Seremos Millones: Bolivia, Evo y la fuerza del pueblo

de Paulo Soria
Dirección: Diego Briata y Santiago Vivacqua
Cine Gaumont. Av. Rivadavia 1635, CABA. hasta el 5 de julio

por Rubén Sacchi

Con la presencia, entre otros, de Nora Cortiñas, Eduardo Jozami, Tristán Bauer y Luisa Kuliok, se estrenó Seremos millones, en la sala del Gaumont.

Impactante, didáctica y sobre todo oportuna, el film cumple con ese oxímoron que atraviesa a la humanidad cual mito del eterno retorno: la actualidad de la historia. Y esto ocurre porque, más allá de mitos y leyendas, la realidad de los pueblos y su lucha por la liberación se encuentran atravesadas por la confrontación de clases, por eso, a través de los siglos asistimos a esa especie de deja vu, que no es tal, sino la reincidencia de dos sectores en pugna que apuntan a la victoria, lo que llevará inexorablemente al triunfo de la clase trabajadora ya que, si esta es exterminada, implicaría el suicidio de las capas más favorecidas por la explotación capitalista.

En ese sentido, el libro de Paulo Soria retoma la leyenda de Inkarri, como símbolo y esperanza de la reconstrucción del poder popular y ensaya una simetría con el proceso que llevó a Evo Morales Ayma al gobierno de Bolivia, su sangrienta destitución por los poderes fácticos, encarnados en la dictadora neoliberal Jeanine Añez, y la recuperación de la democracia y el mando del pueblo a manos de Luis Arce Catacora.

Dirigida por Diego Briata y Santiago Vivacqua, este largometraje documental nos muestra la lucha aguerrida de un pueblo por el derecho a una vida digna, así como la firmeza y decisión de las poblaciones preexistentes en esa contienda. Esto no puede menos que llevarnos a la valiente y sostenida disputa contra la reforma ilegal de la constitución del pueblo jujeño, sus comunidades originarias y sus trabajadores, cuya historia no sólo tiene una vieja raíz común, sino que enfrentan igual enemigo, representante de un signo político que mucho tuvo que ver en el golpe contra Evo en 2019.

En síntesis, un capítulo más que se inscribe con sangre en la pelea de los pueblos por su felicidad. Habrá que tener en cuenta la sentencia de aquel viejo militante revolucionario, que fue John William Cooke: “la resistencia no es suficiente, sin contraataque no hay victoria”.

FICHA TECNICA
Género: Documental
Formato: Largometraje
Duración: 90 min
Directores: Diego Briata y Santiago Vivacqua
Guionista: Paulo Soria
Coordinadora: Fernanda Ruiz
Productora: María Eugenia Ferrer
Casa Productora: Grupo Octubre - Argentina
Música Original: Gustavo Santaolalla, León Gieco y Miss Bolivia
Letra música original: Evo Morales

Sobre Diego Briatta (Director):
Nació en España y desde los 13 años vivo en Argentina. Hijo de exiliados políticos, su formación cinematográfica está signada por ese hecho. Siempre supo que su carrera como cineasta iba a estar íntimamente ligada a la política ya que entiende al cine como una herramienta de transformación social y cultural. Estudió cine y enseñanza audiovisual en la universidad pública. En el mundo audiovisual se desarrolló como realizador y montajista de videoclips, documentales y películas de ficción. Ejerció la docencia en diferentes establecimientos públicos y privados, y también en programas de alfabetización audiovisual en el Ministerio de Educación de La Nación. Su primer cortometraje cuenta la historia del exilio de sus padres. Participó como montajista en varios documentales políticos como El camino de Santiago y Tierra arrasada, de Tristán Bauer. Hizo numerosos cortometrajes y un puñado de largometrajes y programas de TV bajo el rol de montajista. Dirigió el largometraje Una constelación sonora sobre un programa de coros y orquestas infantiles del Ministerio de Educación de La Nación. Durante muchos años formó parte de la cooperativa de trabajo “Laboratorio audiovisual comunitario” donde realizó cine comunitario itinerante y comunicación popular en diferentes barrios y ciudades de La Argentina. Actualmente dirige la comunicación audiovisual en el Ministerio de Cultura de La Nación.

