El día que mi padre lloró
Gito Minore
Clara Beter Ediciones, 2013
Cuento, 120 pp.
por Rubén Sacchi
Se podría apelar a un lugar común para definir el trabajo de Gito Minore. No sería equivocado afirmar que es un libro de lectura fácil. Claro, pero lo interesante, la verdadera profundidad, está en el mensaje que encierra cada uno de sus relatos.
Él mismo escribe en Esperando a la indiada: “Definitivamente la verdadera historia no es la historia que creemos que es la historia...”. Semejante intríngulis está lejos de ser una entelequia; para quien sabe leer entre líneas está el pensamiento de Rodolfo Walsh cuando define la historia que la burguesía reserva para el pueblo, vacía y sin referentes, como recién estrenada.
Un capítulo aparte merece Pascual, el personaje del cuento que da nombre al libro. Los trazos que lo dibujan son finos y, por momentos, trágicos, tanto que lo que lo eleva es el dolor: “Su rostro se volvió luminoso, hermoso, vivo, todo cubierto de llanto”.
Otros nueve relatos conforman el volumen y muestran una prosa interesante, que sabe unir lo dramático a lo grotesco con abundantes referencias al vivir contemporáneo y, sobre todo, compromiso, ese condimento que muchos escribas no cuentan en su alacena.
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