La ojera de las vanidades
Norma Etcheverry
Ediciones Hespérides, 2009
Poesía, 64 pp.
por Rubén Sacchi
Desde el principio, el poemario de Norma Etcheverry se autodefine, se intuye al leer: “buscar se parece a nada/ pero buscar siempre es mejor/ que morir de sed”. Versos que definen un estilo inquisidor de su yo más profundo y ese aparente sinsentido, esa búsqueda perenne es, ni más ni menos, la utopía.
En un juego de palabras emparenta la hoguera con la ojera. En la pira ficcional de nuestros días, arden arrogancias que son nada si ni siquiera encontramos el sentido de la vida. La poeta lo busca, aunque sospeche que la empresa está condenada al fracaso; detiene los instantes para dejar avanzar el tiempo mas no el espacio, ese donde el ser querido aún estaba a su lado.
El poeta Sergio Rigazio, escribió: “Hoy, hay que partir de una lengua enferma, oxidada de recitar de memoria un alfabeto desarticulado y desprovisto de vida. Y por más que se le retuerce el pescuezo, por más que se le abre el vientre como a un pescado, ‘sucede casi siempre decir lo que no se siente’”. Eso, quizás, es lo que sintió la poeta, la vanidad de un lenguaje anquilosado que debe refundarse, para echar algo de luz sobre la existencia.
"...en la pequeña imperfección que muestra el vapor de la mañana ¿dónde está escrito el futuro del día?...", el valor de cada palabra traducida en sentimiento, o al revés, ya casi no podemos en sus poemas distinguir una cosa de la otra
ResponderEliminarHermosa y merecida apreciación. Saludos.
ResponderEliminarqué bueno
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