Luis Benítez, historia nacional


Luis Benítez, historia nacional
Juan Sebastián Rodríguez Maza
El Arte de Leer Ediciones, 2024
Ensayo, 126 pp.

por Rubén Sacchi

"La censura no existe, mi amor. La censura no existe, mi. La censura no existe. La censura no. La censura. La", cantaba Juan Carlos Baglietto, a principios de los 80, pero la censura existía y había recrudecido desde el 24 de marzo de 1976. Claro que los artistas inventan recursos para sortearla, será que, como en aquella anécdota que se cuenta acerca de una reunión a la que asistió Jean Cocteau en una residencia plagada de uniformados, en la que una señora se le acercó a preguntarle: "¿Y usted,  a qué arma pertenece?", nuestro ilustre poeta respondió: "Servicio de inteligencia".
En 1922, Friedrich Murnau exhibe Nosferatu mientras que, nueve años más tarde, Fritz Lang, gran exponente del expresionismo alemán, estrena M, el vampiro de Düsseldorf. ¿Qué son estas dos películas? ¿simples variantes del clásico Drácula? No. Sendos films anticipaban de manera solapada el advenimiento de un monstruo llamado nazismo. Así, también ocurre lo que Rodríguez Maza cuenta de Benítez: "Lo que el poeta hace es esconder el elemento fatal en su lírica".
Luego de un par de capítulos que ubican filosófica e históricamente la obra de Benítez, el volúmen se aboca al estudio y análisis de los cuatro primeros poemarios del ensayado. Todos ellos publicados durante la década del 80, decenio que supo atravesar, desde la dictadura más feroz, pasando por la guerra de Malvinas y el retorno a la democracia, hasta el desembarco de las corrientes liberales que, salvo un lapso de discontinuidad, se prolonga hasta nuestros días, en el entendimiento de que "todo trabajo intelectual de una persona está condicionado por la historia".
Un paralelismo entre poesía y rock nacional, tomado este "no como un género musical, sino como un sistema poético insurrecto", va enseñando la guerra cultural que se libraba entonces, cuando los artistas no sólo se exponían a la destrucción de su obra, sino también a la de su propia vida, bajo un estamento mesiánico que bien se expresa en el poema Gannovan, del libro Behering y otros poemas: "Hemos hecho el bien de oreja a oreja/ y del vientre a la garganta;/ el nuestro fue otro modo,/ alguno, el horrible, de la eterna verdad".
Como no podía ser de otra manera, el ensayo concluye hablando de resurrección, "esa resurrección significa activar la memoria colectiva, recordar y honrar a todos los muertos". Para ello, elige el poema El Fénix, del poemario Guerras, Epitafios y Conversaciones, que entre sus versos dice: "el viento que barrerá su rastro,/ el mismo viento en que vuela/ único, de nuevo y resurrecto".
Para concluír, sólo quiero agregar lo valioso que resulta este aporte de Rodríguez Maza sobe los inicios de la prolífica obra de Luis Benítez. Libros inhallables, que algún editor debiera rescatar y que son parte de los pilares de la poética de una generación, jóvenes que se pusieron a la altura de lo que la historia y nuestras letras requerían.

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