Palabras en diálogo
Lectura puesta en acto
Araceli Mariel Arreche
Editorial Leviatán, 2013
Teatro, 166 pp.
por Rubén Sacchi
La creación artística es posible cuando el ser humano rompe las paredes que fue construyendo a su alrededor a lo largo de su vida, y recobra la libertad necesaria e ilimitada para dicho acto. ¿Cómo vuelve a ese estado original de soltura? Quizás regresando a ese estadio maravilloso que es la niñez. No ya por su inocencia, sino por la ductilidad y la búsqueda constantes que la caracterizan.
Los niños, es sabido, aprenden y aprehenden jugando, y a eso se parece el proceso creativo. Tal es el método empleado por Araceli Arreche para la concreción de este trabajo.
Los artistas enrolados en el Surrealismo solían ejercitar una práctica lúdica, a la que llamaban Cadáver Exquisito, esta experiencia arrojaba resultados interesantes. Ellos generaban obras colectivas, que eran el producto de diferentes partes realizadas por sendos autores y luego unidas. El Frankenstein resultante solía ser sorprendente.
Algo de esa práctica tiene Palabras en diálogo, ya que existe a partir de un método de aporte colectivo donde, según palabras de la compiladora, “El autor eligió un material literario no dramático y se lo entregó a un actor. El actor leyó el material y transformó su lectura en un relato verbal para el autor. El autor reelaboró poéticamente el relato de esa lectura en un monólogo breve. El material volvió al actor, y su juego en situación de representación dramática fue abierto al espectador”.
Veinte criaturas son el resultado de iguales cirugías, con un producto más que atractivo. Un trabajo de reescritura que sorprende y es digno de celebrar.
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