INZOMBIO y relatos fantasmas

INZOMBIO y relatos fantasmas
Sandra Gasparini y Hernán Bergara
Baldíos en la Lengua, 2018
Relato, 126 pp.

por Rubén Sacchi

El primer relato, El lobo (precuela y secuela), podría ser una recreación de los dichos que La Biblia adjudica a Jesús: “quien a hierro mata, a hierro muere” o, para llevarlo a lenguaje criollo y cotidiano, “a cada chancho le llega su San Martín” que, dicho sea de paso, también tiene su origen religioso. Desde allí, el lector puede intuir de qué va el resto del volumen.
Mucho humor y sobre todo ironía ocupan estas páginas que, sin embargo, tienen un tinte militante en lo referente a diversidad de género. Lo que proponen, son otras miradas que nos acercan a la inclusión, en tiempos en que el individualismo y la intolerancia reinan y atraviesan el tejido social.
Gasparini y Bergara (colectivo V&Z, iniciales que aluden a vampiros y zombis) se proponen como una especie de dupla, al mejor estilo Lennon-Mc Cartney y abordan la temática desde un lugar cercano al anonimato. Para mayor enmascaramiento de roles Cadorna, un supuesto editor, recorre las hojas en disparatadas notas al pie.
Entre los textos, se deslizan frases interesantes, como “las manos, que son la ideología de los dedos”, “todo lo que acompaña a la belleza (...) parece alguna versión de la estupidez”, “la mediocridad, aunque suene contradictorio, siempre va por más”;  o dramáticas: “el futuro es un subgénero de la muerte”, “el pasaje del es al era es la única propiedad de todas las lenguas de todos los mundos” o “Cuando se acabe la sangre, recién entonces se acabará la tinta de la Historia”.
El volumen despliega un amplio abanico de preferencias sexuales, aborda fetiches y rompe tabúes, ironizándolos en ­historias de aliens que interactúan con humanos muy particulares. También rezuma feminismo, y lo expresa sentenciando: “ningún tipo se banca una mujer que sabe lo que quiere, porque sin dudas prefiere persistir en recriminarle que no sabe lo que quiere”.

Entrañables

Entrañables
de Gabriel Devoto
Teatro La Tertulia. Gallo 826, C.A.B.A.
Sábados 21 hs.

por Rubén Sacchi

El saber popular alecciona acerca de que "la justicia, aunque tarde, siempre llega". Cuando a principios de los años 70 se apagaba el recuerdo de la genial pareja cómica, conocida como Laurel and Hardy, el escritor Osvaldo Soriano publicó Triste, solitario y final, novela que recordaba al dúo en toda su maravilla, aunque mostraba una faceta menos difundida: la de perdedores, imagen que los personajes llevaron al cine con toda su candidez, tanto en el plano amoroso, como en el laboral y el social. Casi medio siglo después de aquel homenaje, Entrañables pone nuevamente en cartel a la vieja dupla restañando una vieja deuda.


Reconociendo el antecedente de Quimera de un artista, obra de Devoto en homenaje a Charles Chaplin, esta nueva propuesta mantiene el formato de aquella. Un manejo multimedial de lujo, a cargo de María Eugenia González Choque, funde teatro y biógrafo y logra una síntesis de formato interesante, que da dinámica a la obra, mientras que retrotrae a las viejas épocas del blanco y negro, con toda su estética.

Se hace en la pieza un fuerte hincapié en la amistad, algo que los artistas practicaban más allá de los papeles ficcionales. Es ese valor lo que los lleva a enfrentar situaciones de lo más disparatadas y absurdas, echando mano a las herramientas utilizadas en las tiras originales: exageración de la violencia física y secuencia de gags que no dan respiro al espectador, así como la reiterada repetición de una situación simple, que por esa sencilla iteración se transforma en hilarante, quizás inspirados en el ensayo que su contemporáneo, el filósofo francés Henri Bergson, tituló La risa, donde manifestaba que: "Es cómico todo incidente que atrae nuestra atención sobre la parte física de una persona cuando nos ocupábamos de su aspecto moral".

La escenografía es breve y dúctil, trabajada con inteligencia y economía de recursos, y la propia naturaleza de la obra permite manipularla en público, sin restar interés en el espectador. Luces y sonido hacen lo correcto, para una puesta que no requiere estridencias. Vestuario y maquillaje acompañan sin errores un trabajo de observación que va a reforzar las magistrales actuaciones del duo, seguramente fruto de horas visionando material de archivo fílmico y mucho entrenamiento físico. El resto del elenco acompaña y resuelve muy bien las diferentes situaciones.


La carrera de aquel equipo de dos atravesó una época difícil para el público que los admiraba. La Gran Depresión económica de 1929 y la Segunda Guerra Mundial no fueron momentos fáciles para los norteamericanos. ¿Por qué, entonces, tenía tanto éxito la pareja de humoristas? ¿había algo de que reírse en esos días? La respuesta debemos buscarla en la cualidad sanadora de la risa. Ante la adversidad y el dolor, la risa funciona como un bálsamo mágico que, por un momento, cura nuestras heridas. Así como ayudó a aquella sociedad para superar esa etapa, hoy Entrañables es una pieza fundamental para sobrellevar la crisis que el neoliberalismo y su correlato de miseria y frustración traen a nuestra gente. Volviendo a Bergson: "Para comprender la risa (…) hay que determinar ante todo su función útil, que es una función social".





Elenco:

Gabriel Devoto: Stan
Daniel Di Rubba: Oly
Basia Fiedorowicz: Presentadora/Señorita/Vecina/Anciana
Leila Loforte: Presentadora/Señorita/Esposa
Oscar Trussi: Heladero/Administrador/Gorila/Vecino/Militar

Equipo:

Asistencia de dirección: Alicia Barreiro
Diseño de luces: Florencia Carboni
Edición multimedia: María Eugenia González Choque
Sonido: Federico Martínez
Vestuario: Nélida Bellomo
Utilería: Silvina Apfelmann
Iluminación: Ariel Campos
Fotografía: Manuel Ruiz
Trailers: Gabriel Devoto
Entrenamiento corporal: Lucas Maiz
Producción: DARABAKE
Idea, Dirección y Puesta en escena: Gabriel Devoto