Circo Rodas
Playón del Walmart Avellaneda-km 9. Aut. Bs. As. La plata
(Ex Auchan).
Funciones: Lunes a Viernes a las 18 y 20:30 hs. Sábados,
domingos, feriados y vacaciones de invierno a las 15:30, 18 y 20:30 h., durante
julio y agosto.
por Rubén Sacchi
Antes de comenzar, debo reconocer que hace años que no
entraba a la carpa de un circo. La última vez que lo hice, aún los espectáculos
se basaban principalmente en la interacción con animales y recuerdo haber
llevado a mi pequeña, años a, cuando todavía la elefanta Mara y su domador Blas
eran la cara visible de la fiesta. Si bien acuerdo totalmente con la medida de
su prohibición, tengo que convenir en que el esquema que los shows proponían
debió cambiar radicalmente ya que, aún en los momentos en que el centro de
atracción era el humano y su habilidad, se apelaba a alguno de nuestros
cohabitantes. Así, más allá de la destreza del mago, palomas y conejos salían
de su galera y, pese al infinito equilibrio de los acróbatas, lucían su gala
sobre el lomo de algún corcel.
Los tiempos cambiaron y hoy la calidad de un circo depende
exclusivamente de la destreza y capacidad del hombre. No es fácil montar un
espectáculo exitoso y renovarlo permanentemente para que no decaiga el interés
del público, pero el Circo Rodas lo viene logrando desde hace 36 años y el
último verano obtuvo el Premio Estrella de Mar 2016, al mejor espectáculo.
El anuncio de “renovado elenco y nuevas atracciones” incluye
un considerable combo de más de 50 talentosos artistas, con payasos,
malabaristas, acróbatas y equilibristas de notable calidad; el infaltable
cuadro de magia a cargo del Mago sin Dientes y la distensión a que nos lleva un
buen número de variadas coreografías, con trajes incrustados con piedras
Swarovski, del Lido de París, bajo la dirección artística de María José Pintos.
El relax supremo llega con el de Show de aguas danzantes, que mediante un
manejo computarizado de más de 25 bombas y 700 picos, emite cuatro conjuntos de
chorros de agua que se combinan con luces de colores y efectos especiales al
compás de la pieza de ópera clásica Caballería ligera, de Franz Von Suppe. Sin
dudas, el momento límite de adrenalina lo define el Globo de la muerte, dos
esferas de metal dentro de las que seis motociclistas se entrecruzan a una
velocidad de más de 80 km/h., y hasta en completa oscuridad, arriesgando su
integridad a cada segundo.
La vida de circo posee una mística especial. El desarraigo a
que lleva el nomadismo de un show itinerante hace muchas veces que las familias
se unan en torno al espectáculo y desarrollen, padres e hijos, diferentes
aptitudes. Uno de esos casos es el de Stanko -responsable del cuadro que da en
llamar Antipodismo Moderno, consistente en malabares realizados con los pies y
utilizando elementos de los más diversos-, cuyas hijas integran el elenco
estable del Rodas, una de ellas, Johana, de tan sólo 22 años, entrega una
muestra de contorsionismo que bien recuerda los famosos versos del Tata Cedrón:
“no debe tener esqueleto”, ya que no es fácil imaginar huesos que resistan
posiciones tan extremas llegando al punto de, apoyada en sus manos, tensar con
sus pies un arco y acertar con la flecha en un blanco, entre otras proezas
físicas.
Un cartel reza: "El circo es el único lugar del mundo
donde se puede soñar con los ojos abiertos", de que eso suceda se encarga
su creador, Jorge Ribeiro Soares y cuenta para ello con la colaboración de su
director artístico, Ariel Heredia. Ellos, junto a un maravilloso grupo de
virtuosos, ofrecen un espectáculo digno de verse.
Fotografías: Maximiliano Martino
Prensa: Alfredo Monserrat
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