Vida Retirada
Jorge Andrade
Umbrales Ediciones, 2014
Novela, 588 pp.
por Rubén Sacchi
El hombre entra a un baño público callejero supuestamente seguro, pero no sale. A partir de allí, mientras la esposa aguarda su regreso, él comienza una nueva vida.
Reza un proverbio árabe: “Si en la tierra hay un cielo, es éste, es éste, es éste”. Todos buscamos ese sitio, procuramos su hallazgo sin mayores éxitos... más insistimos. Ese era el horizonte de Paco, un castellano de Cuenca que no se conformaba con su destino pueblerino.
Cuando una persona provoca en su vida un cambio radical, no se sabe si lo que busca es aquel paraíso o huye de un infierno. Pero Paco, como el personaje del film del suizo Alain Tanner, El hombre que perdió su sombra, es un hombre felizmente casado, con dos hijos y un empleo no mal pago. Sin embargo, abandona todo eso para sumarse a un nuevo grupo de pertenencia, una troupe de marginados que viven en las catacumbas parisinas.
Escribía Fray Luis de León, en su Oda a la vida retirada: “¡Que descansada vida/ la del que huye del mundanal ruido...!”, claro que eso podría haber sido para un fraile del siglo XVI, en cambio, quienes hoy busquen ese paraíso, deben saber que allí habita la serpiente. Nada es perfecto, y el espacio y la tranquilidad deben disputarlo con los clochards, una legión de harapientos y malolientes cirujas, organizados casi al estilo de la mafia en un sistema kafkiano que pone una buena cuota de humor a la novela.
Por debajo de esta trama, hay un mensaje fundamentalmente ecológico, ya que plantea una vida medianamente disipada que se logra echando mano a los desechos de la sociedad capitalista. Es un verdadero canto al reciclaje. No sólo expresa esa realidad, también arremete contra el trabajo esclavo y las mafias de los laboratorios que especulan con el consumo de medicamentos.
En definitiva, una buena historia que atrapa, pero con un punto débil: el uso excesivo de otras lenguas que, si bien le procuran un clima cosmopolita acorde a las diversas nacionalidades que conforman el grupo, limitan el número de lectores que pueden acceder a una comprensión del texto sin la complicación de contar con varios diccionarios a mano.
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