Camino


Camino
Cuartoelemento
Producción independiente, 2009

por Rubén Sacchi

Nuestra tierra ha dado muchísimos músicos de excelente nivel, pero muy pocos tan versátiles a la hora de definir estilos como Rubén "El Mono" Insaurralde. Su última banda, Cuartoelemento, da sobradas muestras de esta aseveración.
Ha pasado, entre otros, por el retorno de Piero y su grupo Prema a inicios de los 80 y, ya en democracia, por la mítica banda del Chango Farías Gómez: Músicos Populares Argentinos.
Esta nueva formación la integra con Néstor Gómez en guitarra y voz, Matías González en bajo acústico y voz y Horacio López en percusión y voz y ya llevan grabados 3 compactos. Los anteriores, Cuartoelemento (2005), Premio Gardel en el rubro “Mejor Álbum de Tango Nuevas Formas” y Alquimia (2007), grabado en vivo en Ciudad Vieja de La Plata, prefiguran la línea de Camino, lo que ya marca un estilo.
Temas propios y versiones de grandes compositores, como Atahualpa Yupanqui, los Hermanos Abalos, Joao Bosco y Antonio Carlos Jobim, en el cancionero latinoamericano o el músico de jazz Bill Evans, hacen las delicias de quienes esperamos una actitud más fresca, que aporte aires de desenfado a la hora de improvisar y dejar paso a la creatividad.

Museo Ezeiza: 20 de junio de 1973

Museo Ezeiza: 20 de junio de 1973
de Pompeyo Audivert y Andrés Mangone
Centro Cultural "Francisco Paco Urondo" de la
Facultad de Filosofía y Letras, UBA
25 de Mayo 221 , esquina Perón
Del 14 al 18 de diciembre - 21 hs.

por Rubén Sacchi

"Estos cortaron una ruta a lo largo, no a lo ancho". La frase la dice un personaje con aspecto de servicio de inteligencia, y ninguna figura metaforiza mejor la magnitud de las interminables masas populares que, desde los cuatro puntos cardinales del país, acudieron a Ezeiza en junio del 73 para presenciar el regreso del exilio de su líder: Juan Domingo Perón.
La obra se define acertadamente como "instalación teatral", pues es un intermedio entre una pieza dramática y un museo viviente. El famoso palco, donde se pudo apreciar el choque de los sectores en disputa, preside un ala del salón. A sus pies se extiende un tendal de caídos, entre los que operan algunos sectores represivos y el espectador deambula libremente entre ellos, quienes refieren sus historias: "Señor, yo no sé qué hago aquí, me arrastró la multitud"; "soy poeta y mis versos abren los ojos de los difuntos"; "mi nombre es Iñíguez y estuve encargado de armar el escenario"; "nosotros somos peronistas", son algunas de las frases que dicen mirando a los ojos en abierta súplica, que genera un sentimiento de culpa al abandonarlos para pasar a la siguiente víctima.
Cuarenta actores representan impecablemente esos hechos luctuosos que preanunciaban lo que vendría en los años siguientes. Una obra fuerte, descarnada, que no rescata la alegría previa sino el dolor posterior a los disparos, el físico, por supuesto, y el que produce la certeza del sueño roto, partido en mil pedazos, como la metralla. Un sueño inalcanzable, como el avión que pasó de largo alejándose de los miles de cabecitas negras.
Leonardo Favio, presente en el acto, cantaba Fuiste mía un verano. Al día siguiente, comenzaba el invierno del 73, un invierno que sería eterno para más de 200 compañeros.


Dirección: Pompeyo Audivert y Andrés Mangone
Asistencia de dirección: Fernando Kabhie, Lucas Olmedo y Gino Fusco
Música, composición y ejecución: Claudio Peña
Paisaje de sonidos: Mirko Mescia

Elenco:
Adela Busquet, Adrián Barrionuevo Díaz, Ana Audivert, Carlos Gonzáles, Clarisa Staracci, Danae Cisneros, Diego Martínez, Esther Misgalov, Federica Presa, Federico Alonso, Francisca Rivero, Gabriela Ram, Gloria Slemenson, Gustavo Enrietti, Gustavo Marzo, Hugo Cardozo, Ignacio
Litvac, Ivan Balsa, Janet Bar, Juan Carlos Antón, Julieta D´Amore, Laura Brisighelli, Liliana Catalán, Liliana Cobe, Lucía Calvo, Lucía Rabey, Macarena Aniyar, María Pía Poveda, Martín Scarfi, Maya Sarasúa, Nara Mansur, Nelson Agostini, Nicolas Lisoni, Pablo Díaz, Romina Soler, Rosario Ferreiro, Rubén Parisi, Sabrina Pérez, Sergio Fernández y Valeria Di Toto.

El tiempo mata


El tiempo mata
Agustín Gribodo
Ediciones de La Cultura, 2009
Novela, 90 pp.

por Rubén Sacchi

Jacinto Benavente escribió: “En cuestión de árboles genealógicos es más seguro andarse por las ramas que atenerse a las raíces” y muchas veces es así, una familia puede integrarse de perfectos desconocidos o disputar despiadadamente una herencia, como quien apuesta en la ferocidad de los mercados.
Un caserón, cuatro hermanos. Cada uno llevó una vida diferente, pero una fotografía los junta en otra época, inconfundiblemente, dentro del mismo marco. Cuatro vidas con sus visiones particulares del futuro, distintas necesidades y proyectos.
En ese escenario y entre esos personajes se desarrolla la novela de Agustín Gribodo, que obtuvo una Mención en el Premio Bienal 2008, del Consejo Federal de Inversiones. Una historia que troca del drama familiar al policial negro.
Con una prosa atrapante, nos muestra el nivel de alienación en que puede caer un ser humano cuando su vida se circunscribe a un solo objetivo y su universo, que podía aparecer como amplio y contenedor, puede desaparecer de un día para el otro, como lo representa el sarcasmo de su principal personaje, Gustavo: “Serás lo que puedas ser o no serás nada”.

La isla de los pingüinos


La isla de los pingüinos
Anatole France
Editorial Claridad, 2009
Novela, 336 pp.

por Rubén Sacchi

“En la situación presente -dijo con tranquilidad- se imponen tres medios de acción: contratar a los matarifes, corromper a los ministros y secuestrar al presidente...”. Esta frase, de increíble actualidad, bien podría ser parte de un diálogo entre el presidente de facto de Honduras, Roberto Miche­letti y los generales golpistas, la madrugada del 28 de junio pasado, antes de perpetrar el golpe de estado; también cabría la posibilidad de que fuese la confabulación entre el genocida Augus­to Pinochet y su jefe de inteligencia, Manuel Contreras, en setiembre del 73. Pero no, fue escrita en 1880 por Anato­le France, Premio Nobel de Literatura.
Esta notable parodia de la historia de la civilización nos hace ver que nada ha cambiado desde que el mundo es mundo y el hombre comenzó a hacer uso de la razón para imponerse por la fuerza.
Es de celebrar que se realicen reediciones de estas grandes obras de la literatura, generalmente olvidadas de los catálogos de las grandes editoriales, y que poseen un inestimable valor para quienes buscan, a través de viejos pensadores, acercarse a la comprensión del presente.

Apuntes para una biografía


Apuntes para una biografía
Alberto Ramponelli
Ediciones Simurg, 2009
Novela, 192 pp.

por Rubén Sacchi

¿Cómo escribir una biografía? La primera exigencia, según aseveran los cánones cientificistas, es la veracidad, sin embargo, Juan José Saer dijo que eso es solamente un supuesto retórico del género. Por ese motivo, el autor sugiere al lector no abandonar en ningún momento la actitud de desconfianza.
El biografiado, Edward Echenique, llega a Buenos Aires deportado de EE.UU., casi a inicios de los 70, fecha que da a la novela un marco de referencia de gran movimiento social y cultural.
El personaje deambulará por el escenario under, donde aparecerán Javier Martínez -baterista del grupo Manal- o la mítica Cofradía de la Flor Solar, agrupamiento platense pionero del hippismo vernáculo. Para quienes provenimos de esa generación, cada pasaje nos hará revivir frescos de época, cuando los OVNIS, Isaac Asimov y Yosip Ibrahim hacían pensar en visitar Ganímedes.
Una trama que retrata una época de gran esfervescencia, pero no deja de lado el trabajo intimista, que sólo se logra modelando delicadamente la arcilla de cada personaje, asumiéndolo a un entorno conflictivo, donde la dictadura instalada en 1976 también juega su papel.

