Enamorarse es hablar corto y enredado
De Leandro
Airaldo
Nün Teatro-Bar
Ramírez de Velazco 419, CABA
Jueves 21 hs.
Duración: 50’
por Rubén
Sacchi
La plaza del pueblo reúne en un banco dos
universos. Uno, el del campo, representado por Pedro; el otro, el de la ciudad,
expresado por la joven Ana.
Nada sabemos de cómo llegaron a encontrarse allí. La mezquina información no
permite que atendamos más que a ese encuentro de soledades. Ellos tampoco
conocen nada el uno del otro, pero
hay un punto en común -siempre lo hay- del que se dispara la maravilla de las relaciones humanas: una pequeña mariposa
que los sobrevuela.
La
obra, a grandes trazos, tiene dos puntos de observación. El del cuadro, donde
no puede esperarse más que lo que pueden ofrecer dos personas sentadas en un
banco a la sombra de un árbol, termo y mate en mano, y que no se mueven de allí
en toda la función. La riqueza está en lo que subyace, donde la potencialidad
de dos excelentes actores debe dar fuerza a ese proceso interior que conecta a un
individuo con otro, genera un clima pregnante y un interés que crece en esa
aparente estática en tensión con el deseo común de los personajes. El conflicto
se ve reflejado en la incapacidad de todo lenguaje de poner en palabras lo que
pasa por la mente del orador. En este último tópico desarrolló Airaldo una
particular dramaturgia, que convierte el hecho cotidiano y universal en una
pieza artística.
Homenajeando
al título, los diálogos son pequeños pases de balón que cada protagonista toma
y devuelve. En algunos momentos, lo detiene un instante viendo cómo jugarlo
mejor, en otros sólo reacciona con un rebote, como para sacárselo de encima
como una papa caliente. El enredo es propio de quien necesita disimular lo evidente,
juega al doble sentido y echa mano a cuanto artilugio verbal conoce, lo que
genera un hilván humorístico que recorre el trabajo de manera relajada y rompe
con el estereotipo de la ignorancia del hombre de tierra adentro en cuestiones
filosóficas o metafísicas.
La
escenografía sencilla se adapta a lo necesario, con el agregado de un piso
giratorio que permite suponer, en las sucesivas vueltas, quizás el paso del
tiempo. El sonido acompaña, y a veces refuerza, la atmósfera humorística,
mientras que las luces hacen lo suyo correctamente, al igual que el vestuario.
Enamorarse es hablar corto y enredado formó parte y fue
ganadora del Torneo de Dramaturgia Transatlántico Argentina vs Cataluña, dentro
del Festival Temporada Alta, en el Teatro Timbre 4. La obra es un claro ejemplo
de lo que decía Jean-Paul Sartre: “para que el suceso más trivial se convierta
en aventura, es condición necesaria y suficiente contarlo”.
Para quienes tomen mi recomendación, van dos
plus insoslayables: a la salida, cada asistente recibe un mini paquete de yerba
agroecológica, para degustar el mate tal como Ana y Pedro. También ellos, ya fuera
de su personaje y en la despedida, se preguntan con el público, al igual que
este cronista: “¿Dónde está Santiago Maldonado?”.
Ficha técnico artística
Actúan: Soledad Piacenza y Emiliano Díaz
Escenografía: Miguel Nigro
Iluminación: Luciana Giacobbe
Música y diseño de sonido: Silvia Vives
Vestuario: Alicia Macchi
Diseño: Nadia Estebanez y Verónica López
Realización de escenografía: Manuel Escudero
Asistencia de dirección: Nadia Estebanez
Producción: Nadia Estebanez
Dramaturgia y dirección: Leandro Airaldo
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