Historias sin tiempo

Historias sin tiempo
Martha Oya
Editorial Dunken, 2011
Cuento, 112 pp.


por Rubén Sacchi

Quien busque un libro de cuentos con historias sencillas, algo que no es sinónimo de vulgaridad, seguramente encontrará una buena opción en el volumen de Martha Oya, La historia ­perdida, que reúne catorce cuentos frescos y agradables, agrupados bajo una hermosa portada de la artista plástica Virginia Palomeque.
Y eso no es todo. Hay un plus nada despreciable hoy en día: los relatos están bien escritos, cuidados y se aprecia buen manejo del lenguaje.
No hay una línea conductora en estas páginas. Las temáticas son diversas, casi cotidianas y desarrollan situaciones del día a día. Algunas, con resoluciones que sorprenden dando una vuelta de rosca interesante a un final que parecía previsible y no lo era tanto; otras, quizás de finales anticipables, donde el esfuerzo de la escritora recayó en el desarrollo del texto.
Escribe César Melis en el prólogo: “Las palabras se entretejen y despliegan a nuestros pies una alfombra viviente, una vegetación que nos cubre del desamparo, que nos desnuda en un abrazo o en una caricia para testimoniar la condición humana”. Habrá que animarse y comenzar a transitarla.

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