Una novia para King Kong


Una novia para King Kong
Eduardo Espósito
Ediciones Amaru, 2005
Poesía, 128 pp.

por Rubén Sacchi

Escribe Marcos Silber en el prólogo: “La poesía -la poética- de Eduardo Espósito revela claramente un trabajo de cincelado, de gubia celosa guiada por la madurez de toda empresa responsable”, y no se equivoca ni apela a complacencias.
Los poemas recorren la cotidianidad del autor y describen con inigualable precisión nuestra historia reciente, ya sea la fugaz primavera democrática iniciada en el 73 como el largo invierno de la última dictadura, en Mundial 78 (Retrospectiva): “y mientras Kempes era vivado por Massera/ por un segundo gol de atropellada/ (...)/ y Clemente arengaba a multitudes/ con la euforia del tiren papelitos/ (...)/ junio los preparaba y/ Agosti se los llevaba/ (...)/ era un tiempo en pretérito discreto/ y nosotros aullábamos/ y vosotros aullabais/ y ellos (sobre todo ellos) aullaban/ con un eléctrico ardor/ como en el tango”.
Una novia para King Kong es la metáfora del amor imposible, pero es a la vez un libro crudo, que tanto desenmascara una sociedad cruel como se pone frente a un espejo para reírse de sí mismo con una aguda causticidad. Un conjunto de poemas fáciles de tragar pero difíciles de digerir de una vez, ligeramente.

Agualava


Agualava
Patricia Díaz Bialet
Ediciones Atuel, 2009
Poesía, 208 pp.
por Rubén Sacchi

¿Hay algo que conjugue en sí mismo el ardor volcánico y el bálsamo sanante? El amor, en su expresión carnal, quema y sosiega a la vez. El sexo, como una milenaria terapia animal que derrama en su éxtasis el agualava, un neologismo compuesto de dos vocablos que expresan, más que el súmmum de los dioses, un néctar bien humano.
Seis capítulos componen este volumen y, en ellos, muchos poemas precisan un origen o una fecha: un pueblo en el Norte, un lugar en la calle Humahuaca, que seguramente serán, por publicarse, hitos de relevancia en la vida de la poeta. Sin embargo, algunos datos nos transportan irremediablemente a un pasado tan común como terrible: Buenos Aires, 1977 “En lo externo se degollaban hombres y animales./ El vicio era feroz./ Imperaba la potestad del matadero,/ el latir de la furia”.
Agualava es un libro franco y expuesto, aunque no por ello previsible. Cada verso nos sorprende con “tres bocas de fuego para royerte la lengua”; la lava fluye incandescente “y te llamo cien veces a mi cuerpo/ a mi cóncava cueva de planeta parcial e inhabitado”, en la conciencia de que “Después del amor/ viene en una bandeja oscura el extenuado sueño sombrío”.

mínimamente


mínimamente
Gito Minore
Edición de autor, 2009
Poesía, 64 pp.

por Rubén Sacchi

Mi primer contacto con Gito Minore fue a través de una hoja de poesía que él editaba en la segunda mitad de los 80: Cielorrasos. Desde entonces vengo siguiendo sus pasos -que el poeta se encarga de mantener presentes mediante el envío de sus “poemas quincenales”-, en los que se percibe un crecimiento literario.
Su poesía logra una interesante síntesis entre mensaje y metáfora, típica de quien trabaja la palabra en el intento de la exactitud, la búsqueda de la piedra filosofal que dé a nuestros textos la eterna juventud.
Los poemas de mínimamente rezuman tristeza y fracaso. Una mirada desesperanzada, pero también crítica, hacia el mundo cotidiano propone “Descartar todo lo que nos ciudadanice,/ nos esclavice, nos domestique./ Habrá que volvernos/ indigentes de civilización”.
Interesante trabajo que nos empuja a desechar lo banal, “...el cartón pintado/ que decora el escenario kitsch de la vida”, ahondándose en “el orden ilógico de las pesadillas” y sentenciando que “Lo sagrado será/ al fin de cuentas/ volvernos humanos”.

Medanales: crónicas y desmemorias


Medanales: crónicas y desmemorias
y otros enigmas
de Gabriel Impaglione
Eco Ediciones, 2008
Cuento, 208 pp.

Por Rubén Sacchi
El animal se hace humano en la cultura. Un hombre es producto de su historia y ésta, a la vez, es consecuencia de aquél. Las historias, entonces, construyen a los hombres y a los pueblos, que cobran vida a través de los relatos de sus habitantes y visitantes.
Medanales es un lugar en la costa atlántica ¿real o imaginario? poco importa. Lo cierto es que en él habita un grupo de personas capaz de las más grandes maravillas, allí ocurren hechos desopilantes y se corporizan los sueños más sublimes.
El tiempo y el espacio son apenas variables circunstanciales que pueden seguir cualquier derrotero. En ese mundo de fantasías puede encontrarse quien mueva un médano gigante a paladas, un encantador de vizcachas o un eximio nadador que una el Mar Mediterráneo con el Río de la Plata. Allí puede llover durante días enteros, tras la rotura de una ola gigante o crecer florecillas azules sobre las huellas que dejan las pisadas de una muchacha.
Los relatos de Medanales son construcciones que unen la memoria de lo que fue con la "memoria" de lo que quisimos que fuera, y en esa proyección hacia atrás en la que gobiernan nuestros recuerdos más caros, el corazón puede salirse del pecho y galopar a discreción por esas playas.

25 años del Rojas


25 años del Rojas
Recopilación de Natalia Calzón Flores
Libros del Rojas, 2009
Ensayo, 320 pp.

por Rubén Sacchi

El Centro Cultural Ricardo Rojas cumplió 25 años de vida y lo celebró a lo grande. Naciendo simultáneamente con el retorno al orden institucional, inició sus actividades con la mesa redonda "La cultura argentina en la vía a la democracia", de la que participaron Ricardo Piglia y Beatriz Sarlo, entre otros. El lugar recién se estaba acondicionando y comenzaron a desarrollarse actividades que se multiplicaron en proporción geométrica, incorporando ciclos de cine, teatro, danza, muestras de plástica y fotografía más una cantidad de cursos de diversa índole.
Para este aniversario, nos obsequió con un volumen que repasa lo actuado en este cuarto de siglo. Una cronología cuenta rigurosamente los hitos salientes de cada año y una gran cantidad de mini ensayos acercan las voces de quienes desempeñaron las diversas disciplinas a través del tiempo: Sergio Chejfec, César Aira, Griselda Gambaro, Carmen Guarini, Marosa Di Giorgio, Leo Masliah, Alan Pauls, Liliana Herrero, Leónidas Lamborghini, entre otros creadores.
La producción gráfica del libro está muy cuidada y se ilustra profusamente con imperdibles fotografías para delicia de los lectores.

El pliegue o Filosofía para princesas

El pliegue o Filosofía para princesas
de Susana Herrero Markov
Teatro IFT
Boulogne Sur Mer 549, 2° piso
Domingos 20 hs.

por Rubén Sacchi

El ambiente es una mezcla de prostíbulo y velorio, porque ¿qué mayor prostitución para la especie humana que el desperdicio de la existencia?. "Me preguntan por qué siempre me visto de negro, es el luto por mi vida".
Esa desazón y clima depresivo flota entre ocho mujeres que sueñan una vida mejor, con la certeza de no poder alcanzarla jamás. Mujeres que esperan "por vocación o por vicio", como si esa espera fuese un todo en sí misma y nada pudiera resolverse favorablemente.
Con una escenografía inidentificable y en constante dinámica, transcurre El pliegue o Filosofía para princesas. ¿Cuál es el pliegue, el de las telas que las envuelven y con las que se asfixian para luego renacer? ¿un pliegue en el alma? Más pareciera un doblez del tiempo, donde en apariencia nada transcurre y la estática pasa a ser la única y absoluta ley de la física, únicamente transgredida por un constante deambular sin rumbo para acabar en un mismo sitio, en el que desfallecen y se yerguen una y otra vez.
Los personajes, maravillosamente representados, reproducen textos de profundidad filosófica, con un nihilismo que oprime. Hablan de sus sueños de actriz, del matrimonio, de la lejana Moscú, con un fondo musical ecléctico y bien seleccionado. Luces y sonido adecuados completan la pieza.
Ocho mujeres que no pueden contra el mandato ancestral, que sufren y sueñan, que se preguntan: "Si el futuro no llega ¿a dónde se queda?".

Elenco:
Danae Cisneros, Noelia Larrasolo, Susana Herrero Markov, Grace Maldonado, Lorena Pérez, Noelia Sansone, Mariana Suarez y Florencia Velázquez

Equipo:
Dirección: Susana Herrero Markov.
Director asistente: Tomás Viola.
Asistencia de dirección: Javier Molinas.
Diseño de luces y sonido: Tomás Viola.
Asistentes de vestuario y ambientación: Eugenio Tedeschi y Sergio Sayago.
Fotografía: Mario Guzmán Cerdio, Delfina Margulis Darriba y Nahuel Alonso.
Video: Valentín Herrero.
Producción: Il pliegue Logística y Armando Producciones.
Diseño gráfico: Tomas Viola.
Producción artística: il Pliegue Logística y el Parakultural.
Textos charlas filosóficas princesas y concepto: Susana Herrero Markov.
Prensa: Blablabla – Difusión de espectáculos.

