La salidera


La salidera
Sebastián Kirzner
Tren en Movimiento, 2010
Relato, 96 pp.

por Rubén Sacchi

La palabra salidera, hoy por hoy y en nuestro país, lleva a pensar en esa modalidad de robo a la salida de un ban­co, pero atinar una definición desde la óptica de Kirzner es un asunto más arriesgado. Quizás también se trate de una sustracción, pero de información -frases inconclusas, sugerencias truncas, ambigüedades-, también de la serenidad, esa que en el texto inicial, Anatomía, se expresa a través de las manos de Susan Sontag, pero que en realidad va acompañada de una actitud fuerte y nos cuenta la historia de una construcción lésbica, en donde hay lugar para hablar de religión y política, sutilmente, mostrando que todo, aunque sea un suceso personalísimo, no escapa al universo único que lo contiene.

Esa metodología de escamoteo se expone en Reclusión: “Nunca, en toda mi vida, he podido terminar de leer o escribir un libro, las últimas páginas simplemente no están”, o en Exceso y excedente: “Tal vez, yo no debería hablar”. Será que en estos relatos, llenos de sexo, dolor y atrocidades, la esparanza es una posibilidad remota en un final abierto, o como reza el epígrafe de Scott Fitzgerald en La internación: “Toda vida es un proceso de demolición”.

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