Relatos verdes

Relatos verdes
Diego Vásquez
Ilustró: Nave
Sátira Ediciones, 2016
Cuento, 202 pp.

por Rubén Sacchi

No es un libro de los comúnmente llamados “cuentos picantes”, su título no se refiere a historias subidas de tono. Su denominación alude al color de la planta de cannabis y los textos se enmarcan en esa cultura milenaria, a la que un buen sector social intenta hoy reivindicar en sus diferentes usos.
Los relatos flotan en esa atmósfera voluptuosa que provoca el humo de la marihuana y, como tal, tiene idéntica consistencia: etérea. Pueden hablar de situaciones sensuales, violentas o introspectivas, pero estarán marcadas por esa otra lógica que el cerebro aborda bajo los efectos del THC.
Vásquez desarrolla una narrativa descriptiva, propia de un estado de ensimismamiento, con figuras interesantes, como en el coito: “murmullas alientos sobrantes, los sueltas, se van en forma de quejidos”. Le da a la marihuana un carácter litúrgico, emparentado a lo religioso, donde fumar “es justo y necesario”, asumiendo la insignificancia del hombre: “la vida no es más grande que la cordillera, y el mundo es más pequeño que los ojos de un gato”.
La luz es un factor omnipresente a través de la narrativa, quizás en asociación con la iluminación que conlleva una apertura mental bajo la llave de la droga. Relatos verdes propone una mirada diferente de la vida, en la que no cambia el paradigma capitalista y patriarcal contra la existencia, sino que modifica la forma personal de afrontarlo.

Vamo y vamo



Vamo y vamo
de Juan Freund
Teatro El Desguace
México 3694, CABA
Sábados 20 hs.

por María Antonacci García

Un hombre de mediana edad, ex ferroviario, ante una realidad económica que quiere marginarlo, encuentra una oportunidad en el Programa de Prisiones Privadas. Ofrece su casa, donde le instalan una jaula en la que ubican un preso, al que deberá cuidar y hacerle cumplir un riguroso reglamento. El preso al que debe vigilar debe purgar cinco años. Ramiro, el carcelero, quedó sin trabajo en aquellos tiempos en que un presidente decía: “ramal que para, ramal que cierra” y no pudo reubicarse en la economía formal, por lo que este nuevo programa le ofrece una salida para zafar de la miseria. El delito por el que detienen a Juan Pablo es absurdo, sin embargo, recrea lo cotidiano cuando el detenido es pobre y la policía y el sistema judicial se ensañan. A partir de la anécdota, se suceden conflictos humanos,  que muestran a los protagonistas como seres desamparados que tratan de sobrevivir como pueden. Se acumulan los recuerdos y la nostalgia mientras los espectadores pueden reconocer una realidad nacional de años atrás pero que hoy adquieren relevancia por repetirse para mal de todos. Finalmente, los hombres descubren que la solidaridad es lo único que podrá hacerlos superar tantos males. La pieza tiene mucho humor, por lo que se hace más llevadera la denuncia de terribles realidades socioeconómicas.

Los actores llevan adelante sus personajes con solvencia, compartiendo el dramatismo y la picardía, logrando la emoción de la platea en la salida fraternal que los une.

Su autor, Juan Freund, nació en Alemania y es sobreviviente de los campos nazis de exterminio. Luego de huir junto a su madre recaló muy joven en Argentina y se dedicó al teatro en el campo de la actuación, la dirección y la dramaturgia. Llevó a escena más de 30 obras, muchas de ellas propias. La anécdota de vamo y vamo es actual, muy recomendable.


Actúan: Rubén González, Pablo Trevisán


Autor: Juan Freund
Escenografía y vestuario: Vamo Y Vamo
Diseño de luces: Nadia Farías
Diseño De Sonido: Lautaro González
Diseño gráfico y fotografía: Inés Viqueira 

Director asistente: Macarena González
Dirección general: Sergio Simcovich

Almas roñosas

Almas roñosas
De Guillermo Farisco
Espacio Gadí
Av. San Juan 3852, CABA
Sábados, 20:00 hs
Duración: 70’