Dulce

Dulce
de David Señoran
Espacio Cultural Pata de Ganso
Pje. Zelaya 3122, Abasto
Sábados y Domingos de Octubre
Domingo 1º de Noviembre, 21 hs.

por Rubén Sacchi

Un desfile de modas como marco aparente. Una, dos, tres... decenas de pasadas realizan cuatro modelos por la pasarela. Habrá diseños exclusivos, ropa informal y lencería, para terminar con los tradicionales trajes de novia. Ellas deben lucir impecables y lo hacen. Pierden sus fuerzas, sufren vahidos, desmayos, llegan extenuadas y, sin embargo, sin planteamiento alguno, se mantienen en escena: el show debe seguir.
La puesta está pensada para un desarrollo coreográfico sin obstáculos. Sólo un sendero para desfile deja lugar a que las actricen luzcan sus capacidades, y lo hacen maravillosamente. Un fondo kitsch se proyecta de manera permanente y sólo se modifica el vestuario de las modelos.

¿Qué buscan esas mujeres? ¿Qué se busca de ellas? A través del mundo de la moda, la obra denuncia el lugar que la sociedad reserva a la mujer y los mandatos que acarrea. Ellas son como robots, sus movimientos medidos por una maquinaria perversa, de sorda violencia.
Según su director, la obra parte del cuestionamiento: ¿Es necesario fingir que tiene sentido? Bajo esa premisa y de acuerdo a los intereses en juego, las aguas se dividen en víctimas y verdugos. Las mujeres viven el calvario de la apariencia y reciben un décimo primer mandamiento: no te chuparás el dedo. Mientras tanto, la industria sigue su curso imperturbable, en un frenesí casi suicida que nos lleva a recordar la obra del escritor Horace McCoy: "¿Acaso no matan a los caballos?".

Elenco:Carolina Babiio
Sol Gorosterrazu
Jimena López Salerno
Belén Ortíz

Equipo:
Dirección y puesta escena: David Señoran
Asistente de dirección: Virginia Rossi
Música original: Alejandro Catarino
Diseño de escenografía: Ezequiel Procopio y Giselle del Corral
Diseño de iluminación: Facundo Estol
Diseño de vestuario: Ezequiel Procopio
Fotografía: Cecilia Carrasco
Diseño audiovisual: Cecilia Carrasco y Florencia Ara
Diseño gráfico: Luciano Crispi
Asesoramiento teatral: Ariel Osiris
Prensa: Octavia Comunicación y gestión cultural

Bambolenat

Una película en vivo
de Compañía sombras de arena
Multiespacio Los Angeles
Av. Corrientes 1764 – Sala 3
Sábados de octubre y noviembre a las 20.00 hs.

por Rubén Sacchi

El sonido ritual de una antigua música inunda el aire, creando la atmósfera necesaria para que el viejo druída comience su relato. Bambolenat narra el nacimiento del hombre y su descubrimiento del mundo a través de sentidos y sentimientos. El nuevo ser halla los diversos elementos primordiales que componen el mundo y se relaciona con los diferentes reinos, persiguiendo un amor platónico.
Un extraordinario trabajo que combina diversas técnicas y géneros para lograr una proyección combinada de actuación, dibujos en arena y títeres de sombra. Gran manejo de la sincronía y las proporciones, lo que supone largas horas de estudio, ensayo y concentración.
La utilización de música sintética mixturada con sonidos étnicos y de percusión, más el agregado de una voz coral crean un fondo de ribetes mágicos al mejor estilo de Las mil y una noches.

Actor: Matías Haberfeld
Títeres: Natalia Gregorio – Leila Bustamante
Dibujos en arena: Alejandro Bustos
Música electrónica: Germán Cantero
Instrumentos étnicos: Gabriel Landolfi
Actor narrador: Daniel Tur
Puesta en escena: Juan Pablo Sierra
Voz diosa: Naymí García
Vestuario: Lidia Benítez
Técnica: Alejandro Naviliat
Escenografía: Laboratorio escenográfico
Prensa: Colombo - Pashkus

Tríadas


Tríadas
Claudio Símiz
Ediciones La Luna Que, 2009
Poesía, 52 pp.

por Rubén Sacchi

Este último trabajo del poeta morenense tiene la particularidad de agrupar los poemas en siete tríos que bien podrían ser, cada uno, un único poema.
Escribe en El acróbata: “El acróbata se apropia un segundo del aire/ sabe que nunca será suyo/ pero él igual lo apresa/ y el aire lo sostiene”. Con inusual maestría, Símiz de apropia de la poesía y la hace suya por ese momento único que es la creación, sabe que es un hecho efímero, entiende la finitud, incluso de ese poema ya echado a volar y que anidará en otras bibliotecas, como otros se afincaron en la propia: “Al final/ las miríadas de páginas y polvo/ que fatigué mil veces/ o esquivé tercamente/ resultarán mi cosecha y mi siembra/ la manera de entrarme mansamente/ en el descubrimiento prodigioso del olvido”.
Rompiendo el esquema, el volumen cierra con dos grupos de cinco poemas: Marinas y Memorial de Palestina, condenando la barbarie que el ejército israelí perpetra contra el pueblo palestino mientras “el ojo de Dios estaba en otra cosa” y concluyendo tristemente que “En el otro hemisferio las rondas van despidiendo al sol/ aquí quiere nacer y sólo sangra”.

Pájaros cubiertos de ceniza


Pájaros cubiertos de ceniza
José María Pallaoro
Libros de la Talita Dorada, 1999
Poesía, 96 pp.

por Rubén Sacchi

La poesía de Pájaros cubiertos de ceniza sosiega el alma. Desde la cubierta -dibujo infantil de la, entonces, pequeña Valentina Ascolese- a todo su contenido.
Y no es que su temática sea complaciente. Por el contrario, no deja tópico sin abordar en profundidad, pero lo hace de una manera contemplativa. Del mismo modo que tienen los maestros orientales de hablar con serenidad, y aún bellamente, ya sea de la vida o de la muerte.
Será por eso que alude en más de una oportunidad al poeta chino Li Po y quizá coincida con él en que “El mundo está lleno de pequeñas alegrías; el arte consiste en saber distinguirlas”.
En ese sentido, se sumerge en dolores y ausencias pero vuelve a revivir en la frescura de las muchachas o un paisaje sencillo, de barrio, de césped y retamas, ese escenario que lo vio nacer y le heredó un lenguaje para que siempre lo acompañe.
Un trabajo que lleva diez años de editado, aunque aún puede conseguirse en la editorial. Incluye un final a toda orquesta, con poemas ambientados en diferentes ritmos y géneros musicales, para acabar despidiéndose: “El/ está/ solo// y// no/ le/ basta”.

De vos


De vos
Jorge Ariel Madrazo
Ediciones El Mono Armado, 2008
Poesía, 48 pp.

por Rubén Sacchi

Los versos con que el poeta cierra este libro son, quizás, la síntesis del volumen en su totalidad: “Vivir sin vos/ tal/ mi extraña ciencia/ estado o/ condición.// agua de la/ declinación/ cuyo fluir/ me guía/ hacia un/ ceniciento// morir sin mí”.
Hay diferentes formas de asumir el dolor al que nos arroja la muerte de un ser querido. Una de ellas, sin dudas la más sublime, es mudar esa ausencia en poesía, internalizarla de manera que corra por nuestras venas como si vivo.
En su obra, la ausente vuelve una y otra vez. Aparece nocturna o desde una fotografía. Los versos exorcizan el proceso doliente en dramática descripción y flotan entre la imaginaria resurrección o la impotencia ante el hecho inevitable. No hay retorno, pero el poeta le habla como si lo irremediable no hubiera pasado o como si el milagro hubiese de ocurir.
Un trabajo exquisito, para leer sin pausas, como suelen ser las páginas de Ariel Madrazo, ese gran poeta y narrador, tan prolífico como olvidado de las grandes editoriales.
Justicia, entonces, hace Ramiro Silber en esta edición bien cuidada, acercándonos lo último del poeta.

La patria es América


La patria es América
Autores varios
Ediciones Madres de Plaza de Mayo, 2009
Ensayo, 160 pp.

por Rubén Sacchi

Conocer el pasado no da certezas acerca del futuro, pero evita que se cometan los mismos errores que, por ignorarlo, consumamos una y otra vez.
A eso apunta la colección Semana de Mayo que la Editorial Madres de Plaza de Mayo lanzó en 2007 y hoy acerca esta tercera entrega que reúne ocho ensayos de docentes de la Licenciatura y Profesorado en Historia de la UPMPM, presentados por su rectora, Inés Vázquez.
Estos trabajos desarrollan hechos, poco difundidos en las páginas de los manuales de historia, de las luchas de los pueblos latinoamericanos por su liberación, tal como fue la revolución haitiana, liderada por esclavos negros que, enfrentando a los imperios más poderosos de entonces, lograron abolir el sistema de esclavitud antes que otros países de América.
Definiendo la posición que atraviesa el libro, Felipe de J. Pérez Cruz escribe en su ensayo: “No asumo la falacia con que intentan presionarnos y condicionarnos sobre la imparcialidad de juicios y la pretendida asepsia del enfoque histórico ‘científico’. La historia, quiéranlo o no, es una disciplina eminentemente política”.

