Los frutos del níspero

Los frutos del níspero
Paula Levit
Expreso Nova Ediciones, 2014
Cuento, 64 pp.

por Rubén Sacchi

El libro de Paula Levit contiene una literatura sin estridencias. Navega por temas cotidianos que, sin embargo, lejos están de caer en el lugar común de los finales felices.
Maneja la sencillez de temáticas con habilidad, desde la herencia minúscula de los objetos cotidianos hasta la mermelada de frutos de níspero, preparada con recetas ancestrales. También la concisión es uno de sus fuertes, los cuentos se redondean en pocas páginas sin dejar cabos sueltos.
Las historias recrean o precipitan relaciones humanas, generalmente de manera crítica. Así, un hombre logra la comunicación con su padre transgrediendo las fronteras entre la vida y la muerte; otro se pierde en un triángulo amoroso, reproduciendo una fórmula permanente que lo lleva a saltar de una rutina a otra sin solución de continuidad; también los vínculos familiares muestran su puja de celos y envidias y la insoportable ubicuidad de Blanquita, una madre posesiva y perniciosa de modales seductores.
En definitiva, crónicas bien contadas en las que encontraremos espacios conocidos y más de un paisaje que logrará sacudir nuestra nostalgia.

La estrella roja

La estrella roja
Roberto D. Malatesta
Editorial Leviatán, 2014
Poesía, 64 pp.

por Rubén Sacchi

Nos es tan desconocido lo enorme como lo minúsculo. Aquello por inabarcable, esto por estar más allá de nuestra percepción, y la poesía de Roberto Malatesta intenta abrazarlo todo, pero no en un acto de soberbia, sino con la humildad de quien pasa por el mundo sabiendo que en él hay infinitos otros mundos que, aunque en improbable tarea, debemos intentar conocer.
La estrella roja, aquel planeta que ocupó nuestros insomnios y la fértil imaginación de los mortales, se da cita con las hojas de los árboles, una cigarra, una lastimadura o una torta de vainilla y chocolate.
El poeta habla de los hijos y lo cotidiano, pero en todo momento esgrime la certeza de que algo muere con el correr de los años, y ese algo es la magia de la inocencia. Entonces, la hija en el colegio “aprende la distancia que de mí la separa” o, subida a una escalera saluda “...a todo lo que ves y yo no veo./ Y a todo lo que ves y yo veía”.
Todo el libro es una perfecta parábola, entre la frescura que obra el milagro (“...la noche, -les digo,/ ellos con tanto sol me miran asombrados./”) y la certeza de lo inevitable (“no tiene la más mínima sospecha/ de aquello que saber cuesta una vida”).

Uno es un número solitario

Uno es un número solitario
Bruce Elliott
La Bestia Equilátera, 2014
Novela, 176 pp.

por Rubén Sacchi

Richard Secker escribe en El tribunal: “Y se presentó ante Dios diciendo que había sido él un hombre malo, pero que había tenido un amigo por el cual había dado su vida”. Tamaña confesión pierde todo su peso ligada a semejante alegato.
Esa lógica se retoma en Uno es un número solitario, aunque no es un amigo el objeto de sacrificio sino una mujer, a la que el autor dota de todos los atributos para llamarla así, pero que provoca una idea de amor cuasi filial, lo que sumerje la relación en un clima incestuoso.
La novela de Elliott contiene todos los elementos del género negro y algo de road movie trunco, donde los personajes esgrimen comportamientos que diluyen los límites que suelen establecerse de lo moral. El prófugo Larry Camonille, protagonista de esta historia, comparte ese estereotipo.
“Sabía tocar la trompeta, y no era nada malo con un arma” eso, y no demasiado más, es lo que sabemos de su pasado. La historia es una línea en presente, con todo lo trágico que contiene esa palabra, y más si la ubicamos en esos pueblillos perdidos que hieven en su propia tinta.