por María Antonacci García

En los años 90, con la aplicación de políticas neoliberales y sus nefastos resultados económicos para la mayoría del pueblo, un pequeño porcentaje de los argentinos que aún conservaba su trabajo viajaba de vacaciones al exterior, especialmente a Miami, en lo que más parecía un tour de compras. Allí se había hecho famosa la frase “deme dos”, utilizada por los viajeros que, aprovechando la ganga del dólar barato, el también famoso “uno a uno”, se aprovisionaban de electrodomésticos a precios irrisorios, mientras nuestra industria se iba a pique de forma vertiginosa. Mientras la corrupción
era moneda corriente, los funcionarios y sus amigos se convertían en “ganadores” ante la mirada sonriente y cómplice de esa clase media que traía televisores color del país del norte. En esos años continuó y se agrandó a límites insospechados, la cantidad de desocupados endémicos que había comenzado con la dictadura. Los gobernantes festejaban con pizza y champagne, a la vez que con sus medidas económicas dejaban fuera del sistema a millones de trabajadores. El estado ya no era solidario con los necesitados, sino que fomentaba la ruptura del tejido social y apostaba al individualismo feroz.
Esos años fueron la fuente de inspiración para Guillermo Farisco quien, con mucho humor, encaró la realidad de la época. Retrató a una pareja dispuesta a dejar de lado valores morales y afectos con tal de conservar un modesto hotelito en un pueblo de provincia, que apenas les da lo necesario para comer. Ante la aparición de un pasajero, al que deben tratar muy bien porque parece que es el único en mucho tiempo, las reacciones de los dueños se suceden, nerviosas y desopilantes, sobre todo las de la mujer, Amenita, quien recuerda un viejo hecho que la perturba y recurre a los más extraños ritos para exorcizarlo. Su marido, un pobre hombre carente de carácter y energía, intenta tranquilizarla, sin éxito. Los tres personajes, más uno que no aparece pero que está presente rigiendo todos sus actos, establecen un juego de enredos que divierte sostenidamente a la platea, a la espera ansiosa del desenlace.
Es de destacar el notable trabajo y la solvencia con que se resuelven las escenas. Lucrecia Rodríguez, en el rol de Amenita, transita por diversos estados de ánimo manteniéndose dinámica durante toda la obra. El esposo, Alejandro Gennuso, de hombros caídos y arrastrando los pies, demuestra cabalmente su rol de hombre sumiso y resignado. Juan Pablo Mathet es el altanero personaje de ciudad, sobrador, y mundano. La escenografía y las luces son sencillas y adecuadas al lucimiento de los actores.
Es un acierto de su director, Javier Ulises Maestro, elegir una vez más esta obra, que él mismo estrenó en 2004, tan actual como cuando fue concebida.

Elenco:
 
Alejandro Gennuso
Juan Pablo Mathet
Lucrecia Rodriguez

Equipo:

Dramaturgia: Guillermo Farisco
Maquillaje: Eliana Soto
Fotografía: Alejandro Vinué
Diseño gráfico: Papyros Digitales, Matias
Palacio
Dirección: Javier Ulises Maestro
Web: http://www.almasroñosas.com

La noria

La noria
Jorge A. Colombo
Grupo Editor Latinoamericano, 2016
Poesía y cuento, 200 pp.

por Rubén Sacchi

Es lógico que quien se lamenta "¿por qué no acabó todo/ cuando aquel anfibio/ subió a la tierra/ por primera vez?" profiera la amenaza "juzgaremos a todos/ los que vendan su alma/ a un Dios". Es lógico porque tales dichos son versos de un hombre de ciencia, terreno este que, bien se sabe, disputa a lo divino un mismo espacio donde sólo hay sitio para una de ambas disciplinas.
También es lógico que, quien más elementos maneje de la sapiencia sobre el cerebro humano, se enfrente al desánimo y la incertidumbre ante tamaño desatino que es su accionar sobre el ámbito que le dio cobijo y alimento.
Lo que no es tan frecuente es que un neurocientífico vuelque toda su sensibilidad en la literatura y la transforme en un vehículo que transporte aquellas emociones que escapan a las ciencias exactas. Es que Jorge Colombo se expresa en el papel como un acabado humanista que (y se) interroga de manera permanente acerca de la especie a la que pertenece, volcando en esa masa de contradicciones todo el amor y el odio que los seres le inspiran.
En sus textos arremete contra la crueldad humana, la injusticia, la impiedad. Inventa una metáfora de todo el sufrimiento humano a lo largo de “la breve historia de la cruel y despiadada civilización humana” y la ubica en la atmósfera, apuntando a nuestras cabezas provocando una lluvia de sangre. La denomina “energía doliente” e intenta, en esa figura, dar cuenta de los innumerables crímenes que el hombre comete contra sus semejantes.
El volumen reúne buena parte de la lírica y la prosa breve del autor. Un interesante trabajo que busca proveer de “un remanso de fuerza, de vigor, de belleza o dulce alimento a nuestras marchas tenues y transitorias, aunque nos parezcan heroicas y definitivas desde la ridículamente pequeña burbuja de nuestro tiempo individual”.

Una nueva aventura de Irene Adler

Una nueva aventura de Irene Adler
Osvaldo Lamborghini y Dodi Scheuer
La Bestia Equilátera, 2017
Novela, 152 pp.

por Rubén Sacchi


Luis Chitaroni, a cargo del prólogo, escribe que Osvaldo Lamborghini es "el mejor narrador lirico", lo que resulta una acertada aproximación a su escritura.
El texto, concebido como un guión cinematográfico en 1974, cayó en la vorágine del olvido y fue rescatado por Dodi Scheuer, quien fuera su coautor, a instancias del editor, realizando un maravilloso trabajo de compaginación y cuidado en tiempo récord.
La filosofía impregna el texto que aparentemente estructura una historia de espionaje e intrigas palaciegas, que incluye todos los elementos del género y ubica en el protagónico a Irene Adler, personaje de Escándalo en Bohemia, primera historia de la saga de Sherlock Holmes, obra de Arthur Conan Doyle. Entre otros párrafos de notable actualidad leemos: "El futuro es siempre inverosímil.
Ese es su secreto"
, para agregar: "Ellos no procuraban como nosotros construir el olvido del carácter catastrófico de la vida", llevando el mero policial a planteos mucho más metafísicos.
También arremete contra la prensa amarilla: "Cuando no saben qué imprimir, siempre producen un nuevo testigo o alguna hipótesis más o menos ingeniosa o intencionada".
El final es una gran metáfora, como toda la obra de este gran escritor, ¿la vida es un circo? ¿somos todos figurantes en un inmenso teatro? Seguramente que, para elaborar estas líneas, el autor tuvo en mente aquella desesperanzadora figura discepoliana: la Biblia junto al calefón.