Dime como cuentas...


Dime como cuentas...
Narradores floklóricos y narradores urbanos profesionales
Autores varios
Miño y Dávila Editores, 2009
Ensayo, 224 pp.

por Rubén Sacchi

"En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Esta frase con que comienza La Biblia y aparece en el Génesis, más allá de creencias religiosas, muestra la importancia que la palabra tiene para el desarrollo de la humanidad.
Antes de Johannes Gutenberg, la historia del hombre y su desarrollo cultural era volcada en incunables o llevada de boca en boca a través de los siglos. Los encargados de ello eran los narradores, juglares o habladores que mantenían la memoria viva.
Este libro propone un estudio de las diferentes prácticas y desarrollo de la narración oral folklórica y urbana. Aborda desde el terreno profesional y su vínculo con la narración escénica hasta manifestaciones de la etnoliteratura, como los epew del pueblo mapuche.
Para sintetizar el aporte que acerca este estudio, reproduzco un párrafo de la novela El hablador, de Mario Vargas Llosa, en ella, el personaje de Mascarita le pregunta al protagonista: “¿Qué tienen en particular los habladores?”. Este le responde: “Son una prueba palpable de que contar historias puede ser algo más que una mera diversión. Algo primordial, algo de lo que depende la existencia misma de un pueblo”.

Balbuceos (en noviembre)


Balbuceos (en noviembre)
de Ramón D. Tarruella
Editorial Mil Botellas, 2008
Novela, 170 pp.

por Rubén Sacchi

Un suicidio no es la mejor manera de empezar el día, pero puede ser un excelente detonante para dar comienzo a una novela.
De ese acontecimiento brutal parte el autor para referirnos, intuyo de manera cuasi autobiográfica, la vida en la adolescencia y primera juventud durante una época que sólo propició el vacío y se dio en llamar el menemismo.
Ese vacío es lo que sobrevuela el clima general del escrito. Chicos con mucho en su interior y sin un sitio donde volcarlo provechosamente.
Ramón Tarruella, integrante del Grupo Editor Mil Botellas, debuta en el género y no lo hace nada mal. Logra un fresco suburbano que describe con maestría los barrios y calles del sudeste del Gran Buenos Aires, donde el alcohol, las drogas y la música de rock acunan los sueños de miles de muchachos faltos de oportunidades y con ansias tremendas de vivir.
El libro se divide en tres partes. La primera cuenta el proceso de elaboración de una novela; la segunda es el desarrollo de esa historia; por último están los Epílogos, cinco de ellos, como para cerrar esa historia, que no queden cabos sueltos y, de ser posible, cicatrizar las heridas.

La poesía, las nubes y el ajo


La poesía, las nubes y el ajo
de Carlos Sánchez
Edizioni Librati, 2009
Poesía, 128 pp.

por Rubén Sacchi

El título de este nuevo libro del poeta y escritor Carlos Sánchez tiene una línea directriz que, indefectiblemente, nos conduce al blanco, tal vez como sinónimo de pureza: el ajo, las nubes y la poesía, que también pueden asumirse como cuerpo, mente y espíritu, esa compleja comunión que resulta ser el ser humano.
Y digo esto, porque sus versos son claros, aunque no por ello están libres de metáforas ni flotan en la superficialidad de la existencia. Por el contrario, se adentran profundamente en ese terreno pero sin asfixiar, dan aire. Quizás porque el autor habla desde la experiencia de haber vivido y, frente a las tragedias como el exilio, la injusticia, la muerte o la guerra, transmite un dejo de serenidad, la que deviene de asumir las propias limitaciones y exorcizarlas a través de la poesía: “Mi pobre poesía no puede remediar/ el aluvión zoológico de las huestes./ No por eso mi canto enmudece/ no por eso se extingue”.
La edición, impresa en Italia, donde el poeta reside desde 1968, es bilingüe y fue confeccionada con solidez. La cubierta exhibe una ilustración original de la artista plástica Cecilia Sánchez, interesante trabajo entre el surrealismo y el naïf.
Esperamos próximamente el arribo del volumen a estas costas, será una manera del autor de retornar al terruño natal.

Las mujeres que (M) aman demasiado

Las mujeres que (M) aman demasiado
De Eduardo Grilli
Espacio Colette (Paseo La Plaza)
Av. Corrientes 1660
Sábados 20:30 hs.

por Rubén Sacchi

Una mujer viuda cita a tres amigas a su departamento. La finalidad: participar de un ritual vudú, en el que las cuatro atravesarán sendos muñecos de trapo con agujas de tejer esperando liberarse, así, del karma que las tortura. Su mal es el amor de pareja, pero entendiéndolo como finalidad única de su existencia, desconociendo las palabras de Erich From en El arte de amar: "Si un individuo es capaz de amar productivamente, también se ama a sí mismo; si sólo sabe amar a los demás, no sabe amar en absoluto".
El mítico bolero de Benito de Jesús, La copa rota, irrumpe en la velada que se acompañará con vino, tan malo como abundante. Con el correr de las horas, irán descubriendo que comparten algo más que la amistad. Una serie de confidencias puestas a la luz les hará ver que nada es tan blanco ni tan negro.
Las mujeres que (M) aman demasiado, inspirada en el libro homónimo de Robin Norwood, es una comedia entretenida que hace reir de principio a fin a través de las situaciones provocadas por estas féminas, tan diferentes entre sí y tan iguales en su actitud frente a la vida.
Estas jóvenes actrices desarrollan un trabajo de calidad pareja. Las cuatro logran personajes pintorescos y bien trabajados en sus perfiles, aunque los de Martina Zapico y Verónica Parra logran un excelente nivel de composición. El resto del equipo acompaña correctamente la pieza.
El final deja flotando el mensaje de Norwood para estas desesperadas: "Recuerde que usted no puede cambiar a los demás, pero sí puede cambiarse a sí misma".

Elenco:
Susana Giannone (Maleeva)
Maria Veronica Parra (Hermosilla)
Barbara Vieytes (Erika)
Martina Zapico (Fantina)
Federico Gibert (Voz en off)

Equipo:
Dirección: Eduardo Grilli
Asistencia de dirección: Macarena González
Vestuario: Fernanda Alvarez, Franco Álvarez
Escenografía: Fernanda Alvarez
Iluminación: Oscar Boglioli
Maquillaje: Lara Klein
Fotografía: Franco Álvarez, Paula Martinez
Diseño gráfico: Eduardo Grilli
Asistencia general: Federico Gibert

Manía


Manía
Leandro Sayanes
Unión de Músicos Independientes, 2008

por Diego Luis Forte

Manía es un gran disco. Esta es la mejor descripción que puede darse de una colección de canciones que lo arrastran a uno a otro mundo. Globalmente la placa presenta un sonido muy actual, pero con raíces fuertes en una tradición ya establecida. Por momentos parece retomar elementos spinettianos pero muy a la Cerati, sumando efectos y apurando tiempos. Sobras remite sin escalas a la versión acústica de Un misil en mi placard. Todas las canciones están muy bien ejecutadas e impecablemente grabadas. No sobra una nota. En este sentido Llueve mal es una canción destinada al éxito. Una gran melodía con una gran instrumentación.
El clima de quietud que domina todo el disco comienza a resquebrajarse a partir de Om para adentrarse en la oscuridad. Todas las canciones van en subida pero parecen no terminar de despegar nunca. La voz de Leandro no llega a explotar y sus canciones tampoco. Si llueve mal y nada puede ser peor Leandro no termina de convencerse, pero sus canciones son tan buenas que esperamos que se convenza rápido.

Gotas que caen sobre rocas calientes

Gotas que caen sobre rocas calientes
de Rainer Werner Fassbinder
Teatro del Nudo
Corrientes 1551
Octubre: 16, 23, 30 y 31, 22:45 hs.
Noviembre 6, 7, 13, 14, 20, 21, 27 y 28, 22:45 hs.
Diciembre: 4, 5, 11 y 12, 22:45 hs.

por Rubén Sacchi
Fotografías de Hugo Sánchez


Leopoldo, un vendedor de seguros homosexual y cincuentón lleva a Fran, un joven de 20 años, a su departamento. Fran, que está de novio pero tiene una actitud ambigua respecto del sexo, se instala en la vivienda. “Jugando se conoce mejor a la gente” es el planteo de Leopoldo ante una pista de Scalextric, pero llevará esa máxima a otros planos de su vida, en un juego perverso que culminará en un desenlace trágico, cuando aparezcan la prometida de Fran (muy bien interpretada por Sofía Gala Castiglione) y la ex pareja de Leopoldo, quien puede ser visto como corruptor, llevando a su partenaire a situaciones límite de humillación y esclavitud, o como un Mesías que muestra a cada quien el camino que solo era incapaz de hallar.
La obra transcurre en el living del departamento, ampliando la escena con sonido en off en otras estancias. Una iluminación sencilla, al apagarse, produce los cambios de cuadro y, sin mayores modificaciones privilegia el trabajo corporal. Como punto flojo, el flash coreográfico está poco trabajado.
Gotas que caen sobre rocas calientes no tardan en evaporarse. Pueden significar lo efímero de las cosas. La fugacidad del amor y los momentos que se disipan al tocar lo contingente. También, y por sobre todo, la precariedad de la vida.

