Doce dientes

Doce dientes
Pamela S. Terlizzi Prina
Editorial textosintrusos, 2013
Cuento, 172 pp.

por Rubén Sacchi

De la lectura resulta evidente que al hablar de Doce dientes no se hace referencia alguna a una dentición decidua. Cada pieza resulta una parte indispensable de la dentadura que compone el libro, una boca con capacidad de cortar, desgarrar y triturar, con la contundencia de la voracidad. Apetito que se proyecta en el lector y lo hace devorar las páginas sin solución de continuidad.
La autora juega con metáforas, algunas evidentes como en Una selva, donde expone la pobreza y el desamparo ciudadano en un paisaje tan hostil para el hombre como la naturaleza virgen, en esa analogía un padre transmite a su pequeño hijo los rudimentos del sobrevivir. Otras no lo son tanto, como en Sí, gracias, que transita un terreno donde la antropofagia se va asumiendo como natural para la supervivencia, en un devenir de días y horas idénticos en los que el hecho de comer llega a ser el objetivo de máxima y la conciencia deja lugar a la rutina impuesta por un sistema perverso e inasible.
Hay historias transitadas por heroinas épicas, representando la ruptura de clases como paso necesario al humanismo, tal es el caso de Naila, que cuenta la vida de una mujer burguesa obsesionada por la existencia de su doble húngara, mendiga, pordiosera y anagrama de su vida y de su nombre, por quien ofrece todo cuanto tiene, hasta el final. También están las protagonistas valientes de lo cotidiano, que asumen su condición frente a una sociedad hipócrita, como en La mudanza.
El poder descriptivo de los relatos es un deleite, tanto en el plano físico, expuesto en historias como Náufraga, que detalla magistralmente la agonía humana y la inocencia asesina de la naturaleza, verduga inconsciente y necesaria, como en el aspecto psicológico, que evidencia tanta capacidad para revelar los recónditos intersticios del deseo, en el erótico A pelo; como también los vericuetos del concepto de propiedad privada llevado al paroxismo y la locura de los protagonistas de Los planes.
Los cuentos de Terlizzi Prina son cuentos crueles, pero con esa crueldad que expresaba Abelardo Castillo que es inherente a la vida misma y se encuentra a cada paso, en los momentos complejos o en las circunstancias más sencillas. Esa que aparece cuando miramos la vida sin querer imaginar, a nuestro alrededor, un mundo de hadas.

Guaycurú

Guaycurú
Tierra rebelde
Jorge Luis Ubertalli
MeVeJu Editorial, 2013
Ensayo, 92 pp.

por Rubén Sacchi

En tiempos en que la problemática originaria se encuentra nuevamente en le tapete, cuando la sistemática matanza y desplazamiento de indígenas se da a lo largo y a lo ancho del país, este libro del Pampa Ubertalli hace un interesante y necesario aporte al debate y al conocimiento histórico de esta verdadera ignominia.
Nadie que se interese por la realidad circundante pudo ser ajeno al acampe del pueblo Qom, en pleno centro porteño, como tampoco a la marcha y vigilia sobre la Plaza de Mayo que las comunidades realizaron hace apenas unos meses, sin respuesta satisfactoria.
Guaycurú, que en guaraní significa bárbaro, es el grupo de aborígenes que habitan en el Gran Chaco y que a fines del siglo XIX y principios del XX protagonizaron tres sublevaciones contra el avance de los colonos y la explotación capitalista.
Un profundo trabajo de investigación, muestra la feroz represión y masacre a que fueron sometidos entonces, algo que, con diferentes modalidades, se reitera en el presente.
Guaycurú es un libro necesario, de lectura obligada para todos aquellos que creemos en un mundo mejor, que pueda ser disfrutado por todos.

