El jerarca
de Igon Lerchundi y Franco D´Aspi
Mimoteatro Escobar-Lerchundi
Defensa 611, CABA
Viernes 21 hs.
Duración: 80’
por Eva Candendo
La primera mitad del siglo XX dio comienzo a un nuevo fenómeno bélico que tomó el nombre de “guerras totales”, porque ya no había un frente de batalla definido sino que se desarrollaba en todas partes, involucrando a la población civil, que fue blanco de bombardeos y persecuciones. Familias enteras huían o se separaban y, sin duda, de todo este horror, los más afectados fueron los niños, por el sufrimiento físico y psicológico de ver su infancia abruptamente interrumpida, sin entender el por qué. Dice Peter Townsed que “un hombre sabe más o menos por qué va a la guerra. Un niño no”. El éxodo forzoso y el exilio fueron dos instancias dolorosas para muchos de ellos durante la guerra civil española, dejando atrás su mundo de afectos. El bombardeo de Guernica, pueblo conocido como el hogar de las libertades vascas, fue la mayor masacre hasta ese momento, y un punto de inflexión en el horror que vendría.
Igón Lerchundi evoca al niño que fue en su descubrimiento de la maquinaria burocrática y feroz de aniquilamiento desatada en ese bombardeo, materializado en la figura del jerarca con su fría crueldad, y su rutina de muerte en su costado más oscuro y abyecto. En monstruosa contradicción, era capaz de disfrutar de la música, que ejecutaba y escuchaba en privado y después cumplir órdenes acatadas porque el sistema lo formó obediente y eficaz en su tarea de exterminio. A pesar de eso rescata en el pueblo los valores de coraje, solidaridad y amistad que lo ayudan en el camino.
La obra hace uso de tres lenguajes diferentes, el oral, el audiovisual y el gestual que potencian la conmoción provocada en cada una de las situaciones. En la piel de personajes tan opuestos, el niño y el jerarca, se pone, en un tremendo despliegue de virtuosismo, Franco D´Aspi. Es excelente su trabajo que pasa del niño de ojos inocentes que cuenta un horror que no comprende, al militar siniestro que se regodea en el mal, que degrada y desintegra creyendo ser un superhombre. El manejo del cuerpo, justo y necesario en la transmisión de emociones y alegre y exacto en el baile. La voz, al hablar y cantar, los gestos y la mirada precisos para conmover, sacudir y emocionar. La dramaturgia y la dirección de Igón Lerchundi son excelentes, sin fisuras, y ratifican una vez más el talento de este pionero del arte del mimo. Pone de relieve los valores éticos de solidaridad y lucha, tan necesarios en aquellos tiempos como en estos, con un impecable trabajo artístico, de infrecuente calidad, con una puesta austera y un juego de luces muy acertado.
Ficha Técnica:
Actuación: Franco D´Aspi
Diseño sonoro: Mariano Abrate
Realización de escenografía: Darío Tarasewicz
Preparadora vocal: Mónica Puente
Asesoramiento en danza vasca: Iñaki Galardi de Lescano y Juan Martín Vicente
Máscara y accesorios de vestuario: Alfredo Iriarte y Gabriela Guastavino
Diseño gráfico: Javier Choi y Federico D´AspiLuces y sonido: Stefany Briones Leyton
Dirección: Igón Lerchundi
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