Elenco:
Sofía Gala Castiglione (Ana)
Virginia Garófalo (Vera)
Juan Pablo Mirabelli (Leopoldo)
Daniel Toppino (Fran)

Equipo:
Dirección y adaptación: Matías Marmorato
Realización artística: Dino Balanzino
Productores de sala: Lía Jelín – Miguel Rottemberg
Programación: Sebastián Blutrach
Jefa de sala: Rosana del Rosso
Operación técnica: Adriana Antonutti
Fotografía: Hugo Sánchez
Diseño gráfico: Darío Cánovas para "Usina 1811"
Producción ejecutiva: Cesar Carozza
Producción general: Producciones de la Infanta
Prensa: Duche & Zárate

Cómo la guerra fría transformó la filosofía de la ciencia


Cómo la guerra fría transformó la filosofía de la ciencia
Hacia las heladas laderas de la lógica
de George A. Reisch
Editorial Univ. Nac. de Quilmes, 2009
Ensayo, 480 pp.

por Rubén Sacchi

Desde el manifiesto programático La visión científica del mundo, publicado en Viena en 1922 por Moritz Schlick y sus seguidores, hasta los años de la guerra fría la filosofía de la ciencia se desarrolló en diversos momentos históricos, no siempre propicios. En los Estados Unidos, y en épocas de J. Edgard Hoover, fundador y director del F.B.I. y Joseph Raymond McCarthy, senador republicano por Wisconsin, los filósofos de la ciencia fueron sospechados de comunistas, espiados y controlados, por lo que el desarrollo de investigaciones se vio afectado seriamente.
“El ataque en Harvard no se perderá en otras instituciones más débiles. Si esto puede suceder en Harvard, creo que puede sucederles a ellas. Y así los profesores de todo lugar dudarán antes de expresar opiniones contrarias a aquellas que sostiene el senador McCarthy…” manifestaba Robert Maynard Hutchins, educador norteamericano respecto de las investigaciones del Buró Federal a esa casa de altos estudios.
Sin embargo, y pese al clima hostil, los positivistas tuvieron una actitud frente al contexto local y universal políticamente comprometida y lo expresaron en sus proyectos, que no se resumían a la ciencia, sino también al desarrollo social y cultural, siendo a veces acusados de realizar “actividades antiamericanas”.
Esta política paranoica y persecutoria, que de maneras diversas se mantuvo hasta nuestros días, moldeó planes de estudio universitarios y obligó a que se siguieran ciertas líneas de investigación y se abandonaran otras en la filosofía de la ciencia.
El autor, doctorado en filosofía por la Universidad de Chicago, se especializó en las áreas de la historia y la filosofía de la ciencia, el Círculo de Viena, la unidad y la desunión en la ciencia y la historia de la ciencia (en particular, historia de la física y de la revolución científica).

La casita de los viejos

La casita de los viejos
de Mauricio Kartun
Teatro El Vitral
Rodríguez Peña 344
Sábados 22 hs.

por Rubén Sacchi

Dice un poema que un hombre siempre vuelve, como si buscara el vientre de su madre; único lugar donde jamás se sufre. De ese incierto retorno trata La casita de los viejos. Y digo incierto, porque quizás el retorno sea imposible, nunca se puede regresar a ningún lado porque el lugar al que volvemos ya es otro.
Sin embargo, Rubén vuelve y lo encuentra o cree encontrarlo y allí están todas sus edades, todos sus afectos y sus odios... sus recuerdos. Pero en lo ideal la realidad no entra tan fácilmente y no sólo debe revivir el dolor sino que termina siendo expulsado como un paria dando paso a que sus “otros” intenten suerte.
Una puesta interesante que recrea un conventillo de mediados del siglo XX, con un inteligente cambio de cuadros a través de ropas que se tienden y destienden de la soga. Un trabajo correcto de los actores con buen protagónico y un destacable bandoneón en vivo, acompañando una notable voz, los que juntos dan un fondo de drama tanguero a la pieza.
La obra habla sobre la dolorosa construcción de la identidad y de esa búsqueda que mencioné al principio, aunque remite inevitablemente al poema de Mario Benedetti: “La infancia es a veces un paraíso perdido. Pero otras veces es un infierno de mierda”.

Elenco por orden de aparición:
Rubén: Gabriel Asdourian
Pocha: Mariana Brangeri
Porota: M. Cecilia García Moreno
Rubencito: Eitan Benzaquen, Kevin Alterman
Rosa: Liliana Capuro
Madre: Viviana Dofour
Padre: Carlos Vilches
Reemplazo: Jorge Giménez

Equipo:
Dirección General: Alicia Zanca
Dirección asistente: Juan Ignacio Acosta
Puesta en escena: Nicolás Pérez Costa
Escenografía: Lucio Tirao, Mery Vidal
Vestuario: Lucio Tirao, Mery Vidal, Daniela Zapata
Maquillaje: Romina Orfano
Fotografía: Virginia Greco
Diseño gráfico: Juan Pablo Picún
Prensa: Octavia Comunicación y Gestión Cultural
Producción ejecutiva: Ximena Faralla
Coordinación general: Virginia Lombardo

Como quien oye llover

Como quien oye llover
de Juan Pablo Geretto
Teatro El Cubo
Zelaya 3053, Abasto
Viernes, sábados y domingos 21 hs.

por Rubén Sacchi

Decir que Juan Pablo Geretto es buen actor sería caer en el lugar común de casi todos los que pudieron ver esta magnífica pieza. Diré, entonces, que además es un excelente "mirón", y es que sólo quien ejerce un exhaustivo trabajo de observación puede delinear tan bien el perfil de sus personajes.
Tres mujeres hablan del amor. Tienen tres diferentes maneras de vivirlo, pero ninguna de ellas representa lo que el molde de los tiempos muestra como una "ganadora", más bien todo lo contrario. Cada historia arrastra fracaso y soledad, pero son expuestas a través del humor, único remedio para enfrentar una realidad cruel.
La obra hace pasar por emociones encontradas, se puede reír con fuerza o emocionarse hasta las lágrimas sin solución de continuidad, y todo eso lo logra con maestría, sin caer en golpes bajos, sencillamente, coloca un espejo delante del público y cada quien ve reflejarse la parte que le toca.
Con un maravilloso trabajo de caracterización, son destacables el vestuario y el maquillaje. Buen manejo de luces y escenografía.
Como quien oye llover se presentó en el mes de julio en el 7º Festival Internacional de Cabaret de la ciudad de México y acaba de realizar una exitosa gira por el interior. Esta cuarta temporada logra una marca destacable en el circuito off.


Autor e intérprete: Juan Pablo Geretto
Coordinación artística: Chiqui González
Puesta en escena: Ana Sans
Diseño gráfico: Adriana Battista
Fotografía: Jorge Luengo
Maquillaje de producción fotográfica: Elena Sapino
Diseño y realización de utilería: Piero Arsanto
Realización de “Apolo”: Raúl Panza
Asesoramiento de vestuario: Ana Sans
Zapatos: Escalfe
Asistencia actoral: Silvina Santandrea
Productora ejecutiva: Viviana Battista
Prensa: Colombo-Pashkus
Producción general: Ana Sans Producciones
Website: http://www.juanpablogeretto.com.ar/

Religión y Poder en las Misiones de guaraníes


Religión y Poder en las Misiones de guaraníes
de Guillermo Wilde
Ediciones sb, 2009
Ensayo, 512 pp.

por Rubén Sacchi

Los albores del siglo XVII descubren en el llamado Nuevo Mundo un proceso misionero particular. La Compañía de Jesús se establece en el norte de nuestro litoral y en un buen sector de Paraguay y Brasil con el fin de evangelizar a los nativos guaraníes. Allí permanecerá hasta su expulsión en 1767 por Carlos III.
De ese proceso y de las relaciones que desencadenó habla el historiador Guillermo Wilde, pero el volumen no es un simple raconto histórico, sino que mira sociológica y antropológicamente adentrándose en documentos y testimonios que desmitifican conceptos tenidos en firme hasta el momento, ya en cuanto a la impermeabilidad de las culturas o a la aceptación pasiva de su penetración. Como en todo proceso intercultural, la una se nutre de la otra y se sintetizan.
El estudio resultó en un tratado profusamente documentado que echa luz sobre aspectos vistos de manera parcial. Muestra, al decir del antropólogo Carlos Fausto, como “finalmente derrotada, la experiencia reduccional acabó sobreviviendo, en un cierto sentido, como tradición indígena”.