Balandro

Balandro
Graciela Perosio
Paradiso Ediciones, 2014
Poesía, 56 pp.

por Rubén Sacchi

Dos vientos empujan este velero: La necesidad de pintar y La necesidad de narrar, tales son las partes en que se divide el libro y su diferencia es sutil, quizás la clave se encuentre en algunos versos más plásticos y la alusión al pintor suprematista Kazimir Malévich.
El primer conjunto contrapone los sentimientos de esperanza y desesperanza, para terminar en la angustia existencial superada por la fuerza de la vida sobre todos los miedos, y asume el naufragio naturalmente: “jugar con las astillas del naufragio/ y bajo el sol de la playa/ desperezarme”.
Ya en la segunda parte, no es de extrañar semejante contingencia en quien “...dejó el timón/ al bramido del viento”. Toma conciencia de que, en la vida como en la poesía “...qué fragil era/ el hilo de la aventura/ (...) qué cotidiana/ la acechanza del peligro”.
Graciela Perosio define al deseo como “...una tormenta/ en la duermevela/ agobiante del verano”; se aferra a la memoria, en toda la subjetividad que esta implica y se asume en la fortaleza, sabiendo que, como humana, está encadenada irremediablemente al azar: “Yo soy la montaña./ (Y la montaña también es un balandro.)”.

Un toque de mimo

Un toque de mimo
Escuela de Mimo Teatro Escobar-Lerchundi
Defensa 611, C.A.B.A.
Sábados 21 hs.

por Eva De Bartolo

Acostumbrados al uso de la palabra a veces hasta la saturación sin llegar, sin embargo en muchas oportunidades, a comprendernos y comunicarnos a través de ella, este espectáculo sorprende haciendo descubrir un lenguaje tan antiguo como nuevo para la sociedad actual: el lenguaje gestual, un arte universal, para el que no existen las fronteras culturales.
En la varieté Un toque de mimo, que se viene realizando dos sábados por mes en la Escuela de Mimo Teatro de los maestros Roberto Escobar e Igón Lerchundi, los artistas demuestran su versatilidad, haciendo reír o conmoviendo, logrando la emoción del espectador con la transmisión de ideas y sentimientos, vivencias y estados de ánimo. Con la única escenografía de telón y piso negros y un adecuado manejo de luces, comprendemos que se puede llegar hasta las fibras más íntimas nada más que con el cuerpo en movimiento.
Ni bien comienza el espectáculo, descubrimos la premisa de Jacques Lecoq en escena: el mimo abierto, el que en la creación personal explora y pone en juego todos los recursos a su alcance, tanto de teatro como de danza, sus conocimientos de música y canto, a fin de lograr expresar sus emociones y para que la dinámica del espectáculo no decaiga.
Los sketch se suceden precedidos por los músicos y el presentador. En ellos descubrimos al hombre de saco y corbata alienado ante el espejo, cruda metáfora de la realidad; la profundidad poética en la metamorfosis del pez y el pescador y en la de la acordeonista y el malabarista con su bola blanca y la danza con el manto rojo; también los desopilantes, como la bailarina asustada porque no sabe su coreografía y pide auxilio al público y el de los dos ladrones.
Excelente el trabajo de los actores con un alto nivel en la construcción de sus personajes. Un espectáculo altamente recomendable.
La varieté es autogestionada por alumnos y ex alumnos de la escuela, quienes se encargan de la organización, coordinación y dirección.
Actores por orden de aparición: Guillermo Balbuena, Melina Forte, Valeria del Río, Sara Massi, Pablo Brun, Agustin Romano, Javier Miranda Romero, Paula Veron.
Músicos: Adèle Shahshahani, Ailin Flores Zvik, Natalia Rammsy Sanchez
Presentador: Cristian Fierro/ Mariano Damonte.
Iluminación: Sebastián Coronel; Asistencia técnica: Nicolás Galarza.

