Sólo pido que sea presentable
Mirta Ovsejevich
Ed. Deldragón, 2015
Novela, 120 pp.
por Rubén Sacchi
El libro, es la primera novela de la autora, aunque no su primer trabajo narrativo, ya que precedentemente ha experimentado el guión de largometraje cinematográfico.
De estilo fluido, pinta un personaje interesante: mujer en la cincuentena, hija de familia de tradición judía y posición burguesa, no se le conoce trabajo pero detenta un holgado pasar económico que proviene de la renta que le deja el alquiler de inmuebles. Reside en Las Cañitas y exhibe un buen abanico de frivolidades que van desde una colección de perfumes importados hasta el deambular entre centros de estética y alta costura y, si el nene aprueba, le paga un viaje al Caribe, allí no pierde oportunidad para decir que “en la Argentina las mujeres nos cuidamos mucho, (...) envejecer está mal visto” en obvia reducción del análisis a su clase social. Su entorno es acorde: la felicidad es en función del triunfo económico y su hija adolescente es una consumista compulsiva.
Sin embargo, acepta el devenir del tiempo con estoicismo, rechaza todo tipo de cirugías y tratamientos invasivos, dice: “el espejo es la ciencia al servicio de la realidad”. Su vida amorosa intenta ser independiente, pero encuentra el límite en el mandato paterno, que maneja su vida y pretende arreglar su segundo matrimonio con alguien de la colectividad. A partir de allí, una serie de acontecimientos le ponen sal a la historia y precipitan el final.
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