Dido, Reina de Cartago

Dido, Reina de Cartago
Christopher Marlowe
Traducción y notas: Mónica Maffía
Editorial Nueva Generación, 2014
Teatro, 160 pp.

por Rubén Sacchi

Dicen que la justicia, aunque tarde, siempre llega. Más allá de acordar o no con dicha sentencia, es claro que para ello es condición necesaria la aparición de un justiciero. Más de cuatro siglos pasaron desde la publicación de la primera edición de esta pieza teatral, y aún hoy continuaba inaccesible para los lectores que no dominaran, en profundidad, el idioma inglés.
La obra, editada al año siguiente de su temprana muerte, es la primera que escribió el gran dramaturgo inglés Christopher Marlowe y se basa en La Eneida, poema de Virgilio que relata las peripecias de Eneas, luego de la caída de Troya, y su llegada a Cartago antes de continuar su derrotero hacia la Península Itálica donde, por designio divino, deberá fundar Roma. Una sucesión de hechos culminará en tragedia, trama común en el teatro isabelino, que también desarrollará su famoso contemporáneo William Shakespeare.
La versión estuvo a cargo de la actriz, directora de teatro, autora y traductora Mónica Maffía quien, tras una concienzuda tarea que le ocupó dos años, logró un fascinante resultado que mantiene el espíritu y la frescura de la lírica latina antigua y el estilo teatral renacentista. Sin embargo, el trabajo no concluye con la traducción, sino que la obra se acompaña de una notación profusa y más que ilustrativa que pone al lector en contexto y lo ilustra acerca de las creencias mitológicas comunes en la antigüedad y que atravesaron los escritos de aquellos autores, de lo que Virgilio no fue excepción.
La traducción de Dido, reina de Cartago no es un hecho aislado ya que, como bien apunta Jorge Dubatti, en el país han visto la luz, por primera vez en castellano, textos como El teatro y su doble, de Antonín Artaud; Esperando a Godot, de Samuel Beckett o Ubú Rey, de Alfred Jarry, entre otros, lo que mueve a celebrar esta gratificante costumbre local.
Otro hecho para celebrar, sin dudas, es la autoritaria desobediencia de César Augusto, primer emperador romano, quien ordenara a los albaceas literarios de Virgilio no cumplir con la última voluntad de su representado. Este, en su lecho de muerte, había expresado la voluntad de que se quemase el manuscrito en el que había trabajado los últimos diez años de su vida, por considerarlo inacabado. Ironías del destino: hoy sigue siendo objeto de inspiración.

Molly Bloom puesta en boca

Molly Bloom puesta en boca
James Joyce
Adap. y Traducción Cristina Banegas y ot.
Editorial Leviatán, 2012
Teatro, 72 pp.

por Rubén Sacchi

Una noche de insomnio. Molly se revuelve en la cama sin poder conciliar el sueño. Mientras intenta contar, sus pensamientos recorren su vida amorosa. Una serie de ideas, aparentemente inconexas, se van desarrollando y forman el entramado de una relación, con sus frustraciones y algún que otro recuerdo feliz. También hay un repaso de las infidelidades y los deseos insatisfechos que hacen de ella un ser triste.
Molly Bloom, el personaje que cierra el hermético Ulises, de James Joyce, acerca la intimidad de una mujer joven de la burguesía inglesa bajo preceptos rígidos de moral, pero invadida de las urgencias con que la naturaleza nos dotó desde el origen de los tiempos.
Una buena pieza para ser representada sobre las tablas. Tarea que desarrollaron Cristina Banegas, Laura Fryd y Ana Alvarado en una excelente adaptación, supervisada por Carlos Gamerro, escritor que deconstruyó la novela y dejó escrita una especie de exégesis en la que abrevan quienes quedaron a mitad de camino en la comprensión de ese texto onírico.
Con producción fotográfica de Andrés Barragán esta traducción, que tuvo su puesta en febrero de 2012 en el Centro Cultural de la Cooperación, evidencia lo que puede lograrse con un buen trabajo en equipo.