Ella ríe sin embargo


Ella ríe sin embargo
de Perla Rotzait
Editorial Bajo la Luna, 2009
Poesía, 1088 pp. (2 tomos)

por Rubén Sacchi

Hay editoriales que editan buena literatura; están las que apuestan a intercalar talentos nuevos entre los consagrados; pero existen las que desentierran tesoros olvidados de las letras: esas son las imprescindibles. Esta paráfrasis de Bertolt Brecht bien cabe para la edición, en dos tomos, que Editorial Bajo la Luna acaba de publicar de la prolífica y casi desconocida obra completa de Perla Rotzait. El sello viene de herencia poética. Uno de sus creadores, Miguel Balaguer, es hijo de Mirtha Rosenberg, integrante del Consejo de Dirección de Diario de Poesía.
Rotzait es una de las poetas vivas más importantes de Argentina. Nacida en 1920, compartió amistad, entre otros, con escritores y artistas de la talla de Miguel Angel Asturias, Italo Calvino, Olga Orozco, Alejandra Pizarnik, Alberto Girri, Juan Batlle Planas y Rafael Alberti que prologó, con un poema, su primer libro: Cuando las sombras (Losada, 1961).
Sus trabajos son profundas miradas dentro del alma, pero no se resumen a lo íntimo, hay una posición tomada respecto del mundo, rebozan ideología, avanzan sobre los dogmas: “Vio el milagro del trigo/ y olvidó para siempre/ la multiplicación/ de los panes”.
El crítico Raúl H. Castagnino le escribió en una carta fechada en 1975, luego de haber leído el poemario La seducción: “Tu poesía es desusada y auténticamente original, diferente, casi mistagógica, remonta arcanos, taladra enigmas. No resulta fácil ni desciende al halago del oído. Requiere penetración, entrega e interpretación. Cada uno que lo intente extraerá cosecha propia. ¿Cabe mayor virtud?”.

Es inevitable

Es inevitable
de Diego Casado Rubio
Teatro La Carbonera
Balcarce 998
Domingos 20:30 hs.

por Rubén Sacchi

Un velorio. Gratos recuerdos y reproches tienen lugar en la elaboración interior del duelo de la viuda. En la pareja no hubo papeles, ni bienes ni hijos en común; sólo amor, que no alcanza a cubrir otras necesidades, las que empiezan a vislumbrarse ante la ausencia. Tras la muerte, Rosa queda en la casa con Menchu, hija de su pareja, tratando de resolver la angustia y el futuro.
En el oscuro relato Azul y estanque, Florencia Canale escribe: “lo que no puede ser mostrado no puede ser dicho” y ese es el punto de la obra, una historia de amor que desafía los estándares sociales. ¿Qué es lo inevitable? El amor, claro. Inevitable es la cultura, la construcción que cada uno hace de su vida, la subjetividad; el devenir del tiempo y, obviamente, la muerte, taxativa e inmutablemente puntual.
En una actuación sin fisuras, Estela Garelli muestra su versatilidad en esta pieza que experimenta una mixtura de disciplinas delicadamente entrelazadas, que incluyen video, canto y coreografía. Escasa y bien aprovechada escenografía, que permite mutar un ataúd en la cama donde transcurre el acto amoroso; todo cubierto con una correcta iluminación. Otro acierto está en el vestuario que, cual capas de una cebolla, va jugando cambios de clima en función expresiva de la escena.
Muy buen trabajo también de Lorena Viterbo como el de Patrizia Alonso, que genera algunos puntos de relajación necesarios para aflojar la tensión hacia el final de la obra.

Elenco:
Estela Garelli (Rosa)
Patrizia Alonso (Carmen)
Lorena Viterbo (Menchu)

Equipo:
Dirección: Diego Casado Rubio
Asistente de Dirección: Juan Borraspardo
Diseño de Vestuario y Maquillaje: Vessna Bebek
Realización de Vestuario: Nancy Murena
Diseño de Iluminación: David Seldes
Realización de Objetos Lumínicos: Pehuen Stordeur
Diseño de Escenografía: El Principito Producciones
Realización de Escenografía: Cristian Veneciani
Diseño de Arte: Vessna Bebek
Coreografía: Daniel Bartra
Grabación y Mezclas: Kinan Vibra
Músicos: Diego Menge y Carlos Agüero
Cantante: Josefina Lamarre
Creación Audiovisual: Diego Casado Rubio
Sonido Filmación: Franco Caviglia
Fotografía: Tomás García Puente
Diseño Gráfico y Web: Diego Casado Rubio
Artista Plástica: Trinidad Rubio
Productor Ejecutivo Argentina: Juan Borraspardo
Productor Ejecutivo España: Oscar Casado
Prensa: Débora Lachter & Asociados

Dos clásicos rescatados del olvido


Alias Gardelito y Kid Ñandubay
de Bernardo Kordon
Editorial Mil Botellas, 2009
Novela, 180 pp.

por Eva De Bartolo

Con gran acierto Mil Botellas acaba de reeditar un volumen con dos novelas cortas de Bernardo Kordon, Alias Gardelito y Kid Ñandubay, con prólogo de Germán García. Kordon fue un escritor excelente y prolífico con un permanente compromiso con el testimonio de la realidad social quien, sin embargo, integra la larga lista de olvidados de la literatura nacional.
Quería ser director de cine más que escritor, según un reportaje que en 1990 le hiciera Mempo Giardinelli para la revista Puro Cuento; la literatura fue para él una pasión pero nunca aspiró a dedicarle su tiempo completo ni fue su medio de vida. Sin embargo, a la luz de la lectura de estas dos novelas se comprueba una vez más esa naturalidad para expresar el mundo de los suburbios y sus habitantes, mostrando sin juzgar, a través de su penetrante mirada. Así, lo cotidiano cobra intensidad en el tránsito de los personajes por la vida en la lucha por la supervivencia, debatiéndose entre lo que quisieran ser y lo que la realidad les ofrece. En Alias Gardelito, Toribio Torres quiere comerse el mundo sin importarle los medios, utilizando la traición como moneda corriente. Jacobo Berstein, Kid Ñandubay, en cambio, trata de sobreponerse a los infortunios para no perder la dignidad. Ambos quieren remediar inútilmente la soledad, el aislamiento a que los condena la gran ciudad a la que anhelaban llegar y que los rechaza con crudeza, ese triunfo que desean y que los esquiva permanente y dolorosamente. Kordon pinta con maestría a estos perdedores que viven con la tristeza de saberse actores de un guión al que, aunque intenten, no pueden cambiar.
Podemos hacer nuestras las palabras del poeta chileno Pablo Neruda quien, en el prólogo a Viaje a Tombuctú, dijo “…en Kordon hay un verdadero que no le teme a la espantosa aparición, ni al canasto de la inmundicia ni a la demencial borrachería de cantinas y escupientes tugurios, ni a la insólita belleza de las soledades terrestres. Así… este escritor vagabundo nos enseña a andar con él entre los precipicios sin dejar de soñar, entre muy dormido y muy despierto, como debe ser.”
Sin duda, es un libro recomendable y necesario.

Todos los secretos

Todos los secretos
Ramiro Lehkuniec y Ulises Romero
Espacio Urbano
Acevedo 460
Sábados 21 hs.

por Rubén Sacchi

"Taller Arambillete e hijo, 3 de enero de 1930" reza el almanaque de hojitas desmontables colgado en la pared de un taller de costura. En él, un disímil grupo de mujeres intenta ganarse la vida, en momentos en que se hace cargo de la empresa el hijo del dueño, un joven que hace vista a los nuevos esquemas excluyentes del capitalismo.
Las costureras, en medio de su tarea cotidiana, cuentan sus amores y odios, sus alegrías, fracasos y desesperanzas. También ocultan secretos inconfesables pero que los gestos ponen al descubierto. Hay allí manifestaciones de enfrentamientos, celos y desconfianza pero siempre sobresale la solidaridad.
La pieza está pensada como melodrama al estilo de los viejos radioteatros o, como confiesa uno de los directores, Ramiro Lehkuniec, como "homenaje a las dramaturgias de Sánchez y Discépolo, el cine de Niní Marshall, Mecha Ortíz y Olinda Bozán, y la literatura de Puig". Interpretada por actores formados en el ex Conservatorio Nacional de Arte Dramático, hoy IUNA, plantea un problema muy actual: la crisis económica del capitalismo y las consecuencias en la clase trabajadora.
Un muy buen manejo de la ambientación, con sólido arraigo en un vestuario y un maquillaje notables, como también la escenografía. Los actores se ajustan a los límites del melodrama, incluyendo elementos humorísticos que colorean la obra suavizando la carga dramática, pero sin desmerecerla, lo que permite al espectador ubicarse ya en un clima de jolgorio, por algunas horas de asueto, o en el profundo dolor de la muerte. Todos los secretos trasluce abundante ensayo y trabajo de marcación.
Un pequeño detalle hace las veces de leiv motiv: el almanaque cambia su fecha en cada modificación de escena. Al fin de la historia, una terrible revelación marcará las vidas de las asalariadas, como diabólica broma el calendario exhibe 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes.