Córdoba (La luz del centro)

Córdoba (La luz del centro)
Ica Novo
Eden S.R.L., 2011

por Rubén Sacchi

Como buen cordobés, el intérprete arranca con un cuarteto que recorre los barrios y la cultura mediterránea. Pero no abusa; luego dará una clase ecléctica de lo mejorcito que produjo esta Patria Grande en géneros y estilos.
Ricardo Ica Novo, poeta, compositor, músico y cantante, entre otras habilidades, nos deleita con un repertorio de lujo, que atraviesa la zamba y la chacarera (recordemos, nada más, que ha grabado con Peteco Carabajal) hasta recalar en un gato y una balada localista, Córdoba del sentimiento.  El viaje ahí no termina, también nos empuja al Río de la Plata, para degustar un negro candombe: La corralera.
Córdoba -y el país- le deben la fundación de escuelas y conservatorios de música. Comprometido con la realidad de su pueblo, nos dice: “Parece que todavía hay quienes discuten si los indios tienen o no tienen alma, como se hacía para justificar los crímenes cometidos por la ‘civilización’ contra los pueblos originarios”.
En este disco, hace un recorrido musical por La Docta, homenajeando sus distintas regiones, aunque admite que “Es medio difícil ser absolutamente justo y descriptivo de todos”.

El día que mi padre lloró

El día que mi padre lloró
Gito Minore
Clara Beter Ediciones, 2013
Cuento, 120 pp.

por Rubén Sacchi

Se podría apelar a un lugar común para definir el trabajo de Gito Minore. No sería equivocado afirmar que es un libro de lectura fácil. Claro, pero lo interesante, la verdadera profundidad, está en el mensaje que encierra cada uno de sus relatos.
Él mismo escribe en Esperando a la indiada: “Definitivamente la verdadera historia no es la historia que creemos que es la historia...”. Semejante intríngulis está lejos de ser una entelequia; para quien sabe leer entre líneas está el pensamiento de Rodolfo Walsh cuando define la historia que la burguesía reserva para el pueblo, vacía y sin referentes, como recién estrenada.
Un capítulo aparte merece Pascual, el personaje del cuento que da nombre al libro. Los trazos que lo dibujan son finos y, por momentos, trágicos, tanto que lo que lo eleva es el dolor: “Su rostro se volvió luminoso, hermoso, vivo, todo cubierto de llanto”.
Otros nueve relatos conforman el volumen y muestran una prosa interesante, que sabe unir lo dramático a lo grotesco con abundantes referencias al vivir contemporáneo y, sobre todo, compromiso, ese condimento que muchos escribas no cuentan en su alacena.

Ronda de espejos

Ronda de espejos
Diana Sánchez
Ediciones El Mono Armado, 2013
Cuento, 108 pp.

por Rubén Sacchi

Como nos tiene acostumbrados, Diana Sánchez lleva de la mano a personajes que bien podrían ser ­nuestros vecinos, claro que esos moradores protagonizan historias bastante particulares.
Los relatos se centran en situaciones donde las relaciones sociales e incluso familiares son llevadas al extremo, desnudando las facetas menos agraciadas del ser humano. Así, la intolerancia, en La camisa a cuadros o la insolidaridad, en La medianera metaforizan situaciones que pueden vivirse a cotidiano.
Con singular belleza traza frescos de la infancia denunciando, como decía Mario Benedetti, que “no siempre es un paraíso perdido”; el abuso y la traición van a la par de los celos, revelándonos un mundo del que no siempre se sale airoso.
Cuentos como La venganza nocturna de los paquidermos y El desquite contienen escenas donde la pasión no encuentra los límites que sí halla en Experiencia china.
Ronda de espejos es un volumen que refleja y muestra, como en las antiguas ferias populares, los diferentes aspectos que la distorsión nos proporciona y, para hacerlo más soportable, pone de fondo música de jazz y bossa nova.

Soldaditos de nadie

Soldaditos de nadie
Autores varios
Puño y Letra, 2013
Ensayo, 362 pp.

