La maldición de la literatura
Liliana Díaz Mindurry
Ediciones Ruinas Circulares, 2012
Ensayo, 164 pp.
por Rubén Sacchi
Nada tan controversial como la palabra. Desde los albores de la humanidad, el hombre descubrió su esencial poder y es así que, según la cultura hebrea, el nombrar apropia lo nombrado. De ahí que Dios sea el innombrable y, a la vez, se lo aluda como El Verbo, siendo así la palabra la que todo lo crea.
La autora parte de la imprecisión de la palabra como alumbradora del pensamiento, de esa manera, ese mal-decir es a la vez la maldición que el ser humano carga, cual pecado original o condena babélica.
Escribe: “Es posible que el ideal de la literatura sea hablar para no decir nada” mientras, más adelante, afirma: “El hombre al crear el lenguaje y al atravesarlo por los signos del arte (...), se crea a sí mismo”. Quizás en esa encrucijada fue que Pablo Picasso dijera que “al público le corresponde ver lo que quiera”.
El ensayo se sostiene en su mismo desarrollo, plagado de signos de pregunta que llevan a nuevas tesis, derivadas de aquella. Tal vez“El lenguaje es interrogación. No afirma ni niega: pregunta y ni siquiera la pregunta es comprensible además de no tener respuesta”.
encuentre su síntesis en el párrafo que afirma:
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