Elenco:
Romina Almaluez (María, la orillera)
Virginia Azzaretti (Nadzieja, la húngara)
Fabián Carrasco (Leopoldo Arambillete, joven bacán)
Rocío Flores (Helena Güiraldes Re, la prometida)
Julia Gárriz (Sarita, la que dio el mal paso)
María Emilia Ladogana (Irene "Córdoba" Paloti, la recién llegada)
Dominique Maucci (Dominga, la madre de familia)
Magalí Mella (Azucena, la falsa tuberculosa)
Florencia Prada (Isolina, empleada de limpieza)
Eugenia Rosales (Rosa, empleada de limpieza)
Nadyn Sandrone (Francina, la anarquista)
Cinthia Santos (Faustina Vallejos, la supervisora)
Facundo Suárez (el peón de al lado)
Daniela Tolini (la aparecida)

Equipo:
Dirección: Ramiro Lehkuniec y Ulises Romero
Amenización musical: Viviana Ghizzoni
Escenografía: Anastasia Baranoff y Félix Padrón
Vestuario: Guadalupe Romero
Coreografía: Mariano Garcés
Iluminación: Hernán Feola
Fotos: Ramiro Lehkuniec
Diseño: Juan Manuel Amaya

Un cambio

Un cambio
de Mariano Sayavedra y Andrés Rossi
El Fino, espacio escénico
Paraná 673 piso 1
Viernes, 21 hs.

por Rubén Sacchi

Atrás quedaron los tiempos en que los docentes se plantaban delante del aula y se hacían cargo estoicamente hasta la finalización del curso. Cuando los programas de estudio se planteaban como un "guión de hierro" al mejor estilo de Sergei Eisenstein. Hoy ellos también se asumieron como simples mortales y es común que echen mano a suplencias si algo les ocurre. Ese hecho es el aparente tema de Un cambio, aunque el reemplazo de un profesor no siempre es sólo eso.
En un escenario bastante despojado, que representa un claustro educativo, un profesor de música suple a la titular y ensaya presentarse a sus alumnos. Los métodos que utiliza son tan poco ortodoxos como los planteos que hace sobre la materia. Desde una anécdota doméstica, a propósito de la rutina de un conejo, propone una nueva manera de componer música, alejándose de las melodías tonales tradicionales y entrando en el dodecafonismo.
En realidad, la obra realiza un planteo filosófico profundo acerca de las estructuras de pensamiento, arremetiendo contra lo terminante y dejando en el aire la sentencia de que todo puede seguir trabajándose.
Apoyado en un sólido libro, Mariano Sayavedra realiza una actuación impecable en un esquema unipersonal difícil de sostener. Un papel totalmente creíble y logrado en un fino esfuerzo de composición. Obra inteligente, de bajo presupuesto y mucho de talento.

Elenco:
Mariano Sayavedra (Julio Orsori)

Equipo:
Dirección: Andrés Rossi
Música Original: Federico Marquestó
Iluminación: Juan Mariñas, Pedro Piana
Escenografía: Pedro Piana
Voz de Beatriz: María Soledad Manes
Fotografía: Alfredo Staffolani
Prensa: Blablabla - Difusión de Espectáculos
Ilustración y Diseño Gráfico: Patricia Tewel

El fin de la distancia


El fin de la distancia
Quiénes Somos
Producción independiente, 2008

por Rubén Sacchi

Cuando ya pensábamos qué más podía dar el punk rock, nos llega el primer trabajo de Quiénes Somos. Tras una década de maduración en el pago y ya con una formación definitiva, esta banda rosarina hace pie en Buenos Aires para mostrarnos y mostrarse lo que saben hacer.
El cuarteto, con dos fuertes guitarras al frente, se apoya en una sólida base de bajo y batería. Si bien manteniendo el tinte del género, la voz de Iván Mazzieri, a cargo del bajo, es lo suficientemente clara como para permitir la audición de las letras que contienen mensajes de compromiso social.
La placa, grabada y masterizada en los estudios La Nave de Oseberg, contiene una docena de temas de interesante factura, incluyendo una novedosa versión de Sobreviviendo, de Víctor Heredia.
Quiénes Somos son: Iván Mazzieri (voz y bajo); Aníbal Sallovitz y Germán Tomei (guitarra y voz) y Jonatan Neira (batería).
La banda se presentará el 6 de noviembre en El Marquee (Scalabrini Ortiz 666, de Capital) para luego hacer un breve retorno a casa, con un show el 21 de noviembre en The Wall (Buenos Aires 912, Rosario). Su página: www.quienesomos.com.ar

La Australia argentina


La Australia argentina
de Roberto J. Payró
Editorial Claridad, 2009
Ensayo, 400 pp.

por Rubén Sacchi

A fines del siglo XIX se realizó una expedición a la patagonia argentina a bordo del buque Villarino. En él viajaba un variado pasaje: inmigrantes ingleses y franceses, naturales y monjas. También el perito Moreno con su sobrino y José Uriburu. Un joven periodista, enviado por el diario La Nación para cubrir tamaña empresa, se embarcó con ellos junto a decenas de otros pasajeros, se trataba Roberto J. Payró. De ese hecho trata La Australia argentina.
El libro es una bitácora de viaje que refleja los eventos más salientes de la empresa con la maestría del literato. Cada pasaje constituye un verdadero aguafuerte, con el condimento de la picaresca a que nos tiene acostumbrados.
El autor nos lleva a recorrer las costas del Mar Argentino, deteniéndose en diversos destinos de los que refiere las anécdotas más diversas, que incluyen naufragios y vivencias junto a los Onas, los habitantes originarios más australes de nuestra patria, pasando por Lapataia y el penal de la Isla de los Estados.
Quien estaba acostumbrado a sus novelas, tales como El casamiento de Laucha, El falso Inca o Divertidas aventuras del nieto de Juan Moreira, encontrará en este volumen un Payró diferente, pero que mantiene la frescura de su pluma, generando descripciones profundas y didácticas que muchas veces no escapan a lo jocoso.

Las piedras del deseo


Las piedras del deseo
de Diana Sánchez
Ediciones Juglaría, 2009
Cuento, 100 pp.

por Rubén Sacchi

Una particular prosa nos lleva por las historias que la escritora vuelca en este trabajo. Allí, los elementos de la realidad se mezclan con la fantasía en una total armonía.
Dieciocho relatos componen este nuevo libro de Diana Sánchez, en los que se describen particulares vivencias humanas indagando en lo más profundo de su alma. Sin embargo, no es una labor resumida a lo intimista, hay en estos cuentos firmes denuncias de los oscuros manejos de poder que ejercen las instituciones sobre los más débiles, ya contra Evangelino Marañón, habitante del monte que se opone a la deforestación en Deuda interna o la joven periodista Constanza de El árbol de la vida.
Los textos no están guiados por una unidad temática. Saltan del fresco realista a la quimera y no descartan cierta dosis de humor, evidenciando "una espontaneidad que arroja la luz de los descubrimientos", según palabras de la escritora María Granata.
"Yo, poseída nuevamente, bajo la cabeza y, condenada a las palabras, empiezo a escribir". reza el final de La condena, a la vez que del libro. Tal vez Diana Sánchez se encuentre en estos momentos cumpliendo esa sentencia y, en poco tiempo, nos obsequie con otro jugoso volumen.

Rosa mística

Rosa mística
de Ignacio Apolo
Ciudad Cultural Konex
Sarmiento 3131
Jueves 21 hs.

por Rubén Sacchi

Decir bajo Boulogne, equivale a decir bajo Flores, Lugano, Retiro o cualquier sitio donde la carencia extrema haya empujado gente a la marginalidad de una villa miseria. En esa localidad, como muestra de la aldea global, se desarrolla la obra de Ignacio Apolo, justo en ese límite impreciso donde la pobreza y una vida digna se separan por un empleo.
No es verdad que la delincuencia y las drogas existan sólo en esos sitios, pero la tenacidad de los medios de comunicación hacen que lo pensemos así. También así lo cree la policía que penetra impunemente en las barriadas rompiendo su pudorosa intimidad. En uno de esos operativos una bala reglamentaria mata a Conchi, un bebé de seis meses, en brazos de la madre. Los vecinos lo santifican y la familia le hace un altar. Allí también vive Lauchi, un joven cartonero criado por su abuela.
Del otro lado de las balas hay un policía que comparte sus días con una esposa enajenada y su hija Rosa, cuya formación, tal vez para alejarla de esa atmósfera cruel, deja en manos del cura de la parroquia. Rosa es dueña de un fanatismo místico que la obsesiona y centra su accionar contra el profano santuario.
Lauchi y Rosa son las dos caras de una misma moneda. No pueden juntarse por la lógica perversa de los intereses de clase, pero puestos sobre la mesa, pagarán similar precio. Se gustan, se atraen, se ayudan... se rechazan y lastiman. En tanto ellos descubren esas sensaciones, los hechos se desencadenan dramáticamente dejando al desnudo la corrupción de las instituciones y sus denostables manejos de poder.
Un trabajo actoral más que interesante. Ana Pauls muestra que ser la más pequeña de la familia no invalida sus dotes; notable el manejo del lenguaje marginal por parte de Tahiel Arévalo quien compone un Lauchi bien logrado.
La puesta es sencilla, pero incluye unos paneles translúcidos que hacen las veces de espejos sinuosos, generando una dinámica en el cuadro, a la vez que dividen la escena en dos planos, uno real y otro latente. Las luces están bien trabajadas, aunque la cruz que se ilumina por momentos puede estar sobrando o, quizás, necesitando su equivalente en otros ámbitos, como la comisaría. Más allá de los detalles, un trabajo recomendable.