por Rubén Sacchi

Un sistema donde una franja de la población vive a expensas del resto, necesita de determinadas armas para mantener esa relación dominante. Las armas pueden ser diversas, las hay engañosas y menos evidentes, como la publicidad, la prensa o el entramado de códigos que hacen al sistema jurídico. Las otras, las más explícitas, son las que sacan la vida de cuajo.
Entre estas últimas también pueden distinguirse estadios diferentes. Cuando el poder establecido entra en franca disputa con alguna fuerza que cuestiona su legitimidad y lo pone en jaque, apela al enfrentamiento en el plano armado, sin escatimar recursos.
Es así que puede instalarse una dictadura que, luego de eliminar a los actores más expuestos de la contienda, apelando a métodos reñidos con la naturaleza humana, vuelve las cosas a su estado anterior.
En épocas donde los disconformes no están organizados como fuerza en disputa, pero sí como elemento cuestionador, aplica lo que se denomina “control social”, que consiste en la eliminación selectiva, en menor escala, de los elementos que originan la perturbación.
En esos períodos, la represión llega no sólo de la mano de las instituciones estatales, también lo hace desde verdaderos paraejércitos reclutados, muchas veces, en el ámbito social donde se mueven sus víctimas y conviven con estas.
Considerado por la Policía y la Justicia como un “‘ajuste de cuentas entre traficantes de drogas’, sin que haya ninguna necesidad de explicar por qué surgieron ni quiénes los ayudaron a constituirse como ‘bandas armadas’”, el triple crimen de Villa Moreno, en Rosario, evidencia una oscura trama de complicidades entre el poder político, el judicial, las barras bravas y el narcotráfico.
Soldaditos de nadie apunta a desnaturalizar esa realidad, que no debiera cobrarse tantas vidas de pibes jóvenes de las capas más humildes de la sociedad. El caso de Jere, Mono y Patom es nada más que una muestra del cuestionamiento que se menciona más arriba. Tres militantes del Frente Popular Darío Santillán, una organización territorial que le pelea a las mafias del poder un espacio, donde los jóvenes encuentran un futuro más justo del que suele provenir de las cocinas donde se elabora ese veneno del futuro llamado paco.

La cajita infeliz

La cajita infeliz
Eduardo Sartelli
Ediciones Razón y Revolución, 2013
Ensayo, 752 pp.

por Rubén Sacchi

Para definir el libro, nada más concreto que las palabras del autor: “Este es un libro contra el sistema capitalista como tipo de sociedad” y no miente, toda vez que su método de análisis está basado en su opuesto, o sea las teorías que nos dejara el decimonónico filósofo y activista Carlos Marx.
En una interesante analogía, presenta al capitalismo como el legendario Drácula y nos invita a una expedición por una particular Transilvania donde, al decir de Bram Stocker “La fuerza del vampiro está en el hecho de que nadie cree en su existencia”.
Recorre las etapas que la humanidad occidental fue transitando y analiza los diferentes modos de producción de la sociedad burguesa, llegando hasta nuestros días, en que el trabajador está expuesto a la explotación y degradación y donde la mujer pasa a ser “un objeto a disposición de la vista del patrón y de los clientes”.
Para aquellos que creen saber cómo es el mundo en que viven, se encarga de mostrar que la simulación de Matrix es más que una película de ciencia ficción y que en esta Cajita infeliz estamos todos metidos e interactuamos, mientras saboreamos una grasosa hamburguesa.

Estado de espesura

Estado de espesura
Pamela S. Terlizzi Prina
Ediciones Ruinas Circulares, 2012
Poesía, 64 pp.

por Rubén Sacchi

Un acápite de Rodolfo Walsh nos remite a Operación Masacre y “unos dedos”, como entidad misma, sin necesidad de cuerpo -y en boca de una grafóloga forense- hablan y, seguramente, dicen mucho.
Y es que Pamela Terlizzi Prina no necesita demasiados artilugios para que sus figuras sean explícitas. Conocedora de la médula misma de la grafía, prescinde de puntos y comas y sólo apela a unos tímidos paréntesis para vestir su poesía. Sin embargo, duda de la expresión, de la certeza de la palabra: “Han dicho que el lenguaje es prófugo/ y es mentira que acaso pueda crear”. Quizás las palabras sean “llaves rotas”, “porque las letras mienten”.
En esa presunción, busca los versos  que desnuden las injusticas: la represión (“...el rebenque no doblega sino a la carne”); la costumbre que opaca los días (“La rutina es un éxodo lejos del rumbo elegido”) o el hambre (“Soy un rostro que no me cabe en las manos/ para llorar.../ (...)// Todos los diablos del estómago me patean”.
En éste primer poemario, la autora demuestra solidez y un estilo definido, la capacidad de escribir “poesía en carne lienzo o leche”.