Fósforos gemelos

Fósforos gemelos
Luis Duarte
Grupo Editor Latinoamericano, 2014
Cuento, 200 pp.

por Rubén Sacchi

Con un manojo de historias de disímil factura, Luis Duarte acerca la melodía del barrio, con toda la fantasía que ello implica, sus penas y su humor. También sus miserias.
Porque ¿qué es el barrio sino aquella aldea de la que hablaba León Tolstoi y se proponía como reflejo del mundo? Por ello, cuando el autor se desprende de los Fórforos gemelos que nombran al cuento homónimo, ese acto de solidaridad de clase para con el grupo piquetero que le cierra el camino, se convierte en un gesto que intenta ser universal y ejemplificador.
Hay cuentos para todos los gustos, crueles, hilarantes o melodramáticos, pero la frutilla del postre se la lleva Media naranja, un relato que retoma el mejor estilo del querido Osvaldo Soriano, fluctuando entre el drama y el absurdo, con villanos y anti-héroes, donde el bien gana, aunque no quede muy claro con qué utilidad.
Fósforos gemelos transita por ese mundo paralelo que es la imaginación, pero sabiendo que entre una punta y otra del camino hay una aparente sutileza: “La diferencia entre una calesita y un geriátrico es que, en un geriátrico, la sortija no existe”.

Cuentos desde la oscuridad


Cuentos desde la oscuridad
de Flor de María Canales Bastidas
Raíces Teatro, calle Agrelo 3045
Viernes y sábados de noviembre, 21 hs.

por Rubén Sacchi

El escritor y Premio Nobel de Literatura peruano Mario Vargas Llosa dedicó un libro a un personaje entrañable que ha sido central en la cultura de ese país. Se trata de El hablador y cuenta la historia de un antiguo habitante de la selva, que recorría las aldeas llevando noticias y tradiciones. Narraciones ancestrales que se decían para que no se olvidaran y fueran transmitidas de generación en generación.


Pareciera que esa buena costumbre no se ha perdido. Testimonio de ello lo da la narradora peruana Flor de María Canales Bastidas, que trae un espectáculo tan rico en costumbres y fantasías como fuerte en su mensaje, algo que concuerda con el ciclo de unipersonales del que formó parte, denominado Rebeldías, realizado en el Centro Cultural Raíces entre julio y diciembre del corriente año, en homenaje al actor Miguel Dedovich y que entre sus consignas levanta la del cacique Qom Mártires López, muerto sospechosamente en 2011: Por un teatro que dé vuelta el viento.

La puesta rebosa de sencillez, porque la verdadera riqueza está en el protagónico. La actriz exhibe una versatilidad notable para mixturar recursos. Así, a la narración le suma canto y baile, acompañado de música afroperuana, conformando una agradable pieza teatral para todo público.

Cuentos desde la oscuridad no habla de la noche ni se refiere a la lobreguez del alma o la mente, sino que exalta la negritud y, a su través, reivindica la igualdad y la tolerancia mediante historias tradicionales y cuentos de autor. Desde la tozudez de los esclavos para tocar su música a la historia de amor entre el sol y la luna, pasando por las peripecias de un conejo que quería ser negro o la leyenda del origen de los colores de la piel, el espectáculo conmueve y deja con ganas de más. Una buena muestra de cómo un género poco difundido como la narración oral puede atraer la atención del público sin que decaiga en lo más mínimo.

Ficha:

Actuación y Dirección: Flor de María Canales Bastidas
Prensa: Laura Castillo

El que lee mis palabras está inventándolas

El que lee mis palabras está inventándolas
Liliana Díaz Mindurry
La Letra Eme, 2014
Novela, 102 pp.

por Rubén Sacchi

Suele decirse que hay muchos mundos posibles, pero que inevitablemente están en éste. Tal vez sea la explicación de lo que le ocurre al matrimonio que protagoniza la última novela de Liliana Díaz Mindurry, una historia que se mueve en un paisaje desmesurado, excesivo, propicio a la locura y dominado por el cosmos y el magnetismo de una luna viva, latente, ubicado en un pueblito chaqueño llamado Campo del Cielo, sitio castigado por la constante caída de meteoritos.
Los dieciocho capítulos que la componen se engarzan y juegan con una especie de leitmotiv: la ignorancia o, para ser precisos, la ausencia de saber. Eso pone en tela de juicio toda acción y ­circunstancia, su veracidad y hasta su misma ­existencia.
El escrito puede hablar de muchas cosas, del agotamiento de una relación amorosa; del desequilibrio emocional y psíquico; del ostracismo de la comunidad toba; de la exhuberancia o, incluso, de un segmento de nuestra historia reciente en que el país atravesó el final de la crisis devastadora del neoliberalismo, pero su tema principal es la palabra. La palabra como deidad capaz de crear o deshacer todo lo que nos rodea, de modificar la realidad a su antojo, determinante del destino. La palabra como metáfora del poder.
El que lee mis palabras está inventándolas nos define protagonistas de esta novela atrapante, que reafirma a su autora como una de las voces destacadas de la narrativa contemporánea.