Sombras nada más

Sombras nada más
Luis Benítez
Ediciones Doble Hache, 2012
Novela, 160 pp.

por Rubén Sacchi

¿Qué tienen en común Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Osvaldo Soriano? Salvo que los tres hayan nacido bajo el mismo cielo y se hayan dedicado a la literatura, es difícil hallar otras similitudes. Claro que esa dificultad persiste si los cotejamos en las letras, pero un análisis que trascienda su expresión artística los ubicará, políticamente, en la vereda opuesta al peronismo. Los tres, desde diferentes ópticas, fueron críticos de ese movimiento que, con infinidad de vaivenes, aún atraviesa la escena ciudadana.
¿Por qué hago referencia a estos autores? Porque su fantasma, sin dudas, recorre estas páginas con más de un guiño del autor, y la mezcla sutil de sus climas es posible gracias a la maestría narrativa de Luis Benítez, poeta de la generación del 80 que, de tanto en tanto, derrocha las palabras ahorradas en la lírica para regalarnos una prosa ágil y adictiva, no exenta de un humor ácido que oxigena las situaciones más cargadas de dramatismo.
El maestro Borges aparecerá para abrir y cerrar la historia, una crónica de sangre con un cruce de cuchilleros que incluye ¿casualmente? a un tal Funes. “Aldao cayó de rodillas, sosteniendo todavía eso inútil en la derecha (...) Asombrado se quedó quieto y asombrado se murió”, es un párrafo digno de las cuerdas del Tata Cedrón.
La segunda parte de la historia es todo el andamiaje que sostiene la parábola con que comienza y acaba la novela; allí el existencialismo cortazariano da vida a personajes que danzan al compás de una necrológica: la muerte de Eva Perón, y un país que, a partir de su deceso, será otro, mientras los sueños de millones de argentinos se irán pudriendo, sin la posibilidad de ser embalsamados como el cadáver.
El resto, necesario nexo entre estas dos partes, será una road movie, con protagonistas de la picaresca vernácula, propios de las disparatadas historias que relatara el Gordo Soriano, por esos pueblitos inverosímiles del interior de la provincia de Buenos Aires.
Benítez define la novela como “del peronismo mágico”, concepto que suena a sarcasmo, si pensamos que el protagonista y narrador profesa ideas yrigoyenistas. Como sea, en la trama que urde las historias se entretejen veladas opiniones ­políticas, que el escritor desarrolla sutilmente y permiten una segunda lectura, más profunda e ideológica.

1 comentario:

  1. Querido Rubén:

    Participo al amigo Luis de mi felicitación por tu crítica de su novela "Sombras nada más" en tu blog. Está escrita con la precisión y economía de un poeta y con la objetividad que debería tener todo crítico, y además abunda en pasajes brillantes, como "Luis Benítez, poeta de la generación del 80 que, de tanto en tanto, derrocha las palabras ahorradas en la lírica para regalarnos una prosa ágil y adictiva, no exenta de un humor ácido que oxigena las situaciones más cargadas de dramatismo", o "allí el existencialismo cortazariano da vida a personajes que danzan al compás de una necrológica: la muerte de Eva Perón, y un país que, a partir de su deceso, será otro, mientras los sueños de millones de argentinos se irán pudriendo, sin la posibilidad de ser embalsamados como el cadáver."
    Excelente.

    Les deseo un 2013 en que sigan concretándose los proyectos personales.
    Un abrazo,

    Esteban Lozano

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