiso


El petiso

Eva Candendo
MB Editora, 2022
Cuento, 30 pp.

por Rubén Sacchi

La literatura infantil y juvenil ganó un merecido espacio en los últimos años y nos viene regalando trabajos entrañables. Ese es el caso de El petiso, libro que aborda la problemática de la niñez en un contexto diferente.

La historia nos habla de Tomás, un niño huérfano y amigable que se encuentra internado en una institución, y de Juan y Eduardo, una pareja que comparte su vida en un departamento de la ciudad. Las circunstancias harán que Juan y Tomás, a quien apodan El Petiso, se crucen, ese encuentro dará un vuelco en la historia de los protagonistas.

A través de esta historia sencilla y cotidiana, Eva Candendo se aventura en las cuestiones de género proponiendo una visión diferente, que resulta apropiada para trabajar en el marco del Programa Nacional de Educación sexual integral (ESI).

El libro, bellamente ilustrado por María Jesús Alvarez, se convierte en una herramienta indispensable para educadores y padres en el camino de dotar a los más pequeños de una mirada lo suficientemente amplia, como para abonar un mundo más inclusivo.

Anillo de luces


Anillo de luces

Juan Pablo Pisano Torres
Editorial 3+1, 2021
Cuento, 140 pp.

por Rubén Sacchi

Franz Kafka escribió el grueso de sus trabajos reflejando el clima opresivo del poder. Una atmósfera casi absurda, infranqueable, dominaba aquellos textos que dejaban una sensación de angustia e impotencia frente a lo que se mostraba inconmovible. ¿De dónde provenía esa visión de las relaciones humanas? quizás, el trabajo que ocupaba sus días como oscuro empleado en un estudio jurídico lo puso en contacto estrecho con el monstruo de la burocracia, produciendo obras como El castillo o El proceso.

Anillo de luces recrea en algunos de sus relatos ese clima de zozobra represiva y control social que, lejos de emular los célebres escritos del autor austrohúngaro, nos sumerge en ese desolador paisaje asfixiante. No creo en las casualidades: ambos autores egresaron de la carrera de abogacía.

Nueve historias cortas y una extensa, que da nombre al libro, componen la ópera prima de este escritor que se compromete con su tiempo. Las narraciones bucean en diferentes terrenos, pero invariablemente son atravesadas por las preocupaciones del autor: el poder y sus sinrazones, la maquinaria de la muerte y la pérdida de libertades están presentes como ese imaginario Gran Hermano que hoy hegemoniza el globo: el capitalismo.

Desde esa convicción, denuncia la inequidad y las miserias sociales, esa “oda a la meritocracia, que esgrimen cual balanza adulterada, en la que sopesan la capacidad de quien lo ha tenido todo versus las falencias de quien no ha tenido nada”. En línea con el prólogo, este libro “propone un encuentro con la lectura (...) desde una perspectiva que de algún modo nos comprende”.

Versamorfosis

Versamorfosis
Gustavo Santiago Morinigo
Tahiel Ediciones, 2021
Poesía, 78 pp.

por Rubén Sacchi

Que el arte posee un poder transformador es una verdad inobjetable. En particular la poesía, ese concepto tan inasible y materia de innumerables ensayos intentados para definirla, convierte lo vulgar de la existencia en un hecho único y colmado de magia. Morinigo avanza en ese proceso y encuentra su propia expresión de ruptura, su personal Versamorfosis. Sólo en la poesía pueden coexistir universos incompatibles en los que “espinas en las manos/ (...)/ donde solo susurran/ las mariposas desveladas”.

Adrián Terracciano, en su prólogo, afirma que “no es de merecer la palabra poesía”, en el sentido de que el vocablo es escaso para describir la obra. Sin ánimo de polemizar, creo que la contiene, la abarca y la define.

El poeta recurre para sus versos a los elementos naturales que nos rodean a diario. El sol, la luna, la nada, así como las nubes y el río son algunos de los disparadores de sus profundas reflexiones. Vuelve a los planteos que ocupaban la cosmovisión de las poblaciones originarias a sabiendas de que sólo en armonía con el entorno podremos lograr la plenitud. Capta y se apropia del entorno conformando “los vitrales de nuestro ser”.

Pese a eso, el cotidiano lo atormenta como a cualquier mortal y lo sumerge en la pesadilla diaria sin solución de continuidad. Manifiesta tener “el alma en catarsis” y vislumbra un “olviducto del recuerdo”, neologismo que quizás aluda a la memoria como el conducto por donde se va perdiendo el registro de nuestros recuerdos. Interpela “¿Qué podemos esperar del hombre?/ Si su conciencia/ se halla vedada/ del espíritu”, para más tarde proponer “construir tu propio paraíso/ a pesar de tantos infiernos que te rodean”.