Elenco:
Rosa: Ana Pauls
Lauchi: Tahiel Arévalo
Padre de Rosa: Mario Jursza
Madre de Rosa: Amanda Busnelli
Cura: Alejandro Dufau

Equipo:
Dramaturgia y Dirección General: Ignacio Apolo
Asistente de Dirección: Yamila Transtenvot
Diseño de Vestuario: Claudia Tomsig
Diseño de Escenografía e Iluminación: Gabriel Caputo
Asistente de Escenografía: Diana Moreno
Realización de Escenografía: A&B
Diseño gráfico: Dupla >comunidad creativa
Violencia Escénica: Federico Howard
Coordinación de Producción: Andrea Hanna
Dirección Musical: Pablo BronziniPrensa: Duche&Zarate

La poesía es como el aroma


La poesía es como el aroma. Poética de Luis Benítez
de Camilo Fernández Cozman
Editorial Nueva Generación, 2009
Ensayo, 124 pp.

por Rubén Sacchi

Creo que la poesía es el género más practicado y menos divulgado de la literatura. Entre otras cosas, porque no es un buen negocio editorial; también, porque en esta época pasatista y superficial no resulta atractivo sumergirse entre figuras poéticas que lleven a la más profunda expresión del alma humana. Sin embargo, muchos son los libros que llegan a mis manos abordando la lírica y buena parte contienen obras interesantes., aunque la mayoría de ellos son ediciones financiadas por su autor o, en el mejor de los casos, a porcentaje con el editor.
De esa manera, en Argentina al menos, existen grandes poetas conocidos entre sus pares o en pequeños círculos de fieles seguidores pero permanecen ignotos para el gran público y ausentes de las vidrieras. Sólo un puñado de ellos logran romper ese cerco a fuerza de decisión y tenacidad, entre ellos se encuentra Luis Benítez.
Entre mis libros más preciados, conservo un viejo ejemplar de Behering y otros poemas, uno de los primeros publicados por Benítez y en el cual el Dr. Fernández Cozman encuentra el título para su ensayo. Lo halla en la página 15, en el poema De las tantas cosas que no puede: De las tantas cosas que no puede / mostrar ciertamente la palabra / la primera imposible es el olor / tan propio y exacto de las cosas.
El estudio del ensayista peruano encara la obra producida por el poeta en la década del 80, dejando de lado su primer trabajo Poemas de la tierra y la memoria. Su análisis, sin dejar de ser exhaustivo, tiene la didáctica de quien está familiarizado en dar cátedra en la materia, por lo que es un texto accesible a una franja amplia de lectores ávidos de conocer en profundidad la primera etapa de este notable rapsoda.
El volumen aborda el manejo de las diferentes figuras poéticas que Benítez desgrana en sus versos. Metáfora, metonimia, sinécdoque, antítesis, repetición y elipsis son analizadas y puestas en contexto de las diferentes corrientes literarias contemporáneas, ubicando la obra de nuestro poeta en el concierto lírico internacional.
Tres diferentes capítulos recorren sendos libros del vate: Mitologías / La balada de la mujer perdida, el ya citado Behering y Guerras, epitafios y conversaciones; incluye profusas reproducciones de su poesía obrando, de esta manera, como rito iniciático para nóveles lectores, dotados de inquieta curiosidad. Para ellos, un apéndice instruye sobre la obra principal del escritor, la complementaria y su correlato en los trabajos que sobre él se han publicado.
Cabe agregar que el autor realizó trabajos críticos de notable interés sobre la obra de importantes escritores, de la talla de Octavio Paz y José Watanabe. Que haya posado sus ojos en Luis Benítez es un indicador de la calidad artística que éste derrocha.

Coquetos carnavales

Coquetos carnavales
de Luis Cano
Teatro Sarmiento
Avda. Sarmiento 2715
Jueves a domingo, 21 hs.

por Rubén Sacchi

Paradojas porteñas. El paseante llega a Plaza Italia y echa a andar por la Avenida Sarmiento hacia el bajo. Sobre la mano del Jardín Zoológico no se advierte la misma actividad que en la de la Sociedad Rural, allí hace semanas que se trabaja en remozar la vereda; de este lado, no. El Gobierno de la Ciudad parece haberse olvidado de esa otra mitad donde se aloja el Teatro Sarmiento, también del personal artístico y técnico que allí, y en todo el Complejo Teatral de Buenos Aires, pone lo mejor de sí y al que adeudan sus salarios. ¿Arte o baldosas? Esa es la cuestión. Dentro, ese tema está resuelto. Uno se olvida de los cuadrados de cemento y todo es pura creatividad. Si hay algo que recuerdo de mi infancia con mucha nostalgia son los carnavales, aquellos en los que mi viejo no laburaba porque era feriado y nosotros salíamos por la tarde a enfrentar la batalla de baldazos y disparos de pomo, y de noche, a disfrutar las comparsas del corso.
Los carnavales podían ser locos, violentos, mágicos, luminosos, divertidos, desenfrenados y sensuales; nunca coquetos. La coquetería se perdía tras el anonimato de los disfraces y los efluvios del alcohol. La alegría popular no persigue la elegancia. Entonces, decir coquetos carnavales equivale a un oxímoron a partir del cual todo es posible.
Nada está claro en esta pieza, donde los símbolos gobiernan la escena y se prestan a un sinnúmero de interpretaciones. Hay un padre que maneja un buen negocio y hay hijos ambiciosos de sucederlo; circunstancia y móvil que sólo necesitan el brazo ejecutor. Pero sería ingenuo intentar reducir la obra a un mero hecho policial, lo que aquí se arriesga es mucho más. Quizás entre en juego la relación padre-hijo o tal vez los personajes representen diferentes niveles del poder político; como sea, se advierte el cuestionamiento de la autoridad y los roles que cada uno cumple en un grupo determinado. Más que en carnavales, los actores están en medio de un circo romano, donde la arena, tan estéril como la que la botella ofrece a la sedienta garganta, los contiene y enfrenta. Allí deben matar o morir, sobrevivirá el más fuerte o el más hábil o, como ocurre en la vida, el que tenga menos escrúpulos. Una permanente mezcla de fidelidades, traiciones y apetitos genera una espiral de vejaciones y violencia tan actual que hace pensar que esta sociedad alcanzó por fin su distopía. En ese clima caótico -que por momentos recuerda la novela La naranja mecánica, de Anthony Burgess- los protagonistas coinciden en un punto: marchan hacia su propia destrucción.
Un excelente trabajo actoral donde resulta difícil destacar desempeños y en el que se advierte una marcación precisa. Los actores juegan su papel con maestría, más allá de contexturas y edades, que parecen no revestir mayor importancia a la hora de poner el cuerpo.
La música en vivo, a cargo de Tian Brass, lo coloca como el actor número 13 (¿ordenamiento casual en este marco de pesadilla?) ubicado en un plano superior de la escena, algo así como un Dios que interactúa con los hombres a su entera voluntad. Completa la puesta un delicioso manejo de las luces, que logra dibujar sobre las tablas una densa atmósfera de tragedia.

Elenco:
Pablo Caramelo: Brancusi
Gabriel Molinelli: Basilio
Marcelo Mininno: Ayala
José Luis Arias: Barrientos
Mauricio Minetti: Asuraga
Germán De Silva: Badoglio
Diego Starosta: El Otro
Claudio Martínez Bel: El Uno
Nacho Vavassori: Ambrosi
Alejandro Catalán: Anglada
Carlos Weber: Bengoa
Miguel Israilevich: El chico
Tian Brass: Músico

Equipo:
Dirección: Luis Cano.
Asistente de dirección: Horacio Larraza.
Coordinación de producción: Gustavo Schraier.
Asistente artística: Lorena Ballestrero.
Escenografía y vestuario: Gabriela A. Fernández.
Asistentes de escenografía y vestuario: Julia Camejo y Estefanía Bonessa.
Asistencia ténica de altura: Diego Starosta.
Iluminación: Eli Sirlin.
Asistente de iluminación: Cinthia Liberczuk.
Música original: Tian Brass.
Musicalización: Luis Cano.
Coreografía: Luis Biasotto.
Asesoramiento en dramaturgia: Mauricio Kartun.
Duración: 65 minutos.