Autopísticas

Autopísticas
Autores varios
Clara Beter Ediciones, 2014
Poesía, 64 pp.

por Rubén Sacchi

El homo hábilis, la especie humana más primitiva, atesora la friolera de dos millones y medio de años, mientras que el hombre moderno, anda recorriendo estos parajes desde apenas 200 mil. Desde ese entonces, una y otra especie, más sus descendencias, ejercieron distintas formas de sojuzgamiento de la mujer.
Gito Minore, compilador y prologuista de esta antología, acota esa eternidad y se ubica como referencia en un lugar y una creencia particulares -los que nos tocan- para definir el origen del patriarcado, momento desde el cual el hombre se erige en el gran actor principal, reservando a la mujer un papel secundario, generalmente ausente de “bolo”. Ese momento es el nacimiento de la Era Cristiana, estos poco más de 2 mil años son apenas un suspiro en el largo aliento de los mortales.
Autopísticas reune a un grupo de poetas de diversos confines. Los hay de las diferentes latitudes vernáculas y también de otros países latinoamericanos, sin olvidar un aporte desde Suecia. Todos tienen algo en común, los une su género: son poetisas.
La antología forma parte del proyecto Grito de Mujer, un Festival Internacional de Poesía, ideado y coordinado por la escritora dominicana Jael Uribe y que tuvo su segundo capítulo en el Centro Cultural La Imaginería, ubicado en el barrio de Boedo, de la Ciudad de Buenos Aires, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora en 2012.
“Mírame hija,/ y promete que nada tronará más fuerte/ que tu grito de mujer liberta”; “Soy de esas mujeres/ que se abrochan un incendio a la cintura/ y salen a romper candados viejos con el llanto o la risa.”; “¡Ah! Indómita obsidiana, no claudiques,/ la quid de la herida, no es la estepa”, son algunos de los versos con que las poetas llaman al desparejo combate en el que conquisten la igualdad de derechos con su compañero, el hombre. Hay la que apunta los golpes recibidos, pero también hablan del amor, de los hijos y la vida, de todo eso que ellas saben hacer tan bien sin la pauta directriz de lo masculino.
En definitiva, este libro concurre a la realidad como un rayo de justicia. Forma parte de ese trabajo silencioso y permanente que, por fortuna, cada vez más se viene desarrollando en diversos ámbitos, no sólo de la cultura, haciendo de este mundo algo más llano y digno de ser vivido.

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