Autopísticas

Autopísticas
Autores varios
Clara Beter Ediciones, 2014
Poesía, 64 pp.

por Rubén Sacchi

El homo hábilis, la especie humana más primitiva, atesora la friolera de dos millones y medio de años, mientras que el hombre moderno, anda recorriendo estos parajes desde apenas 200 mil. Desde ese entonces, una y otra especie, más sus descendencias, ejercieron distintas formas de sojuzgamiento de la mujer.
Gito Minore, compilador y prologuista de esta antología, acota esa eternidad y se ubica como referencia en un lugar y una creencia particulares -los que nos tocan- para definir el origen del patriarcado, momento desde el cual el hombre se erige en el gran actor principal, reservando a la mujer un papel secundario, generalmente ausente de “bolo”. Ese momento es el nacimiento de la Era Cristiana, estos poco más de 2 mil años son apenas un suspiro en el largo aliento de los mortales.
Autopísticas reune a un grupo de poetas de diversos confines. Los hay de las diferentes latitudes vernáculas y también de otros países latinoamericanos, sin olvidar un aporte desde Suecia. Todos tienen algo en común, los une su género: son poetisas.
La antología forma parte del proyecto Grito de Mujer, un Festival Internacional de Poesía, ideado y coordinado por la escritora dominicana Jael Uribe y que tuvo su segundo capítulo en el Centro Cultural La Imaginería, ubicado en el barrio de Boedo, de la Ciudad de Buenos Aires, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora en 2012.
“Mírame hija,/ y promete que nada tronará más fuerte/ que tu grito de mujer liberta”; “Soy de esas mujeres/ que se abrochan un incendio a la cintura/ y salen a romper candados viejos con el llanto o la risa.”; “¡Ah! Indómita obsidiana, no claudiques,/ la quid de la herida, no es la estepa”, son algunos de los versos con que las poetas llaman al desparejo combate en el que conquisten la igualdad de derechos con su compañero, el hombre. Hay la que apunta los golpes recibidos, pero también hablan del amor, de los hijos y la vida, de todo eso que ellas saben hacer tan bien sin la pauta directriz de lo masculino.
En definitiva, este libro concurre a la realidad como un rayo de justicia. Forma parte de ese trabajo silencioso y permanente que, por fortuna, cada vez más se viene desarrollando en diversos ámbitos, no sólo de la cultura, haciendo de este mundo algo más llano y digno de ser vivido.

La débil mental

La débil mental
Ariana Harwicz
Mardulce, 2014
Novela, 112 pp.

por Rubén Sacchi

Luego de leer las dos novelas de Ariana Harwicz, el lector seguramente sospechará que ambas forman parte de una obra superior que las abarca y cuya temática es, ni más ni menos, la locura.
Sus personajes ocupan un mundo casi bucólico, que podría ser el paradigma de la felicidad a la hora de decidir una vida alejada de la insanía ciudadana, pero al cerrar los ojos al imaginario placer, la bofetada nos hará comprender que en ese paraíso habitan pequeños infiernos.
Nada más alejado para definir a la protagonista que el título. No hay debilidad mental, hay soledad, angustia, obsesión y una buena cuota de sadismo, en dosis suficientes para convertirlas en una peligrosa patología.
De buscar un común denominador a lo largo del libro, el sexo es, sin dudas, el tópico a seguir, y lo expone en su lado más animal e instintivo, sin acomodarlo a costumbres ni prácticas sociales (“Me encerraría con él en los lugares más sombríos, lúgubres y estrechos del mundo”). El sexo como iniciación de la vida y único contenido, sin el cual la vacuidad se torna insoportable.
Con esta obra, la escritora parece consolidar un estilo muy personal, basado en el monólogo interior y el uppercut constante. Los personajes son sólidos, trabajados con agudeza y se mueven en el tiempo sin mayores inconvenientes. El pasado y el presente se asumen así como lógicas consecuencias y refuerzan la línea narrativa.