Quiero tener todas las noches esos sueños

Quiero tener todas las noches esos sueños
Mirta Ovsejevich
Ediciones Deldragón, 2018
Novela, 84 pp.

por Rubén Sacchi

Aparecida en simultáneo con su otro trabajo, Gstaad, 1996, esta nouvelle de Ovsejevich es mucho más intimista, como contada en voz baja.
Se estructura inteligentemente como un diario íntimo víctima de un fuerte viento que hubiera revuelto sus hojas y que, al compaginarlas, el escriba hubiese mezclado algunas de ellas.
Cada entrada, la protagonista denuncia tener cierta edad, pero esa suerte de entrecruzamiento la lleva y trae, ora hacia el pasado, ora hacia el futuro, y es el lector quien va componiendo el itinerario correcto.
Los saltos suelen darse dentro de una misma franja generacional, recurso que nos lleva a ir insertando vivencias hasta afirmar una etapa.
En la historia se intuye un gran componente autobiográfico y otra buena dosis de fantasía, aunque describe una vida posible, quizás una proyección de la propia hacia una longevidad apacible. Deseo de la gran mayoría de los mortales.
Hacia la llamada tercera edad, los saltos son hacia adelante, a veces bruscos, como si los años viniesen en alud. No hay retroceso que los frene en su carrera. Entonces, la autora apela a ese comodín que sabemos que está en el mazo y puede salvarnos la partida. Esa carta mágica son los recuerdos, para Mirta vienen en forma de sueños.

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