Intento poético
José Alejandro Arce
Azahar Ediciones, 2014
Poesía, 68 pp.
por Rubén Sacchi
La poesía puede ser un arma cargada de futuro pero, sin dudas, también es un presente el que se agazapa en ese mecanismo liberador.
¿Cuál es la manera de conjugar la angustia o retener la alegría que escapa a la poetización de la realidad? No la hay. Todos los diferentes métodos de interpretación de la vida que no transitan ese camino, serán sólo máscaras para ocultar nuestra perpejlidad ante el devenir.
Pero la poesía no es un logro, es siempre un intento. Como la búsqueda del vellocino de oro que obsesionó al marino Jasón, el poeta busca la palabra exacta que lo confirme como tal. Persigue la utopía.
José Alejandro Arce realiza aquí su aporte en la permanente exploración de la lengua; la lengua, como única e imperfecta transmisora de sensaciones y vivencias, que el poeta ve como un “ave maldita”, que en su doble función de aclarar y confundir, nos recuerda siempre la condena bíblica de aquellos viejos habitantes de Babel.
Asiendo la metáfora a la que apela el vate, es un proceso similar al orgasmo. Pero como todo acto amatorio, se origina en el conciente concreto y deviene en frenesí hacia otros lugares cerebrales, parajes indómitos para el común de los mortales y sólo apenas más transitables para esos seres que arriesgan sus versos en ese intento permanente de aprehender la vida. Ese sitio en el que se adentran los desesperados e insatisfechos, los locos y los sedientos, ese espacio eterno del que ya no se regresa.
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