Descalza
Lucila Cornejo
Editorial Vinciguerra, 2014
Novela, 368 pp.
por Rubén Sacchi
Leer Descalza nos retrotrae a aquellas viejas novelas "del corazón", claro que con un lenguaje y un ritmo más actuales. Una familia burguesa, con conflictos burgueses y resoluciones acordes.
Nada escapa al cliché de la definición: pareja acomodada, dos hijos (una pequeña y un varón que juega rugby en Nordelta) y, obviamente, la mucama. El es un exitoso hombre de negocios que se relaja en el golf; ella, un ama de casa insatisfecha, aún en su barrio privado de la zona norte del Gran Buenos Aires, con su paseador de perros, su jardinero, su piletero y un auto para moverse a su antojo. Su pasado es coherente con su actualidad: facultad privada y pocos pero distinguidos novios.
En ese contexto, encuentra un viejo amor. Una especie de gurú posmoderno -que alterna el yoga con la marihuana, la comida gourmet y un piso en Palermo Hollywood- que, a las claras, no será su salvavidas sino el desencadenante que le permitirá un cambio de vida.
Desconozco cuánto de Victoria, la protagonista, hay en Lucila Cornejo, pero debo decir que logró una caracterización del personaje impecable. Los rasgos propios de la posición: el prejuicio de superioridad con la sirvienta, su falta de solidaridad y cierto progresismo cómodo pivotean en su marcado egoísmo. La historia no plantea una ruptura de clase al mejor estilo de Pasolini, tampoco una salida del tipo tragedia shakesperiana, sino que ilustra acerca del laberinto de vivir en un proyecto ajeno para romper con él y entrar en otro de similares características.
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