La selva fría


La selva fría
Silvia Castro
Ediciones en Danza, 2006
Poesía, 100 pp.

por Rubén Sacchi

En La selva fría, la autora nombra su tierra natal. Nacida en Roca, Río Negro, está impregnada del paisaje y la historia patagónica, aunque los vientos la hayan empujado suavemente hasta Buenos Aires.
Cuatro partes componen este volumen; la primera, haciendo referencia a la leyenda del pehuén (o araucaria) apela a lo ancestral, a la generosidad de la Madre Naturaleza que provee lo material y lo intelectual “tu rebaño/ trae a los hombres la lana de la escritura”. Rebosante de figuras mitológicas, donde un perro puede mudar de piel y tiene anillos de serpiente, nos sumerge en una cosmovisión originaria y original.
Los dos capítulos siguientes esgrimen la denuncia de crímenes ecológicos cometidos en nombre del “progreso”, allí donde “la espesura dilata las pupilas” y “el alambre es un reptil de ciudad”, desde la introducción de especies foráneas hasta la explotación minera.
Por último habla de la quila, en un territorio donde se trastocan los valores asumidos, como “el tejido elástico del agua” y, para explicarlo, acude a la sabiduría y paciencia oriental del bambú: “el tiempo se detiene en la madera” y ocupa “60 años entre una floración y otra”.

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