Quimera de un artista
de Gabriel Devoto
Teatro La
Tertulia
Gallo 826, CABA
Sábados, 21 hs.
por Rubén Sacchi
Sábado a la noche. Para emerger por las escaleras de la
estación Carlos Gardel del subte B debo sortear el bulto informe de una frazada
raída. Debajo, el movimiento insinúa un par de cuerpos, una pierna asomada por el
borde los declara pequeños. A lo sumo, adolescentes. Ya en la superficie, las
luces del shopping contrastan con
quienes cartonean u ofrecen diversos productos, generalmente innecesarios.
Artistas callejeros se mezclan con una bandada de chicos desarrapados que
corren perseguidos por el ulular de una sirena.
Era mi trayecto al teatro para ver Quimera de un artista, basada en la obra y figura del genial
artista británico Charles Chaplin e iba pensando “¿qué puede decirse del viejo Charlie que no se haya dicho?”. La
respuesta estaba allí, delante de mi vista: puede repetirse lo mismo hasta el
cansancio, pues su mensaje sigue vigente frente al paradigma social inmutable
que el capitalismo plantea y profundiza. Hoy, el ingenuo y marginado Charlot,
el pibe con hambre y el fascista megalómano nos observan desde la cotidiana
injusticia.
La obra logra imponer una renovada mirada sobre el popular
payaso a través de la representación de un elenco excepcional. La combinación
de actuación con la proyección de sus escenas fílmicas se produce de manera
impecable, llegando a una fusión que consigue amalgamar los recursos y logra introducir
al público en un clima particular, de época, que retrotrae al momento mágico cuando,
con las monedas ahorradas en la semana, íbamos al “continuado” del barrio a
desternillarnos de risa con un programa de “3 películas 3”.
La obra está muy bien cuidada. Los detalles de
caracterización de los personajes hablan de un gran trabajo de vestuario y
maquillaje. Eso, sumado a la capacidad de transmutarse de los actores en
diferentes personajes, lleva a una dinámica atrapante de la que es difícil
sustraerse hasta el final de la pieza. La escenografía plantea una puesta
sencilla y se nutre de objetos icónicos del artista muy bien reproducidos. Las
luces correctas y un estudiado esquema sonoro completan una labor técnica sin
fisuras que refuerzan la atmósfera deseada.
Gran trabajo del grupo Darabake. Cinco actores de sólida
formación y gran manejo del lenguaje gestual, tan propio del teatro de mimo
como del cine mudo. Los personajes más recordados del cómico británico desfilan
en todo su prodigio: el vidriero de El
Pibe; el obrero de Tiempos Modernos;
el pugilista de El campeón; la florista
ciega de Luces de la ciudad, el
recluta de Armas al hombro o el
dictador de Tomania y el barbero en El
gran dictador, entre otros. Nos recuerdan que aún están en nuestros
corazones y nos aconsejan en palabras de Carlitos “Nunca te olvides de sonreír,
porque el día que no sonrías será un día perdido.
Luego
de la función, mientras el elenco se confundía en saludos con su público,
alguien nos confió al oído que en septiembre habrá dos funciones gratuitas en la Manzana de las Luces. Tendrán
que estar atentos quienes no la vieron, para subsanar esa falencia y quienes
sí, para volver a disfrutar de este gran espectáculo.
Idea: Gabriel Devoto
Actúan: Gabriel Devoto, Daniel Di Rubba, Lourdes Isola, Leila
Loforte, José Zartmann
Vestuario: Mariana Pérez Cigoj
Diseño de luces: Flor de Luz
Multimedia: Maria Eugenia González Choque
Sonido: Federico Martínez
Utilero: Silvina Apfelmann
Entrenamiento corporal: Lucas Maiz
Asistente de producción: Alicia Barreiro
Asistencia de dirección: Flor de Luz
Prensa: Tehagolaprensa
Producción: Darabake Producciones
Puesta en escena: Gabriel Devoto
Dirección: Gabriel Devoto
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