El Paso del Chaltén


El Paso del Chaltén
de Marcelo Mangone
Teatro La Máscara
Piedras 736 CABA
Sábados de agosto, 18 00 hs.

por Eva Candendo

En la jerga barrial qué significa ser perdedor. Será aquel que dejó pasar las oportunidades que la vida le brindó. O tal vez quien nunca las tuvo. El pensamiento meritocrático indica que seguramente el primero, ya que quien así lo quiere, puede lograr superar las adversidades y obtener un triunfo económico. Para ese pensamiento, tan corto de miras que solo entiende de apetencias pecuniarias, las oportunidades se brindan a todos por igual, basta poner en juego el deseo y la imaginación. Sin embargo, la realidad cotidiana en nuestra sociedad demuestra que no hay en ella espacio para todos. Concretarán sus aspiraciones solo un grupo cada vez más reducido, miembros de familias que detentan los hilos del poder desde siempre. No habrá lugar para el pobre, para el que tenga que ocupar su tiempo luchando por la mera subsistencia.


 En El Paso del Chaltén, la nueva obra que ofrece el ciclo Teatro Desocupado, dos hombres esperan desde hace mucho tiempo el tren en un andén anegado por el agua de la tormenta que parece no tener fin. La lluvia arrecia e inunda el Paso, por lo que el futuro viaje se vuelve incierto. Hace ya varios días con sus noches que están allí esperando, aunque uno de ellos, Villegas, no quiera reconocerlo y prefiera el llanto y la soledad. Mientras su verborrágico compañero, en una clara definición de su estado, dice de sí mismo que es cuentapropista sin cuenta propia, la mujer de Villegas aparece para sacarlo de su aislamiento y convencerlo de la necesidad de dar pelea a esa tormenta que les está arruinando la vida, con el coraje pero también con el amor imprescindibles.
 
Dos perdedores, dos seres desamparados en medio del temporal, clara metáfora de la terrible dureza a la que están sometidos en este momento neoliberal de la historia, en el que la vida en sí misma no vale sino como recurso económico, no importa cuántos queden en el camino. La historia vislumbra la esperanza, porque el viento del sur despejará el cielo y se podrá volver a soñar.

Si bien su autor, Marcelo Mangone, marca una línea ideológica definida, no cae en ningún momento en lo panfletario. Su obra es poesía pura que fluye tanto en el texto como en la actuación. Los tres protagonistas demuestran su excelencia en el escenario con un desempeño parejo en calidad, emocionando y, por momentos, también logrando algunas risas. Es de destacar la dirección de Walter Ferreyra Ramos quien, con el único recurso escenográfico de un banco de estación, logra concentrar la atención del público exclusivamente en el drama de estos tres seres.


Elenco:
Fiorella Fidani, Eduardo Paglieri, Gonzalo Moreno

Equipo:
Asistencia de dirección: Cecilia Torres
Dirección: Walter Ferreyra Ramos
Operación técnica: Alejandra Dziewguc

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