Sobre Santiago Vivacqua (Director):
Nació en Argentina, en el oeste del conurbano Bonaerense. Fotógrafo de formación, en 2006 inició la carrera de Técnico Realizador Fotográfico en IMDAFTA, en Avellaneda. Luego se especializó en fotoperiodismo y fotografía documental en la asociación de reporteros gráficos, ARGRA.
Trabajó en diversos equipos de comunicación política, destacándose la campaña presidencial 2020 en Bolivia para el MAS-IPSP junto al binomio Arce - Choquehaunca, en el rol de coordinador de producción audiovisual.
Participó en diversos proyectos audiovisuales que resultaron ser fundamentales para su formación política / profesional, entre ellos El camino de Santiago (2017), de Tristán Bauer, sobre la desaparición y muerte de Santiago Maldonado; Glances (2012) sobre procesos educativos en la comunidad de Acteal, en Chiapas, México, para Al Jazzera; De pie (2019) sobre procesos de construcción de poder popular en Venezuela, para la productora Argentina Multicolor; SIC (2022) periodismo de investigación, TV Pública Argentina.
 

El Performer, un diamante latente II


El Performer, un diamante latente II

Marisa Busker
Nueva Generación, 2022
Ensayo, 146 pp.

por Rubén Sacchi

En tiempos de fragmentación, hablar de interrelación es, como mínimo, un hecho de resistencia. Si bien Busker se refiere al conjunto de disciplinas -no excluyente- que conforman la música, la danza y el teatro, si aceptamos que las manifestaciones artísticas son de esencia popular, esto puede asimilarse al orden social, lo que pondría uno de sus preceptos, el ser/hacer, como un acto primario de coherencia.

El Performer, un diamante latente, es el relato de una experiencia personal, pero que a la vez puede operar de manual o guía para quien pretenda experimentar en esos terrenos y adentrarse en ellos, donde todo el cúmulo de aprendizaje y vivencias actúa como insumo en ese canal de expresión.

Dos matrices, una más bien física definida como pulsión voz-espina, productora de la acción y otra interior, explorativa de la memoria individual y colectiva, de característica introspectiva se entrecruzan y generan energía (tempo-ritmo). Plantea al sistema nervioso, no “en el sentido de su descripción formal, pero como una serpiente inervada en sí misma que, una vez activa, se alimenta de su propia memoria”.

La autora relata el proceso de creación de su primera obra-performance, El templo del valle de la montaña, y toma como referencia un hecho que la conmovió, el tsunami asiático ocurrido en diciembre de 2004, en el que los diferentes tipos de comportamiento de quienes lo padecieron marcaron la diferencia entre la vida y la muerte, evidenciando cómo la memoria ancestral o el aprendizaje son indispensables al momento de abordar las contingencias.

El trabajo del performer es representado como un ritual ancestral en el cuerpo, como el conocimiento, re-conocimiento de nuestro cuerpo, sus componentes y recursos, para lo que es necesaria su de-construcción. En ese sentido, referencia a Jacques Derrida en El gusto del secreto: “... ¿por qué de-construir? Para volver a construir. La deconstrucción es la anacronía en la sincronía, es un modo de entrar en concordancia con algo que está out of point, desacordado...”.

En la introducción plasma un diagnóstico del presente más que lapidario, que admite no exento de optimismo, digno de reproducir: “El elevado uso de la razón, el enciclopedismo en el pensamiento, el colonialismo, la homogeneización, la supresión de lenguas, el capitalismo, el industrialismo, las ciudades, la aculturación, las guerras, las migraciones obligadas, el mercado, el neoliberalismo, el marketing, la especulación financiera, los gobiernos que tantas veces no son lo que esperamos, la desaparición de espacios naturales, la contaminación, etcétera, todo ello hace correr el riesgo de hacernos perder en la niebla como verdaderas individualidades creadoras”. Para enfrentar semejante estado de cosas, quizás haya que bucear en el texto del último cuadro de su obra Originaria: “¿Quién soy? / Soy mi voz, / las voces de todos, / las voces de tantos, / las voces que fui encontrando, / las que fui inventando, las voces que imagino”. Tal universalización de su mirada permite avizorar un horizonte más amigable.