El libro encierra un tenaz, un excesivo esfuerzo por vivir: “tanto viento sangra bajo las alas/ que volar no es placer”, pero abraza la esperanza proclamando “en ese compás/ de acorde disminuido el hombre se proclama/ ¡Vivo!/ A instancias de tanta muerte encendida”. Es que esta Versamorfosis, que hasta incluye un original cadáver exquisito, actúa sobre lo lúgubre y lo exorciza, lo hace a través de un conjuro sencillo y accesible, que late como propuesta superadora de toda mediocridad “A veces/ un soñador recupera sus ganas de sonar/ y/ sueña”.

¡Afuera!

 ¡Afuera!
de Ignacio Koonstra y Gustavo Bendersky
(Paraná, Entre Ríos)
Casa del Bicentenario, Riobamba 985, CABA
Se presentó el sábado 29 de enero a las 19 hs.

por Eva Candendo

Según la organización mundial de la salud, la adolescencia es la etapa de la vida entre la infancia y la adultez, que puede desarrollarse desde los diez y hasta los diecinueve años, aunque este rango tiene carácter variable ya que, como dice Mauricio Knobel, se considera “su expresión circunstancial de tipo geográfico y temporal histórico-social”. Así, hay autores que hablan de la adolescencia tal como la conocemos, como un fenómeno que vino a reemplazar los ritos de iniciación, que eran mucho más breves. Si consideramos que en esa etapa se producen modificaciones corporales que no siempre se sabe cómo manejar, que es un período ambivalente, confuso y doloroso, también se entiende que no será lo mismo sobrellevarlos para un adolescente de la ciudad que para uno del campo, con las distintas exigencias del mundo exterior.


¡Afuera!, inspirada en algunos fragmentos de la obra de Ricardo Guiraldes, Don Segundo Sombra, cuenta la historia de un niño que está entrando en esa etapa y quiere realizar un viaje que le servirá de iniciación a la vida adulta. Fabio, “un joven echado al olvido”, conoce a Don Segundo, a quien admira y lucha denodadamente para lograr acompañarlo como arriero, aprendiendo la dureza del trabajo a lo largo del viaje. Sale de la casa de sus tías para conocer el afuera, lo que el encierro en que vive no le deja ver. En este caso, el viaje hará las veces de rito y, al regreso, Fabio será un hombre.

La obra comienza con un presentador “un tipo de la ciudad cuenta una historia del campo”. En el escenario, palos y alambrados y unas vacas de juguete. El mismo presentador se cambiará en escena y a partir de allí, en primera persona, interpretará a cada uno de los personajes, con humor y gran versatilidad.

De vez en cuando el teatro independiente trae, para deleite del espectador, estas joyas que, lamentablemente, no tienen la proyección de las producciones del circuito comercial. El despliegue de talento y de energía que demuestra sobre el escenario Gustavo Bendersky es sorprendente. Con poquísimos elementos escenográficos introduce al público en la vida de este joven conmoviendo y haciendo reír a la vez. Los personajes se suceden con una técnica impecable que sostiene a lo largo de una hora de intenso trabajo.

Cabe destacar la importancia de este ciclo que organiza la Casa del Bicentenario, que permite conocer la actividad de quienes producen teatro independiente, no solo en CABA sino también en el interior del país y, además, de manera totalmente gratuita.

 Ficha técnica:
Autores: Ignacio Koonstra - Gustavo Bendersky
Director: Ignacio Koonstra
Intérprete: Gustavo Bendersky
Asistencia técnica: Melina Forte

Los que aúllan son lobos

 Los que aúllan son lobos
de Alan Cabral
https://www.youtube.com/watch?v=_6wLaRMl3K8&l=14s
Página web del Teatro Nacional Cervantes/Cervantes On Line


por Eva Candendo

Con el comienzo de la pandemia en 2020, el Teatro Nacional Cervantes y el Instituto Nacional de Teatro, en el marco del proyecto Nuestro Teatro Federal, impulsaron un concurso para seleccionar obras breves no estrenadas, de autores argentinos, con el fin de llevar a cabo la puesta y ser registradas en soporte audiovisual. Así, se estrenó y se puso a disposición del público en la plataforma Youtube, entre ellas, Los que aúllan son lobos, a la que nos referiremos.

Un joven vive encadenado en la cocina de su casa, un cuarto pequeño y gris. Quien lo tiene en ese estado de animalidad y servidumbre es su propio padre que, además de golpearlo, lo obliga a realizar las tareas de limpieza y cocina en el radio de los trece pasos que puede dar, los que le permite la longitud de la cadena. El joven no habla, no necesita contestar a las órdenes de su padre, a quien teme, pero las palabras están en el centro de su ser. La aparición de un lobo herido que su progenitor lleva a la casa cambia la relación de fuerzas y le hace pensar en una posible libertad.

