Palacio de olvido

Palacio de olvido
Alberto Tabbia
La Bestia Equilátera, 2018
Narración, 176 pp.

por Rubén Sacchi

El rescate literario es esa tarea silenciosa y constante que algunas editoriales asumen con la firmeza de una decisión. Este nuevo libro de La Bestia Equilátera, fiel a esa premisa, nos acerca las páginas inéditas de alguien que, sin esa voluntad, hubiese quedado sepulto en ese Palacio de olvido en el que moran muchos nobles escritores que, por las circunstancias que fueren, no llegaron a plasmar sus trabajos a través de la industria gráfica.
Se interroga Luis Chitarroni en el prólogo “¿La felicidad y la gratitud de los lectores puede parecer hoy una recompensa insuficiente?”. Vaya uno a saberlo. Aquí, creo, lo que interesa no es la utilidad que los lectores puedan sacar de este libro. O sí, pero no es lo más importante. Aquí, lo que se debe tener en cuenta es el acto de justicia -al mejor estilo de Max Brod- que tuvo el buen tino de acercarnos a estas letras.
El libro reúne una buena cantidad de historias en las que ­prevalecen los rasgos biográficos, por lo que tiene ese doble valor de lo testimonial. Hay personajes de lo más pintorescos, algunos mundialmente conocidos, pero también oscuras celebridades, cuyas vidas y circunstancia son descriptos de manera atrapante.
Juega con una forma de relatar que, sin perder su propio estilo, remite a las aguafuertes arltianas. Tabbia describe los carnavales del 41 y los disfraces usados con un tono desopilante pero también, y más gravemente, relata la masacre de obras de arte a manos del nazismo.
Nuestro autor no confiaba en el valor de su escritura, decía en Roma: “Esta acumulación de impresiones me anestesia y posterga la angustia siempre presente de mi inutilidad”. En una función de Esperando a Godot, ante esa espera infinita se interrogaba “¿Una imagen de mi vida? Tal vez de cualquier vida”. Nos toca a nosotros penetrar en estos escritos cargados de vivencias, y darles el peso que indiscutiblemente conllevan, el de los recuerdos transformados en buena literatura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario