Tributo de la sombra
Gustavo Lespada
Paradiso Ediciones, 2013
Poesía, 108 pp.
por Rubén Sacchi
Hay poesía descriptiva, contemplativa, vivencial o épica, la de Gustavo Lespada es ensayística. Interpela al lector y se pregunta a sí mismo. Propone axiomas y los desbarata. Crea teoremas y supone soluciones que siempre quedan a medias en la etapa de la demostración.
Escribe el autor: “poesía es lo que nadie/ espera (de pronto la palabra es/ otra cosa)”, la palabra como elemento metamórfico, transformador, que dice una cosa pero puede significar otra. Un objeto inasible que, sin embargo, posee la capacidad de hacer mutar lo tangible.
En una redoblada apuesta, define la escritura como aquello que da entidad al ser humano, porque el hombre es, a través de la mente, fragua de ideas, “el camino entre el paramecio y dios”, porque la palabra “No ha venido a curar, sino a meter la espada”.
No obstante, encuentra su esencia de bien social, que recrea costumbres ancestrales “compartir la palabra/ como el pan y los peces/ obra el milagro”.
Formas de la sombra: el paso del tiempo, la ausencia, la noche o la falta de luz; la oscuridad de la letra sobre el papel en blanco, pero también la deliberada ausencia de la humanidad, “cuando un niño ay sin pan y sin palabra”.
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