Poemas para leer en soledad
Primera selección
María de los Angeles Durante
Ediciones AqL, 2014
Poesía, 58 pp.
por Rubén Sacchi
La presente selección de poemas de esta autora del norte bonaerense, antologa sus anteriores libros con algunos agregados. Hace un raconto de toda su obra y, como escribe en Cáliz: “destellos de luces humean los versos/ más añejos de mi alma”.
Su poesía está construida en la modalidad de verso y rima libres, a excepción del poema Hambrientos, enmarcado en la estructura del soneto. No obstante, la cadencia y la musicalidad habitan las líneas de sus demás trabajos.
Un clima de melancolía y un dejo de dolor recorren los poemas de Durante sin llegar a la tragedia, más allá de la que importa la existencia misma. El otoño es la estación reinante en espíritu aún cuando su pluma pinte un fresco estival, como lo representa la imagen de la portada del volumen, también de su autoría: un desierto ardiente de fría soledad, “una postal fría y deshabitada”, tal sus palabras, sintetizan su sentir al igual que el verso “mi pensamiento es una carga arrastrada y larga”, expone toda una cuestión existencial.
El tiempo y su paso ocupan también el espacio de la pérdida. Hay un reflejo de volver atrás, pero no manifiesta el ansia de revivir lo vivido, sólo hay la intención de reasir el pasado en el momento del desgarro último: “¡Cuánto me han herido las agujas del reloj!/ En todas las cosas que han partido,/ volver a cada segundo en el momento del adiós”, conciente de la inapelable finitud: “...el ignorado goteo de las agujas fatales,/ sin querer morir pero muriendo”.
En un cosmos metafísico, lo humano, y por ende lo político, se diluye en una utopía universal cuando toma conciencia de la propia pequeñez y su fugacidad: “...despienso la patria y destejo los límites de la tierra,/ lo humano pareciera insignificante”.
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