Papushkas


Papushkas
de Melisa Freund
(La Pausa) Teatral. Av. Corrientes 4521, CABA
Sábados 19hs.

Por Rubén Sacchi

Una habitación. De la soga de la ropa penden objetos variopintos, cual si fueran recuerdos colgando de los hilos de la mente. El (ella) aparece en escena. Allí se nos muestra un ambiente frugal, dotado de esos pocos objetos y algunas valijas, fiel reflejo de permanentes traslados. La luz cálida pero pobre recrea un ambiente inmerso en la melancolía.


Sabemos que la estructura socio familiar judía es patriarcal, de allí que el machismo, tan cuestionado en estos tiempos, sea una expresión dominante en sus tradiciones. El padre, figura respetada y venerada, es el eje de las relaciones y sus hijos lo honran, de acuerdo al cuarto mandamiento que Moisés recibiera en el Monte Sinaí. Una de las ceremonias que se practican en ese sentido es el kadish, plegaria que el hijo varón debe leer en público en homenaje su progenitor fallecido. Sin embargo, el amor filial atraviesa también a las hijas mujeres, por lo que nuestra protagonista inicia la obra disfrazada de hombre, dispuesta a recitar su propio kadish, con la esperanza confesa de engañar a Dios.

La palabra papushka es, al lenguaje patriarcal, el equivalente de mamushka, esas tradicionales muñecas rusas que contienen en su interior otra más pequeña, ésta a otra y así hasta llegar a una casi diminuta. La obra se estructura de esa manera, abarcándose a sí misma. Una escena encierra a otra y a otra y a otra, como el día más triste de la vida al que refiere la protagonista, que va variando en motivos pero todos se ubican entre dos puntos determinantes: el ascenso de Hitler y la muerte del padre, lapso temporal en el que se sitúa la pieza.

La historia desgrana la vida de Juan Freund, un sobreviviente del holocausto judío oculto en el Colegio Don Bosco, de Niza y, en ella, se retratan cientos de vidas. Realidad y ficción se entrecruzan en una narración alterna que pone al espectador en la tensión de asistir a terribles confesiones que se perciben como un reflejo de la vida misma de los protagonistas y que trancienden al personaje, mediante la vivencia de la persecución nazi.

Interesante propuesta que escapa a la dramaturgia tradicional. Enmarcada en un estilo brechtiano, hay un permanente distanciamiento que nos recuerda que estamos asistiendo a una obra de teatro, que los actores son eso, a la vez que personajes que representan mucho de su propia vida. Excepcional trabajo de Freund y Marticorena que se muestran sólidos en una tarea que los involucra visceralmente y atraviesa sus emociones de manera directa.


Intérpretes:

Melisa Freund y Julio Marticorena

Ficha técnica:

Diseño espacial: Lola Gullo
Diseño de vestuario: Ana Julia Figueroa
Arreglos musicales: Sebastián De Marco
Iluminación: Ricardo Sica
Asistencia de iluminación: Diego Becker
Prensa: Duche&Zárate
Diseño gráfico: Gonzalo Fontao
Asistencia de dirección: Carla Fontao
Dirección: Melisa Freund / Analía Mayta


¿El por qué de esta obra?

Por Melisa Freund

Debido a que mi padre formó parte de la última generación de sobrevivientes del exterminio Nazi, mi idea es acercar, por medio del teatro, testimonios reales de sobrevivientes a las nuevas generaciones, y cómo se pueden reconstruir los vínculos y el deseo de comenzar de nuevo, a pesar de todo.
Tuve el vital impulso de generar un material teatral que dé cuenta de la memoria.
El tema de la memoria y la identidad, fragmentado por la guerra, será lo que sirva de excusa para esta suerte de homenaje y reconstrucción.


El título es “Papushkas” haciendo referencia a las clásicas muñecas rusas que cada una contiene en su interior a una más pequeña; jugando con el sentido de la palabra “Papá”.
El proyecto consiste en una obra documental que pone en cuestión permanentemente los límites de la ficción, para lo cual, yo, Melisa Freund, estaré en escena con un actor mayor que hará de mi padre. Este actor, Julio Marticorena, protagonizó la obra “Infancia y exilio” que mi padre (el real) escribió sobre su propia vida, encarnando el rol de mi propio padre en la niñez.
La obra es un recorrido por la vida de mi padre, focalizando en esta relación padre/hija singular, para dar cuenta de la relación tan compleja padre/hija, universal. Estará dividida en episodios que narrarán las distintas facetas de este vínculo, incluyendo la real enfermedad y su muerte.
Como el proyecto es muy personal, yo, Melisa Freund, estaré en escena durante todo el espectáculo, cuya codirectora es Analía Mayta, quien entiende perfectamente el desafío de corromper los límites de la ficción.

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