La poesía del compromiso


Obra poética completa 1959-1977
Roberto Jorge Santoro
Ediciones Razón y Revolución, 2008
Poesía, 672 pp.

por Rubén Sacchi

“Desde un pasado reciente, acudir a la memoria, recordarla, encenderla o mencionarla se ha vuelto sospechoso, ofensivo, imprudente, porque el pasado y su relación con nuestra historia individual y colectiva amenaza la fragmentación, que es una de las metas de supresión que, sin decirlo expresamente, hospeda en el discurso único. La invención del fin de la historia, para que el educador nos desaparezca la realidad, las construcciones de la realidad, y de la realidad misma como por arte de magia”.
Este párrafo formó parte de las palabras que el escritor José Antonio Cedrón dijera en la presentación de la Obra poética completa 1959-1977 de Roberto J. Santoro en la última Feria del Libro de Buenos Aires y refleja una hecho tan triste como real.
Demasiadas de las nuevas propuestas literarias, abundan en un estilo que yo llamaría umbilical. Muchas palabras, gran erudición abordando temáticas diversas, pero carentes de sentido social, alejadas de la problemática del tiempo que les tocó transitar y prisioneras de esa terrible fuerza centrípeta que gobierna hoy el universo humano: el ego. La transgresión pasó a ser meta en sí misma cobrando significado en inversa relación a la pérdida de significante.
En tiempos de vaivenes y juegos de cintura, hablar de Santoro hoy es hablar de coherencia, del poeta, del preceptor de escuela, del militante político y gremial no en compartimientos estancos, todo en uno, en esa fabulosa síntesis de lo que suele llamarse un revolucionario.
Esta obra reúne una triple valía: primeramente literaria, porque la calidad de la poesía de Santoro, alma mater del mítico grupo Barrilete, es de indiscutible calidad. Maneja un lenguaje preciso cargado de imágenes, que propone la histórica disyuntiva de todo humanista -maravillosamente referida por Damián Sánchez en la Canción de la flor y el fusil- una paz de cementerio o la violencia revolucionaria: “y entonces para qué seguir gritando si hay algo como muerto / si ya es casi lo mismo traer la mano dulce / que un fusil amarrado contra el puño?”. En segundo lugar histórica, porque agrupa en un volumen la totalidad de sus trabajos, éditos e inéditos con anotaciones que la ubican temporalmente y brinda la posibilidad de acceder a uno de los exponentes de las letras de nuestro país en un período que fue sistemáticamente ocultado y hasta negado. Por último, tiene el mérito de la justicia, la que proporciona el rescate de la memoria, de la que privaron al cuerpo del poeta que aún permanece desaparecido.
Roberto Santoro no era inocente. Sabía perfectamente lo que hacía cuando escribía y lo supo también cuando se sumó a las filas del PRT-ERP a través del Frente Antiimperialista de Trabajadores de la Cultura. Todo lo hizo con la generosidad que caracterizó a esa generación y, además de su ejemplo, dejó los versos que hoy vuelven a elevarse como un luminoso barrilete.


Arriba los bonetes

los grillos señor
arriba los bonetes
yo quiero un cascabel para medir sonrisas
que no haya veneno en la palabra
que no haya burla
ni dolor cansándonos los ojos
yo quiero una bandada de chirolas
serpentina tejiéndome los dedos
tintirintines

arriba los bonetes
yo quiero la alegría.

de Oficio desesperado (1962)


Currículum

dirán de mí
era débil
no lo pudo matar a dios del primer tiro
anduvo por el continente perdido de la
tristeza
como un perro sin patas
pero dirán de mí
todavía está entero
atraviésenlo con inmoralidades
es la única manera de que muera

Inédito, 10 de mayo de 1973.

2 comentarios:

  1. Estimado Rubén Sacchi: las palabras de Cedrón dicen con precisión el momento y lo que se espera; estuve en la sala y me pareció el mejor homenaje a Santoro.
    Gracias por compartirlo, Olga Marta Ascensio (La Plata)

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  2. Gracias a vos, Olga, por el cálido comentario. Hay quienes tienen, amén del don de la palabra, la justeza en la expresión; José Antonio es uno de ellos.

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