El convite de Lola Mora


El convite de Lola Mora
Amanda Patarca
Deldragón, 2008
Teatro, 114 pp

por Rubén Sacchi

La imagen de Lola Mora apoyada en la balaustrada que da al río y una voz que dice: “Cada tanto vuelve. Recorre los lugares en donde desplegó su vida”, dan comienzo a esta pieza de teatro que, a través de un ágape imaginario, expone la imagen de esta mujer de carácter y creatividad notables, atributos ambos que parecieran estar moldeados con la consistencia del mismo material pétreo que usaba para sus figuras.
El banquete, al que Lola ha convocado para dar paz a su alma (o para reafirmar su inmortalidad) cuenta con la presencia de disímiles invitados, media docena de personajes que marcaron su vida. La nómina, a la que fueron cursadas tarjetas escritas con sangre, incluye a Baldomero Fernández Moreno, Gabriel D’Annunzio, Julio A. Roca, María Magdalena, Luis Hernández Otero, su ex esposo, y al mismísimo Demonio, quien no fue convocado directamente pero que, mediante un artilugio, se coló en la reunión.
El texto junta buena prosa con una visión personal de la historia íntima de la artista, pero resulta demasiado benigno con la figura de quien estuvo a cargo del genocidio aborigen, mal conocido como Conquista del Desierto.

1 comentario:

  1. Estimado Rubén Sacchi: Te escribo para informarte que de manera impensada llegue a su impresionante blog “Desmenuzarte mejor” cuya excelencia comprobé leyéndolo detenidamente. Te felicito. Pero eso no es todo lo que quiero decirte. Inmersa entre sus páginas me enteré de la crítica inteligente (es decir: intelectualmente constructiva) que el 21 de marzo de 2011 le hiciste a mi libro de teatro “El convite de Lola Mora”. Por eso, hoy mismo, me propuse y aquí estoy, agradeciéndote, rápida y cordialmente, esa manera no utilitaria de exponer tu excelente profesionalismo y por sobre todo, la redacción de ese artículo. Te envío, desde Arrecifes, lugar en donde vivo, mi saludo cordial y mi mano tendida. Amanda Patarca

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