ylumynarya


ylumynarya
Julián Axat
Libros de la Talita Dorada, 2008
Poesía, 68 pp.
por Rubén Sacchi

En la carrera cinematográfica se enseñan cuestiones de la física referentes a la luz. Entre ellas, que lo que vemos no son los objetos, sino la luz que reflejan.
Ese punto de la ciencia lleva directamente a la filosofía, donde cabe preguntarse ¿los objetos son en sí mismos o existen en función de la luz? Bajo ese interrogante, podemos concluír que todo lo que no lleva luz a nuestros ojos no existe.
En esa línea de pensamiento, bien se podría aseverar, entonces, que un desaparecido no existe pero, sin embargo, su presencia se siente como algo enorme sobre nuestras vidas.
Esta disyuntiva y esa carga es la que arrastran los versos de Julián Axat a través de un lenguaje libre de esquemas y ataduras, pero encadenado a una historia que deja entrever a cada instante,
como un fantasma insoluble.
De fina factura, logra referir el dolor de su lírica bellamente, aunque no la despoja de una rabia que, expuesta de manera eficaz, le da fuerzas y, a la vez, una buena dosis de crudeza.
La parábola cierra con Julio López y sentencia que “el terror puede cortar el espacio y el tiempo de tal forma/ que el cuerpo y la voz -a distancia- coincidan/ coronados en un sueño demasiado real”.

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