Brazos de ningún vacío
María Chemes
Paradiso Ediciones, 2012
Poesía, 64 pp.
por Rubén Sacchi
El libro de María Chemes intenta contener, en el hueco que forman los brazos en el gesto de abarcar, la totalidad de un recuerdo, esa presencia subjetiva que da sentido al título, negando rotundamente la hoquedad. Sin embargo, la falta del ser amado se percibe a través de los poemas. Una ausencia que llena y se reafirma como imperante.
“Sin el cuerpo, todo parece eternidad”, sentencia la autora, y agrega: “canto que canta el silencio/ cuando todo amor es memoria”.
Hay dos mundos que coexisten en esta historia, separados prolijamente por las sábanas, como si el dormir fuese un bálsamo para olvidar el dolor y la ausencia.
En esa realidad, Chemes escribe: “me abandono a la palabra/ como al consuelo de la voz”, y en la dura batalla que entabla se propone “quiero morir al miedo”, reemplazando al verbo matar, quizás consciente de que en ello le puede ir la vida y apuesta “o llaga/ o cuna”, como alternativas de dolor o refugio.
Busca la respuesta en la niñez, en una canción de cuna, pero asume la inexorable madurez: “crecerá vestida/ hasta que el traje se rompa/ y desnuda/ tenga que salir a vestirse”.
Gracias Rubén ,recién hoy leo tu reseña...sigo escribiendo
ResponderEliminarUna suerte que así sea, María. Teneme al tanto de las novedades. Abrazo.
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