Lengua espiral
Perla Ericlée Quinteros
Viajera Editorial, 2010
Poesía, 148 pp.
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por Rubén Sacchi
Toda espiral conduce a un punto o nos expulsa de él, todo depende de la dirección que se tome: de lo general a lo particular o de lo personal a lo universal. Sin embargo, todas las acciones que nos llevan a ese tránsito se motorizan por el amor o por el odio que, como perfecto opuesto, lo completa y lo define.
Lengua espiral recorre estos laberintos circulares a través de la palabra, el verbo como hilo de Ariadna para intentar la salida.
La autora busca su piedra filosofal y, para ello, recurre a la alquimia. Juega, experimenta un lenguaje que aglutina y fragmenta. Define y redefine significantes, pero no cae en abstracciones sino que alude a lo concreto, aunque eso sea la ausencia, o su forma más cruel: la desaparición.
En esa exploración también va hacia adentro, a cuestionar los mandatos y ataduras en los que cae y enfrenta: “Me he tragado hasta el vacío/ y ahora/ la garganta es una prisión”.
Pero en “el absurdo esmero de encontrarle la vuelta”, en la línea de los opuestos complementarios, toda cárcel supone la libertad, que la poeta clama “aunque sea el desahogo/ DE MIS LAGRIMAS DE PAPEL”.
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