Pueblos fugaces
Carlos Aprea
Libros de la Talita Dorada, 2012
Poesía, 76 pp.
por Rubén Sacchi
Definir el libro de Carlos Aprea como una bitácora o un cuaderno de viaje sería incompleto. Tampoco decir que es una suma de postales del interior más profundo de nuestra tierra. Lo que el libro nos presenta es un tratado de magia, que sólo se interpreta si se lee con los otros ojos, esos que están detrás de los evidentes.
Cada poema es una geografía, pero de un mapa interior que, quizás en ocasiones, coincide con la hoja que prolijamente trazara un cartógrafo, aunque dotados de suficiente subjetividad como para hacer, de esos sitios, lugares inhallables para otros visitantes.
En la conciencia de ser viajero, el poeta posee los paisajes sin apropiarlos, los hace suyos con la fugacidad del instante que define el título y que reproduce en palabras de Thomas Radcliffe: “Toda maravilla es, por definición, apenas perceptible y pasajera”.
Luego de compartir paisajes y vivencias con habitantes de los más diversos sitios, de aprehender otras cosmovisiones, Pueblos fugaces nos lleva nuevamente a casa, pero con la impresión de que, como cantaba Daniel Viglietti: “Siempre el mundo será ancho, pero ya no será ajeno”.
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