La sociedad occidental, antropocéntrica, privilegia al ser humano, señalándolo como superior en la escala zoológica, mientras que considera al resto de la naturaleza como cosas a su servicio. Además, cataloga a algunas especies, como “fieras salvajes” a las que es preciso aniquilar, entre ellos los lobos. En nuestra cultura, los únicos seres capaces de ser sensibles y amar, somos los humanos. Sin embargo, el protagonista de la obra es víctima de la violencia desatada por su propio padre y encuentra en una manada de lobos la contención que no tuvo quien debía dársela. Ésta es, en palabras de la directora Mariana Ortiz Losada, la historia de “un crimen cometido antes de que suceda”. Pero también es la denuncia de una humanidad que mira para otro lado y llega siempre tarde. Ante los hechos consumados, solo sabe juzgar.

La dramaturgia de Alan Cabral, joven escritor de la localidad de Lanús, es cruda y descarnada, sin metáforas. Damián Cegarra Anze lleva sobre sus hombros a esta joven víctima con una solvencia arrolladora. Su monólogo, que se desarrolla en un cuadrado pequeño como la habitación en la que estaba prisionero, se acompaña con un excelente y preciso trabajo corporal. Los dos actores que asumen el papel de cancerberos, y la música en escena, crean un desesperado clima opresivo. Con escenografía mínima y sencillo diseño de luces, la directora ha creado una obra de excepcional calidad.

Actúan:
Damián Cegarra Anze, Julián Riveros, Pablo Szakiel, Augusto Monk
Equipo creativo: Guillermo De Blas, Guillermo Roig, Mariana Ortiz Losada
Música original en vivo: Augusto Monk
Diseño y puesta de luces: Mariana Ortiz Losada
Producción: Agostina Lotito
Autor: Alan Cabral
Dirección: Mariana Ortiz Losada

Códigos de callejero


Códigos de callejero

Rubén Derlis
Papeles de Boedo, 2017
Ensayo, 248 pp.

por Rubén Sacchi

Fundador del mítico bar La Poesía; de las editoriales Del Alto Sol, Papeles de Coghlan y Papeles de Boedo: nombrado Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; distinguido con el Puma de Plata por la Fundación Argentina para la Poesía, entre otros hitos de su trayectoria Rubén Derlis es, además, un porteño honoris causa, como se autodefine, ya que desembarcó en la Reina del Plata apenas con cuatro años, procedente de Chivilcoy para incrustarse en ese paisaje y aprehenderlo.

Este volumen hace gala de esa porteñidad asumida y refuerza su derecho adquirido con toda justeza, porque suma la idoneidad propia del historiador y del sociólogo, conocedor de cada rincón, calle o cortada, pero también de su gente, por lo que puede ser considerada una voz calificada.

En las primeras páginas define el espíritu del libro en palabras del barriólogo Angel Prignano, afirmando que “no se sale a la calle, sino que se entra en ella”. Tal sentencia ubica a la persona contenida en un entorno que le es propio y lo corona callejero, habitante de esa geografía que le pertenece, mientras para la gran mayoría es el afuera. El otro sustantivo, hablo de los códigos, se aprenden con el deambular por esas aulas que proveen de alta enseñanza.

Los textos pueden considerarse pequeños aguafuertes que dialogan con el pasado, en permanente interacción con los recuerdos, que el autor se ocupa de engalanar con un derroche de poesía que por momentos nos trae a la memoria a aquella otra gran poeta del tango, Eladia Blázquez.

Ya la portada nos remite a una época pasada, a un estilo y un ritmo que el ciudadano de hoy perdió en su privilegiar lo veloz y lo efímero, como si de esa manera el tiempo fuera a serle más duradero. Hay una evocación permanente a ese sitio en el ayer, pero lejos está de ser un llanto por el paraíso perdido sino que es la alegre sensación de, al menos, haber estado allí, ser protagonista hasta que ese dios pagano, llamado capitalismo, lo expulsó por su pecado original de ser poeta. Pero, lo que no pudo quitarle, pese a todo, es la poesía, esa que le permite la contemplación ociosa y le aporta herramientas para revivirlo, al paraíso, digo, y hacerle trampa a eso que tan tristemente cantaba el grupo uruguayo Los Olimareños: “la piqueta fatal del progreso”.

En sus páginas rinde homenaje a sus contemporáneos que tomaron las banderas del pueblo. Escribe acerca de Raúl González Tuñón: “un estro visceral en su contenido, transmitido con intensidad de vida (...) que va de lo lírico barrial a lo social comprometido con su tiempo, y en lo formal sin conceder un ápice a la rima desgastada por versificadores para emociones fáciles”. De igual manera, rinde merecido homenaje a otras tantas figuras que dejaron huella en la vida del autor y en el acervo popular, tales como Osvaldo Pugliese o Atilio Castelpoggi, por dar ejemplos.

Para los más jóvenes será un buen libro, profuso en detalles de una ciudad difícil de abarcar. Allí encontrarán también necesarias referencias a protagonistas insoslayables de nuestra cultura, sobre quienes podrán profundizar si es que gozan de suficiente curiosidad, para que este ejemplar oficie de estímulo. Para otros, los que vivimos en épocas más cercanas a las descriptas, este impreso oficiará como una especie de talismán para “asirse al último pasamanos de la vida: el recuerdo”.